sábado, 15 de septiembre de 2018

Plaza de toros de Aranda de Duero

Cuarto festejo de las fiestas patronales 2018. 

“La mansedumbre y la nobleza copa la tauromaquia” 

Ganadería 

Se lidiaron cinco toros de los anunciados de Victoriano del Rio, y uno de Salvador Domecq lidiado en segundo lugar. El primero, tercero y quinto de justa presentación. El ganado adoleció de cara. El primero y sexto sacaron algo de casta. Mansos en general y justos de fuerzas salvo primero y sexto, con exceso de nobleza en la muleta. Al quinto se le dio la vuelta al ruedo. 

Terna: 
  • Antonio Ferrera De celeste y oro. En su primero estocada casi entera, trasera y atravesada. Bronca. Pinchazo y estocada trasera y desprendida, tras aviso. Silencio. 
  • Juan Bautista: De azul cielo y oro. Estocada baja en la suerte contraria y descabello. Silencio Estocada trasera de efecto inmediato. Dos orejas. . 
  • Álvaro Lorenzo. De rosa y oro. Pinchazo, bajonazo que hace guardia y estocada caída que vale. Saludos desde el tercio. Pinchazo sin soltar y estocada caída y trasera tras aviso Oreja. 
Presidente: 

Concedió la vuelta al ruedo al quinto por decisión propia, y dio las dos orejas sacando los dos pañuelos al mismo tiempo sin esperar a que el público se manifestase. En el tercero cambio el tercio de banderillas con solo tres palos, saltándose a la torera el reglamento. 

Cuadrillas y otros: 

.Montoliú destaco en la lidia del primero y su compañero de cuadrilla colocó un tercer para aguantando la acometida del encastado animal. En el sexto el subalterno puso un buen par de banderillas y debió desmonterarse, pero su matador no debió enterarse. 

La suerte de varas la liquidaron, como es habitual, con una entrada al caballo. El primero salió huyendo al sentir el hierro y la cuadrilla lo dejó ir al picador de reserva que le zurró la badana tapándole la salida. 

Comentarios: 

Antonio Ferrera se encontró en su primero a un toro con algunas complicaciones y no quiso o no pudo entenderlo. Los presentes no entendieron el mensaje del torero y le ofrecieron una sonora bronca, que supongo que el torero entendería el mensaje. Una cosa es lidiar a un manso que no permite ponerse bonito y otra inhibirse en la lidia, y eso fue lo que entendieron los espectadores. Supongo que cada uno tendría sus argumentos, pero hay una diferencia, el torero cobra por su actuación y el espectador paga por presenciar una faena, sea cumbre o mediocre, pero nunca que se sienta que le han tomado el pelo. El cuarto fue un animal escaso de fuerzas y el torero se limitó a cuidarlo sin bajarle la mano ya que cuando lo hacía rodaba por la arena. Es el toro del siglo XXI, y los ganaderos ponen todo el empeño en que así sea y cuando salen al ruedo, los espectadores regalan los trofeos a los toreros que se enfrentan a ellos y los aficionados abandonan los cosos defraudados de tanto engaño y fraude. A la poca fuerza del cuarto hay que añadir la excesiva nobleza, pero en esta ocasión el público entendió el mensaje y prolongó la merienda más tiempo, pero se guardó las protestas para otra ocasión, regalándole un sonoro silencio. 

Juan Bautista es un torero de cierto empaque y en él no valen las medias tintas, ni sabe engañar a los espectadores ofreciendo un toreo barato. En su primero se encontró con otro inválido que cuando lo sometía perdía las manos. Lo pasó con la derecha sin pena ni gloria, ya que el animal se defendía y el torero llenó el ruedo de desconfianza. Decidió tomar el acero y aliviar a los aficionados presentes de la mala imagen que estaba ofreciendo el animal a la tauromaquia. En el quinto y como presagio de despedida, decidió tomar los garapullos e invitó a su compañero Ferrera a parear, pero no estuvieron acertados. Ya con la muleta en la mano y después de brindar el toro a Ferrera sentados ambos en el estribo de las tablas, que hizo recordar tiempos pasados, decidió gustarse toreando y casi lo consigue. Se encontró con un buen toro en la muleta pero que en varas había recibido un picotazo que el picador debió de pedir disculpas. El matador toreó con gusto, al natural con ambas manos, clavando el estoque simulado en la arena. Fue una faena emotiva y los aficionados disfrutamos el arte que desgranó de los vuelos de su muleta.. El presidente le dio las dos orejas y mostró el pañuelo azul. 

El primero de Álvaro Lorenzo fue el único toro que empujó con fijeza en el caballo, pero el piquero le tapó la salida, haciendo un esperpento de esta bella suerte, donde el aficionado recibe los datos sobre las condiciones del animal, pero visto lo visto o deben quedar muy pocos aficionados o es que se han vuelto conformistas en esta plaza. Ya con la pañosa en la mano el torero ofreció dos tandas de derechazos templados y una aseada en el toreo al natural. El toledano se mostró se mostró con sitio y firme en su toreo y el animal no se cansó de embestir metiendo la cabeza como fiel carretón. El sexto mostró algo de casta y fue exigente con el torero y a pesar que estuvo por encima del matador, éste no le perdió la cara en ningún momento, hecho que le valió cortar una oreja a su enemigo. 

No dio para más la tarde.. 

©Pepeíllo.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Plaza de toros de Aranda de Duero. 

Segundo festejo de las fiestas patronales 2018. 

“El tercero tapó la vergüenza ganadera” 

Ganadería 

La ganadería anunciada en los carteles era de García Jiménez, pero lo que apareció por toriles no fue lo anunciado. No caí en el detalle de dar un paseo por la plaza por si había algún cartel que anunciara los cambios de ganado, pero lo que salió por toriles fue lo siguiente: 1º, 2º, 4º de la ganadería de Peña de Francia, 3º de la ganadería de Olga Jiménez Fernández, del mismo encaste, 5º de Salvador Domecq y 6º de García Jiménez. Todos de la misma procedencia, Domecq en sus distintas variantes En una palabra, una autentica limpieza de corrales. Salvo el tercero que fue un torazo y un manso encastado, los demás blandos, descastados, sin cara, rayando la vergüenza de echar por toriles toros sin un mínimo de trapío aunque se lidiasen en una plaza de tercera, ya que el público que acude a ellas también paga su localidad. 

Terna: 
  • El Fandi De añil y oro. En su primero media estocada caída y trasera. Oreja de regalo. En el cuarto estocada algo trasera. 2 orejas. 
  • Miguel Ángel Perera: De verde y oro. Bajonazo de juzgado de guardia al segundo de la tarde. Saludos tras petición. En el quinto pinchazo bajo y estocada caída. Oreja muy discutida. . 
  • Morenito de Aranda. De catafalco y plata. En el tercero dos pinchazos y estocada que vale. Saludos. En el sexto estocada desprendida que le valen 2 orejas. 
Presidente: 

A pesar de su excesiva generosidad en la entrega de trofeos sin petición mayoritaria, en el segundo no cayó en la corriente triunfalista que sacó a relucir el público, pidiendo un trofeo para Perera después de un bajonazo infame En el tercero se equivocó al cambiar el tercio con una vara. Respecto a la elección del ganado ningún aficionado, por muy generoso que sea, vería con buenos ojos lo que se lidió en esta corrida. Supongo que el presidente tendría alguna justificación para permitirlo. 

Cuadrillas y otros: 

La plaza registró media entrada. Como viene siendo habitual, la suerte de varas prácticamente no existió. Una entradita al caballo para justificar la suerte. El cuarto no llegó ni a sangrar. El tercero, un animal con trapío que trasmitió emoción a los tendidos, acudió al caballo y el piquero se durmió en los laureles y salió despedido de su montura. Seguramente que estará acostumbrado a la debilidad enfermiza de los toros que se lidian habitualmente. El piquero se lesionó y tuvo que picar el reserva. Hubo un detalle en el primero digno de mencionar, el piquero no le tapó la salida al toro. ¡Que cunda el ejemplo!. 

En el segundo de la tarde Ambel colocó un buen par de banderillas. El toro le echó la cara arriba y el torero de plata aguantó la reunión con profesionalidad. También se lució la cuadrilla de Morenito en la colocación de los palitroques en el tercero. 

Comentarios: 

El Fandi inició la corrida recibiendo a su primero con una larga cambiada de rodillas, el animal le apretó en tablas aunque se quedaba corto por ambos pitones. Trató de dar espectáculo con las banderillas, pero solo quedó en la intención, las colocó a toro pasado, interpretó la moviola y solo en el tercer par se apoyó en un pitón al cuadrar. Algo es algo. Con la muleta en la mano recibió a su enemigo en las tablas del 6, sacándolo a los medios y desde aquí mostrar al respetable la vulgaridad de su arte. A pesar que su enemigo se toreaba solo, el granadino, no se paró en ningún momento, remataba los muletazos para fuera, limitándose a acompañar la embestida. Por el izquierdo el burel tuvo menos recorrido y el torero solo trató de justificare. Al cuarto de la tarde lo recibió con una larga cambiada, y en el tercio de banderillas colocó un segundo par cuadrando en la cara de su enemigo. La espectacularidad del tercer par al violín gustó mucho a sus incondicionales. Con la muleta lo recibió con unos muletazos clavando las rodillas en la arena, pero su toreo adoleció de una mínima exigencia, limitándose a acompañar la embestida del toro. A pesar que el animal tenía querencias a tablas, el matador lo mantuvo en el centro del ruedo. Remató con unos adornos que le valieron las dos orejas. 

El primero de Miguel Ángel Perera se dejó torear con el capote y en el caballo recibió un picotazo y el piquero tuvo la poca profesionalidad de taparle la salida a un animal con un comportamiento enfermizo y sin casi fuerza. Con la muleta en la mano el torero extremeño volvió a demostrar que no es su temporada, toreó sin torear, estuvo pero no estuvo, su muleta adoleció del poderío que tuvo en otras temporadas, aunque su enemigo perdía las manos cuando lo sometía, el torero no trató de justificarse en ningún momento. El cuarto fue un calco del anterior. Lo recibió con un pase cambiado, lo intentó al natural pero no tuvo enemigo. A la apatía del torero se unió el ganado que le soltaron en esta nefasta tarde para su carrera. A pesar de esto, el generoso público le regaló una orejita que el torero paseó con orgullo por el ruedo. 

Morenito de Aranda en el tercero lidió con el más "bonito" de la tarde. Un toro cuajado que comparado con las hermanitas de la caridad que salieron antes y después, había que hacerle un monumento en la plaza. El animal apareció en el ruedo queriéndose enterar de todo lo que ocurría en la plaza. Lanzó por los aires al caballo de picar como si fuera un juguete de feria. En la faena de muleta su enemigo tenía mucho que torear y el arandino estuvo muy firme con él. En el toreo al natural Morenito mostró los detalles que encierra en el manejo de la pañosa. En el transcurso de la faena el toro se fue rajando y fue una pena que el matador fallara con la tizona, con ello perdió los trofeos, pero no el reconocimiento de lo mostrado. Al sexto lo recibió con una larga cambada. La faena de muleta la basó toreando al natural aunque el toro se quedaba algo corto en la embestida. En el toreo en redondo estuvo por encima de su enemigo. Una estocada algo desprendida le permitió salir por la puerta grande con las dos orejas en la mano. 

©Pepeíllo.

domingo, 9 de septiembre de 2018

9 de Septiembre de 2018

Plaza de toros de Aranda de Duero. 

Primer festejo de la feria en de las fiestas patronales 2018. 

“Un detalle que afloró los sentimientos” 

Ganadería 

Toros de Salvador Domecq. Encaste Domecq, de .desigual presentación, algunos anovillados. Cómodos de cara con excesiva nobleza, blandos y descastados. .El 4º y 6º hicieron méritos para haberlos enviado a los corrales, pero… 

Terna: 
  • Juan José Padilla De sangre de toro y oro. En su primero, estocada desprendida saliéndose de la suerte y 4 descabellos. Silencio generoso. En el cuarto, pinchazo en buen sitio y descabello. Oreja de regalo. 
  • José Garrido: De rosa palo y oro. Estocada baja. Oreja. En el quinto estocada hasta las cintas. Oreja benevolente.. 
  • Ginés Marín. De rolo pasión y oro. En el tercero estocada trasera de bonita ejecución 2 orejas. Estocada y dos descabellos. Aplausos. 
Presidente: 

No hay aficionado con rigor que se atreva a criticar la labor de un presidente ante un público excesivamente generoso como el de esta plaza. Se excedió en los trofeos y privó a los aficionados de la suerte de varas, acudiendo los seis astados una sola vez al caballo. Se desentendió de la invalidez manifiesta que mostraron el 4º y 6, ya que consideraría que ante el silencio de los espectadores era suficiente para no sacar el pañuelo verde. 

Cuadrillas y otros: 

La plaza registró algo más de media entrada. Una peña le obsequió a Padilla con la conmovedora canción, “Adiós con el corazón”. Un buen detalle que llegó a calar en parte del público y que el torero agradeció. 

El cuarto fue pareado por Padilla. En esta ocasión estuvo vulgar excepto en el primer par que cuadró en la cara de su enemigo, un inválido y noble animal. En el primero de su lote su cuadrilla fue un desastre en la colocación de los rehiletes. 

Comentarios: 

A Juan José Padilla lo despidieron los arandinos con una conmovedora canción que llegó a emocionar a muchos de los presentes. El torero de Jerez correspondió besando la arena de La Plaza de la Ribera, pero la mejor demostración de afecto hubiera sido salir a lo grande y por la puerta grande, pero toreando, y eso fue precisamente lo que no hizo. Con el primero de su lote un descastado animal falto de fuerzas, se metió en el jardín de los mantazos y allí estuvo pasando a su enemigo en la franela con derechazos fuera de cacho y metiendolo en el pico de la muleta. Lo intentó al natural pero sin la convicción de hacer el toreo ortodoxo, ya que se limitó a justificarse, perdiéndole pasos en cada muletazo. Al no quedar contento con esa dicha de toreo, finalizó la faena con circulares pegado al lomo de su enemigo y unas manoletinas metiendo descaradamente el pico de la muleta y con desplante incluido.. En la faena al cuarto lo recibió de hinojos, jaleados por un público condescendiente con el torero. Todo lo que vino después fue prácticamente una ofensa a la fiesta y al público que merecía otro trato por parte del torero, incluido el desplante tremendista.. 

José Garrido se estiró con el capote al recibir al segundo de la tarde. El castigo que recibió en el caballo fue prácticamente nulo, pero el piquero estuvo muy desafortunado. Ya con la muleta en la mano, lo recibió por bajo sacándolo a los medios, recetándole en este terreno una tanda de derechazos ajustados y templados junto a otra colocado al hilo de su enemigo. Intentó gustarse en el toreo al natural pero le faltó ponerse en su sitio. El animal se fue apagando como una lamparilla y el matador tiro del recurso de unas bernardinas, ajustadas y del arrimón. Al quinto lo brindo a su compañero Padilla, recibiéndolo con unos estatuarios, continuó con una tanda de redondos pero sin relieve. Tuvo la virtud de mantener en el anillo del redondel a un animal que buscaba el amparo de las tablas. Al natural tuvo muy poco recorrido y el matador trató de llegar a los tendidos con unas filigranas intrascendentes hasta conseguir el regalo del trofeo. 

El joven torero Ginés Marín recibió a su primero con unas verónicas ajustadas a pies juntos. La faena de muleta comenzó con unos muletazos por alto, a lo que continuó una tanda de derechazos templados pero olvidándose de citar con la muleta “planchá”. Con la mano izquierda templó la embestida de su enemigo, pero para no salirse del guión marcado por sus compañeros, citando fuera de cacho. Tuvo detalles de finura pero todo quedó en detalles. A su enemigo, como a toda la corrida le faltó fuerza y le sobró nobleza. El novillote sexto saltó al ruedo con muchos pies y en el caballo no fue castigado, a pesar de ello se derrumbó cuando topó con el peto. Si se derrumba el toro se derrumba la fiesta, pero esto debe importar muy poco .El torero lo intentó por ambos pitones pero con el mismo método que con el anterior, aliviándose. Ante la falta de interés de lo que ocurría en el ruedo, los presentes se animaban al compás del pasodoble, Ragón Falez. No dio para más la tarde. 

©Pepeíllo.