Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros.
“Corrida de aficionados”
En tarde desapacible y algo ventosa, el coso venteño registró una entrada de 9.414 espectadores según la empresa. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del escritor peruano, Mario Vargas Llosa, fallecido recientemente. El ganado no defraudó y la mediocridad de la terna no estuvo a la altura que requería su lidia. El primero fue aplaudido en el arrastre. El sexto tuvo una muerte brava, con la cabeza hundida en el albero y manteniéndose a la vida con los cuartos traseros.
Terna:
Rafaelillo: De grana y oro. Estocada caída y atravesada y descabello. Silencio. En el cuarto estocada habilidosa y dos descabellos. Silencio respetuoso.
Juan Leal: De verde y oro. Estocada desprendida tirándose por derecho. División de opiniones cuando saluda. En el quinto pinchazo bajo y tendido tras aviso, lo arrolló su enemigo y lo mantuvo unos segundos colgado del pitón, hecho que causó unas escenas impresionantes en los tendidos. Estocada desprendida. Vuelta al ruedo tras petición minoritaria a la voluntad y entrega.
Francisco de Manuel: De fucsia y azabache. Pinchazo hondo arriba. Y dos descabellos, uno tras aviso. Al animal le costó humillar. Silencio. Estocada arriba. El toro tuvo una muerte brava, manteniéndose a la vida apoyado con los cuartos traseros. Al intentar apuntillarlo volvió a levantarse y tuvo que descabellar el matador tres veces. Silencio.
Presidente: D. Ignacio San Juan Rodríguez.
En el quinto el presidente no atendió la petición del público que solicitó un trofeo, poniendo una tarde de seriedad en el palco presidencial.
SUERTE DE VARAS:
El ganado se mereció otro trato por parte de los montados, estos dieron otra tarde de castigo a la fiesta. Al primero José María González le arreó en las tres entradas que hizo al caballo. Continúan tapándoles la salida y haciendo la carioca como ocurrió en el cuarto. El quinto fue castigado en la paletilla y aunque rectificó, se enceló en el peto y a la cuadrilla le costó sacarlo del caballo. El presidente permitió que el primero, quinto y sexto acudieran tres veces al picador y los toreros trataron de ver a los toros en el caballo colocándoles de largo.
CUADRILLAS.
En el sexto la cuadrilla de Francisco de Manuel dio un sainete en el tercio de banderillas. Tuvieron que pasar cinco veces por la cara del toro para dejar cuatro palos. En el primero Raúl Ruiz se lució durante la lidia. En el cuarto estuvo muy aseado en el tercio de banderillas.
TORO A TORO
1º Barberito: N.213. 567 kg. Castaño. En la primera vara fue castigado trasero y empujó en el peto sin fijeza. En la segunda se dejó pegar y el piquero le arreó con saña. En la tercera se arrancó de largo y el picador se limitó a sujetarlo pero hundiendo casi las cuerdas.
2º Genovés. N. 214. 558 kg. Negro. En la primera entrada al caballo empujó en el peto y el montado le tapó la salida. En la segunda lo puso de largo pero tuvo que cerrarlo, el picador se limitó a marcar el castigo. El animal perdió las manos.
3º Saltillo. N. 217. 559 kg. Negro salpicado. Empujó en la primera entrada pero el picador midió el castigo. En la segunda vara el toro se arrancó de largo y el picador se limitó a sujetarlo.
4º Bello. N. 288. 568 kg. Negro. En la primera entrada acudió suelto, y picador se agarró trasero con carioca incluida y castigándolo. En la segunda se arrancó de largo y se dejó pegar con fijeza.
5º Camarito. N. 448. 599 kg. Negro. En la primera vara lo castigó en la paletilla, rectificó, el toro se dejó pegar y se enceló en el peto. A la cuadrilla le costó sacarlo del caballo. En la segunda el montado se limitó a marcar el castigo. En la tercera entrada tardó en arrancarse y de nuevo fue castigado en la paletilla. Se volvió a encelar en el peto.
6º Gitanillo. N. 307. 604 kg. Negro bragado axiblanco. Le arreó el piquero en la primera entrada y el animal se dejó pegar. En la segunda marró y rectificó, le tapó la salida y se repuchó. En la tercera fue castigado trasero y no se empleó.
CRONICA:
La terna no estuvo a la altura que exigió el ganado. Rafaelillo, torero que ha mostrado en su carrera ese poder muleteril con ganaderías exigentes, se dejó ir sin torear a su primero. Al recibirlo de capote el animal mostró poca codicia, pero con la muleta y después de someterlo por bajo, terminó lo que estaba dispuesto a ofrecer. En el toreo con la derecha el toro se desplazaba con nobleza, el torero algo tuvo que ver en él que los aficionados no vieron. Se mostró desconfiado y si sitio. Lo intentó al natural pero su enemigo se quedaba corto y la muleta del torero anduvo a la misma altura. En el cuarto al recibirlo de capote el toro se defendió. Con la pañosa comenzó con el toreo al natural, pero ofreciendo a la concurrencia trapazos y mostrando el mismo signo que en su primero, una desconfianza que extrañó a los aficionados. Como por el derecho su enemigo no tenía un pase, decidió tomar el acero y abreviar.
Al primero del lote de Juan Leal, le costó fijarlo, salía suelto de los capotes. Con la muleta lo recibió dándole distancia y con el viento como espectador. El animal no tuvo recorrido por el derecho, lo intentó al natural tirando del toro sin mover la femoral. El torero francés puso todo en su empeño de triunfar. Volvió a intentarlo por el pitón derecho pero sin lograr el lucimiento. Su enemigo no daba para más, el torero puso la voluntad, la pesadez y el tremendismo. Al quinto lo recibió de hinojos frente al portón de los miedos. El toro se le paró en el embroque, hizo hilo con el torero y lo arrolló sin consecuencias después de una alocada carrera tratando de librarse de la cornada. Con la muleta comenzó la faena dándole distancia, pero el animal estaba encelado en el burladero de toreros y tuvo que desistir en su empeño. Lo recibió en querencias intentando sacarlo a la segunda raya de picadores, pero el toro tenía mucho que torear, calamocheaba lo que aumentaba su exigencia. El francés no se acopló a las exigencias de su enemigo. Por el pitón izquierdo el toro descolgaba más, consiguiendo algún muletazo citando al pitón contrario y manteniendo la emoción en los tendidos. Prologó la faena aunque su enemigo no tenía nada más que ofrecer. Al entrar a matar lo enganchó y lo mantuvo colgado durante un tiempo que fue eterno para los que estábamos en los tendidos. Dolorido continuó con la lidia y volvió a entrar a matar. El público solicitó un trofeo pero el presidente con criterio, lo negó.
El primero de Francisco de Manuel le empujó de salida y tuvo que sacárselo para fuera. Al comienzo de faena el viento lo dejó al descubierto y casi le da un disgusto. Ofreció una primera tanda de derechazos templados. Fue lo único destacado de su labor. Le costaba acoplarse a su enemigo. Cuando lo intentó al natural el toro perdió el equilibrio y lo tuvieron que levantar los toreros de plata. Se limitó a pasarlo por la muleta pero sin ninguna transmisión a los tendidos. En el sexto no ofreció nada interesante con el capote y con la muleta lo sometió por bajo. Lo intentó al natural pero el matador anduvo al margen de su enemigo, sin mando, le tocaba la muleta en todos los pases mostrando una inseguridad evidente. Lo mejor de la faena fue que abrevió tomando el acero. El toro tuvo una muerte brava.
Lo dicho, el ganado mereció otra lidia.
©Pepeíllo.
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