jueves, 3 de julio de 2025

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo.

Novillada nocturna.

“La lluvia estropeó el espectáculo”

Segunda novillada nocturna, “Cénate Las Ventas”, donde se lidiaron reses de Sagrario Moreno que hacía su presentación en el coso venteño. Ante 9794 espectadores, tres matadores representaron a tres países distintos, España, México y Perú. El ganado vino bien presentado, y el sexto era un toro, de figuras, claro, pero un toro. A pesar que los dos primeros blandearon, el ganado en líneas generales no defraudó, aunque adoleció de falta de casta y exceso de nobleza. El quinto puso en bandeja el triunfo del torero, pero... La lluvia se hizo presente en el segundo y fue apareciendo intermitentemente durante toda la corrida, desluciendo con ello el festejo y también las hojas donde tenía mis notas.

Terna:

Fabio Jiménez: Marino y oro. Estocada desprendida entrando sin colocar. Tímidos aplausos. Estocada entrando fuera de cacho que valió. Silencio.

Bruno Aloi: De celeste y oro. Estocada en dos tiempos tras un pinchazo que perdió el equilibrio y quedándose en la cara del toro. Saludos. Estocada desprendida. Aplausos y saludos desde el tercio. Intentó dar la vuelta al ruedo, pero parte de los tendidos lo frenaron en seco.

Pedro Luis. (Presentación): De azul pavo y oro. Estocada baja y atravesada. Silencio. Pinchazo hondo y cuatro descabellos. Silencio.

Presidente: D. Roberto Gómez Guillén.

En el primero el presidente mostró poco interés por el tercio de varas. Cambió el tercio sin estar el novillo picado, seguramente para evitar que rodara por la arena dada su escasez de fuerzas. A mi entender lo tenía que haber devuelto.

Suerte de varas:

Después que los novillos cumplieran en el caballo, los picadores no anduvieron a la altura. Continúan realizando una labor infame, tapándoles la salida y picando trasero, cuando no, en los bajos.

CUADRILLAS.

En el sexto llevó a cabo una excelente labor el torero de plata Jairo Pavón. El animal fue complicado para su lidia, primero para intentar pararlo y segundo para colocarlo en suerte en el caballo. En este toro se lució la terna en banderillas.

TORO A TORO

1º Presumidito: N. 15. 481 kg. Colorado. En la primera entrada al montado recibió un castigo en los bajos, el animal derribó ante la inoperancia del picador. En la segunda lo metieron debajo del caballo y no fue castigado.

2º Zapador. N. 45. 484 kg. Castaño. En la primera vara derribó al caballo y en la segunda el piquero la dedicó a marcar el castigo.

3º Falsete. N. 5. 480 kg. Castaño bocidorado. Fue castigado duramente, trasero y barrenando, hecho que fue criticado por los aficionados. En la segunda a pesar de no castigarlo, marcó trasero y aunque el novillo se enceló en el peto, el picador no levantó la puya. Es costumbre estos hechos en esta estirpe de despiadados montados.

4º Exaltado. N. 3. 472 kg. Castaño bragado meano Lo castigó bajo y encima le tapó la salida. En la segunda entrada lo castigó trasero.

5º Barbanero. N. 32 478 kg. Negro listón. En la primera ocasión que tuvo de entrar al montado, fue castigado trasero y en los bajos. En la segunda la vara cayó trasera pero no lo castigó. Se apiadó de su enemigo, pero quien se apiadará del piquero.

6º Carpintero. N. 48. 538 kg. Colorado bragado axiblanco. No le llegó a gustar este juego al novillo y el piquero tuvo que traspasar las líneas de picadores para poderlo picar. En las dos entradas el animal se dejó pegar.

CRONICA:

Cómo dije al principio, la lluvia fue un enemigo para mis notas, decidí bajarme al tendido y abandonar mi protegido abono de la andanada y el agua, bendita agua, dejó en papel mojado parte de las notas de lo ocurrido en el ruedo. Aunque este escrito no refleje todo lo ocurrido en el ruedo, nadie podrá decir de contar hechos que no ocurrieron.

Vamos a lo nuestro. El sexto fue un novillo con trapío, pero su comportamiento distó mucho de lo que mostró en los primeros lances. En principio nos hizo abrigar esperanzas de ver un novillo encastado, pero según transcurría la lidia y la lluvia, fue un espejismo. Pedro Luis lo recibió de hinojos frente a toriles. El toro le costó entrar al caballo y el picador tuvo que meterle el peto casi en los belfos. La lidia me recordó tiempos pasados donde los toreros de plata recibían a los toros a la vez que el matador de turno observaba las evoluciones del animal. Ayer ocurrió este hecho, Jairo Pavón, estuvo presente durante la lidia de los dos primeros tercios y con eficacia. En la faena de muleta el torero peruano sacó a su enemigo a los medios, mostrando con ello decisión y valentía, pero el animal que creíamos lleno de casta, se rajó en los terrenos donde debió mostrar todo su poderío. Lo cerró un poco y estuvo valiente el de Acho, citando continuamente al pitón contrario, pero “el toro con más trapío que los del Juli”, claro, no quiso pelear. En eso quedaron las esperanzas de los aficionados presentes, que ni la lluvia, por ser la lluvia, pudo desplazarlos de sus asientos. En su primero, tercero de la noche y después de recibirlo frente a toriles, no le regaló un muletazo al peruano, al contrario, le presentó dificultades que el torero tuvo que solventar como buenamente pudo.

El primero de la tarde correspondió su lidia a Fabio Jiménez. Al recibirlo de capote el animal se desplazaba por ambos pitones, pero al mostrar la escasez de fuerzas, toda la ilusión se vino abajo, supongo que la del torero y la de los aficionados. Con la muleta lo recibió con pases por arriba, someterlo por bajo se quedaría sin novillo. Se limitó a pasarlo por ambos pitones pero su labor no permitió que los presentes dejaran de comer pipas. Solo el autobús mostró interés en calentarse las manos. El comportamiento del cuarto fue muy diferente. El animal con querencias a tablas y defendiéndose durante toda la faena de muleta, el torero no encontró los recursos para hacer frente a las dificultades que le presento por ambos pitones Exaltado.

Por el lado de Bruno Aloi, el segundo de la tarde solo mostró presentación, blandeó y cuando llegó a la muleta el torero mejicano solo pudo mostrar maneras delante de la cara de su enemigo. En el quinto lo recibió de capote con gusto, meciendo el percal a la vez que llevaba al novillo encelado en el engaño. Cuando los clarines marcaron el último tercio, Bruno Aloi no encontró el sitio que le correspondía en el albero, no ofreció la lidia que demandaba Barbanero, su nobleza y entrega en la muleta mereció otro trato por parte de torero, dejándose ir al desolladero un novillo con las orejas puestas. Se acordará el torero de este animal, y los aficionados también.

©Pepeíllo.