lunes, 16 de junio de 2008

15 de Junio de 2008: Con la vida por delante

15 de Junio de 2008.

Toros: 1º, 2º, 3, y 5º de El Puerto de San Lorenzo. 4º y 6º de Cortés. 5º Bis, sobrero de El Torero.

Terna:
  • El Fundi: Un pinchazo, estocada tendida, aviso. Silencio. Estocada tendida y trasera. Silencio.
  • José Tomás: Pinchazo perdiendo la muleta y estocada desprendida. Oreja con protestas. Estocada saliendo encunado. Dos orejas. Pasó a continuación a la enfermería.
  • Juan Bautista: Estocada trasera. Silencio. Estocada arriba. Silencio.

Preside la corrida: Manuel Muñoz Infante

No hay nada que justifique que un torero se tenga que jugar la vida delante de un toro dejándole coger. Desde luego que el aficionado desea que el torero toree y por supuesto sin ventajas, y eso por supuesto lleva implícito un riesgo y la emoción que mantiene viva a la fiesta. Pero el aficionado también reconoce cuándo un torero se la tiene que jugar y con qué tipo de enemigo, de la misma manera que también detecta cuando un coleta está rayando el borde del tremendismo.

Ayer, con su actuación, el torero de Galapagar anduvo más cerca del tremendismo que de ser el torero valiente y firme como lo ha demostrado en otras ocasiones. Porque para ser el número uno del escalafón y ganarse el respeto de los aficionados sólo hay una camino, salir a la plaza a torear y con toros. Y digo esto porque José Tomás desde que reapareció el año pasado no ha hecho nada más que torear ganado elegido, con compañeros de cartel que han sido unos auténticos “teloneros”, que han permitido anunciarse en las tardes del maestro de Galapagar con el único fin de cubrir el expediente y por supuesto no hacerle sombra. A las pruebas me remito en sus dos últimas actuaciones en Las Ventas.

Nunca me ha gustado tratar el tema económico, ya que ese es un problema de despachos, pero el aficionado no puede exigir igual a un torero modesto que viene a jugársela con el único bagaje de su valor, escasez de corridas y en la mayoría de los casos con un ganado impresentable, que a un torero que va entre algodones y con un cuidado exquisito de todos los detalles y encima cobrando cantidades que a veces cuesta trabajo creérselo. A este torero, aparte de que reviente la plaza de gente, hay que exigirle que por lo menos toree y si el ganado sale malo, pues ya se sabe... Que él consideró que había que hacer tremendismo, me parece muy bien, pero de eso a que el público le aupara a los altares con el grito unánime de “Torero, torero,” me parece que fue una exageración. Recordaré sólo una frase: “Que fácil está Madrid”. Más que la primera plaza del mundo, parecía una de tantas.

Dado cómo se desarrollaron los acontecimientos, el público vino dispuesto a encumbrar la actuación del torero pasara lo que pasara. En su primero, un manso e inválido de libro, hasta un aficionado se permitió el lujo de gritar a la empresa; ¡Que no vuelva este ganado más! El toro huía de todo lo que se movía y el torero recorrió la plaza detrás del toro intentando sacarle partido a algo inexistente. Hay que agradecer la voluntad del torero, pero nada más. El premio fue excesivo, y si me apuran una vuelta al ruedo, que para estos casos se inventaron, pero el público estaba dispuesto a justificar lo que muchos habían pagado por la entrada y no quisieron dejarse llevar por la cordura taurina.

Su segundo fue sustituido por un sobrero de El Torero por su escasez de fuerzas, como casi toda la corrida, y lo primero que le aconsejó un aficionado fue que se anunciara con toros. Ese es el camino a seguir y la mejor muestra de ganarse el respeto de la afición española, y no tomar la estela en que están inmersas las demás figuras, esas que siembran todos los años los ruedos españoles con faenas vulgares y con toros de cartón piedra. En la faena de muleta estuvo valiente, dio un derechazo largo y templado, y cuando se echó la muleta a la izquierda quedó al descubierto y el toro se lo llevó por delante. Siguió toreando mermado de facultades, pasándose los pitones del toro rozando la taleguilla, creando en los tendidos un estremecimiento que a más de uno, con el corazón delicado, le haría visitar a su cardiólogo. Cerró la faena con unas bernardinas muy ajustadas y cuando entró a matar salió encunado entre los pitones de su enemigo como colofón a la faena tremendista que llevó a cabo. Fue premiado con las dos orejas y su nombre coreado como torero, torero. Me dio la impresión de estar en otra plaza y que lo visto no coincidía con lo que había visto la mayoría.

viernes, 6 de junio de 2008

2º de Aniversario 2008: Olé

5 de Junio de 2008. Corrida de toros. Feria del aniversario.

Toros de: Victoriano del Río. Encaste Juan Pedro Domecq.
Terna:
  • Javier Conde: Un pinchazo, estocada atravesada y un descabello. Silencio.
  • José Tomas: Estocada. Dos orejas. Aviso, estocada caída. Dos orejas. Salió por la Puerta Grande.
  • Daniel Luque: Que confirmó alternativa, media estocada arriba, rueda de peones protestada mientras los alguacilillos tomaban el sol en el callejón. Un descabello. Silencio. Dos pinchazos, aviso un descabello. Aplausos.

Preside la corrida: Manuel Muñoz Infante

No hay duda, al comprobar cómo se desarrollaron los acontecimientos, la predisposición que el público tuvo con José Tomas. No hay duda tampoco, que las primeras series de naturales que el diestro madrileño dio a su primer enemigo no fueron rematadas limpiamente, ya que el toro punteaba por el pitón izquierdo, como tampoco creo que si esas series no las hubiera dado el torero de Galapagar, el público no se hubiera mostrado tan predispuesto al olé como lo estuvo con él. El respetable venía con la intención de premiar su faena con olés, sin importarles el resultado de la misma. Lo que ocurrió después no dejó espacio para la duda, como tampoco la hubo en la forma en que le corrigió el defecto mencionado, y por supuesto, el público se le entregó al ver que a los toros se le corrigen los defectos toreando, y eso fue lo que hizo el torero, dar dos redondos con la muleta muy baja hasta que el toro aprendió cómo tenía que embestir y por donde debía hacerlo, que no era, ni más ni menos, por donde el torero quería.

Todo lo que vino después fue la expresión pura del sentimiento que el aficionado siente cuando la faena de un torero llega a los tendidos y eso creo que es muy difícil expresarlo sobre el papel.
En la faena al primero hubo de todo y variado, unos trincherazos majestuosos, unos redondos sin cruzarse, donde se pudo observar que el toro se le quedaba corto por ese pitón, pero al natural, su toreo fue muy templado y rematando donde se rematan los muletazos, en la cadera, y no en la calle de Alcalá, pero para hacer ese tipo de toreo, el puro, hace falta sentirlo y eso es lo que hizo el torero, sentir lo que estaba haciendo. Después vinieron unos circulares con el animal entregado, unos ayudados por alto rematados con un trincherazo y un pase del desprecio, como broche final a una gran faena. Resumiendo; 2 orejas.

A su segundo, y como comienzo, le dio cuatro estatuarios a pies juntos y sin rectificar terrenos, abrochados con un pase del desprecio que puso la plaza boca abajo, o boca arriba, como se quiera interpretar, lo que si quedó claro es que en ese momento sobraron todos los asientos de la plaza. Siguieron 2 series de redondos ligados, bajando la mano con mezcla de calidad, valor y, también, algo de pico. Otra serie donde el toro se le paraba en mitad de la suerte, y aguantándole, logró que no se rajara. Siguieron una serie de naturales muy ajustados, pisando terrenos comprometidos, pero sin llegar al tremendismo, otra serie de frente sin importarle el inconveniente del aire, que puso al personal encendido dentro de la calentura que ya tenia. Al final, después de sacarle al toro todo lo que tenía , se le rajó y se marchó a tablas. Pero que importaba ya ese detalle. Conclusión, 2 orejas.

Esperemos que siga en este camino y no utilice las artimañas de despacho que está utilizando en la actualidad, como son, la elección de compañeros de cartel y el ganado, comodidades que creo que este torero no necesita para ser la primera figura del toreo. El aficionado, por su parte, espera con impaciencia verlo de nuevo pero en una situación no tan ventajosa, dejando estas para el que las necesite, él, por supuesto que no.

Después de esto, resaltar algún detalle de Daniel Luque a su segundo, un toro de poco recorrido, que no le quedó otro recurso que la valentía y como consecuencia, el arrimón, gesto que el público le agradeció. En la línea opuesta basó su actuación Javier Conde, un torero sin corazón para aguantar las embestidas de sus enemigos. En ambos toros sacó a relucir todo tipo de precauciones que no venían a cuento, salvo el de facilitar la labor del torero estrella de la tarde, que pienso que para eso fue contratado. Es hora que este torero vaya pensado su futuro y no precisamente en vestirse de luces.


Pepeíllo

jueves, 5 de junio de 2008

Beneficiencia 2008: Gracias, siete

4 de Junio de 2008. Corrida de la Beneficencia.

Toros de: Núñez del Cubillo. Encaste. Domecq, Núñez y Osborne. El sexto, sobrero de Victoriano del Río. Encaste Juan Pedro Domecq.

Terna:
  • Morante de la Puebla: Estocada baja, atravesada y tendida. Bronca. Estocada caída. Oreja.
  • José María Manzanares: Estocada habilidosa y un descabello. Aplausos. Estocada caída. Silencio.
  • Cayetano: Estocada contraria. Saludos desde el tercio. Pinchazo y estocada hartándose de toro. Oreja.

Preside la corrida: Trinidad López Pastor.

Supongo que Cayetano agradecería al siete la protesta por la invalidez del sexto toro de la tarde y que saliera en su lugar un sobrero de Victoriano del Río que tenía preparado Florito en los corrales, para que pudiera demostrar a la afición venteña lo que sabe hacer ante un enemigo, que por lo menos no blandeó. Eso sí, el picador le zurró la badana con saña, como si el pobre animal tuviera la culpa de todas sus frustraciones. Aún así, el toro acudió con alegría por segunda vez al caballo del desaprensivo que lo montaba. El torero le dio unos muletazos de recibo con un bonito cambio de manos incluido, dando a continuación una serie de redondos ligados abrochados con un gran pase de pecho. Al natural, sin embargo, el toro no tenía una embestida tan clara y calamocheaba, quedándose corto en la embestida. Como remate dio una serie de redondos muy buena, toreando para adentro que es como se debe torear.

Morante de la Puebla dejó lo mejor de su repertorio para su último toro, ya que a su primero no quiso verlo muy claro. El animal punteaba, pero eso se podía haber corregido, sólo hacía falta que el torero quisiera hacerlo, ya que tanto facultades como conocimiento tiene para hacerlo, pero ya se sabe, esta clase de toreros es capaz de cualquier proeza y también de cualquier petardazo. En este caso tocó abreviar. En su segundo puso en suerte al toro en la primera entrada al caballo con unos galleos que levantaron al público de sus asientos y un quite de tres verónicas cerradas con una media que resonaron los olés en Manuel Becerra. Con la muleta realizó una faena llena de detalles: dio unos ayudados a dos manos gustándose, cerrados con un gran pase de pecho. A continuación y como más destacado, dio una serie de redondos muy templada.

Manzanares, por su parte, se le fue el toro suelto al caballo, vaya feria que llevamos, donde no se fijan los toros de salida y estos hacen de la plaza un sayo sin que ningún torero se ponga en su sitio y les muestre que los toros están en el ruedo para obedecer a los toreros ya que esa es su misión. El toro no valía para nada, y menos para la lidia, y en cuanto le bajaba la mano el animal dejaba de ser toro para convertirse en un cadáver, pero eso no nos extraña, porque estamos hartos de ver toros cadavéricos que hacen pensar a los espectadores que los toreros debían vestirse de enfermeros en lugar del traje de luces. El animal, al tener poca fuerza, en lugar de embestir se defendía y el torero, en lugar de abreviar, quiso convencerse de que su labor era la mas acertada. Su segundo, una copia del primero, en cuanto lo sometía, toro al suelo, y tuvo que limitarse a dar pases y pases, que como he comentado en otras ocasiones no es lo mismo que torear, hasta llegar a ponerse pesado. Una reflexión: estos toreros que van de figuras, porque no vienen a esta plaza y a otras con toros, de esta forma demostrarían lo que son y lo que quieren ser.

miércoles, 4 de junio de 2008

1º Aniversario 2008: Si el toro se cae...

3 de Junio de 2008.

Toros: 1º, 2º y 3º de Garcigrande. Encaste: Juan Pedro Domecq. 4º, 5º y 6º de Peñajara. Encaste Baltasar Ibán.
Terna:
  • Julio Aparicio: Pinchazo y Estocada baja. Silencio. Estocada atravesada, caída y tendida, un descabello. Silencio.
  • El Juli: Estocada tendida y caída, saliéndose de la suerte. Bronca. Estocada atravesada y perpendicular y un descabello. Silencio.
  • Sebastián Castella: Estocada caída y trasera perdiendo la muleta. Bronca. Aviso, pinchazo, media caída y atravesada y un descabello. Saludos desde el tercio.

Preside la corrida: D. Julio Martines Moreno


Dice el dicho: si el toro se cae, la fiesta está por los suelos. Yo no me lo creo porque el toro se lleva cayendo desde tiempos inmemoriales y las plazas cada día están más llenas, llenos los tendidos, llenos los burladeros de gente importante, de cualquier rama de la importancia, ya sean políticos empresarios de postín y de apoderados de figuras, de esos que llevan entre algodones a sus toreros y si hace falta manipulan el ganado, lo hacen sin el menor pudor y después lo muestran ante los ojos de quienes tienen que exigir que las normas están para cumplirlas y no precisamente para lo contrario.

Según la información que ayer se divulgaba por la plaza, el ganadero tuvo que traer diez toros y sólo fueron elegidos tres, y cuando salían al ruedo daba pena verlos, sin trapío, el primero sospechoso de pitones y en cuanto derrotó en el burladero salió con el pitón izquierdo escobillado. Supongo que las personas importantes e influyentes de habano en boca y escaño en el Parlamento, que moraban ayer tarde en el callejón, tomarían nota para que esto no se vuelva a producir. ¿Peco de incauto si pienso así?

La corrida se remendó con tres toros de Peñajara, que agradaron un poco la vista a los aficionados, y no por las faenas que los toreros alumbraron sobre el albero. Daba pena ver a El Juli aturdido por las protestas de los aficionados ante un toro que se había dejado las defensas, la fuerza y la fiereza no sé dónde. No lo entiendo, si a esa conclusión es a la que han llegado las personas que defienden los intereses del torero, porque no lo anuncian con una corrida de verdad y como único espada, para tapar la boca de esos desaprensivos que ayer le tildaba que, ¡a Madrid se viene con toros!

Los mismos desaprensivos, vociferaban contra el Presidente de la corrida, llamándolo no sé cuantas cosas porque no había devuelto ninguno de los tres inválidos que aparecieron en primer lugar. Ya me gustaría ver a mi a alguno de los que protestaban ayer en la plaza sentado en el palco con señores influyentes, asesorándolo sobre la devolución de un toro con muestras sintomáticas de invalidez:. Déjelo en el ruedo, Presidente, que igual vale para la muleta. ¿Y si no vale? Preguntaría él. ¿Qué explicación le damos a los aficionados que protestan? Van a pensar que estamos beneficiando a la empresa.

Esto es pura ficción, aunque se aproxime mucho a la realidad, pero lo que no es ficción es que aún no he visto sacar el pañuelo verde a un presidente para devolver un toro invalido sin la presión de los aficionados, y el que se beneficia de este hecho no es precisamente la fiesta ¿Qué ocurrió ayer en el ruedo aparte de lo contado? Pocas cosas.

Aparicio tuvo detalles en su primero y nos deleitó con una faena con altibajos, con muletazos desmayados que levantaron los olés del público. En su segundo estuvo muy lejos de las intenciones que imagino que traería del hotel, sacando a relucir muchas precauciones ante un toro sin ningún síntoma de peligro aparente, pero el miedo es libre, como el dinero que cobra por torear. Del desconocido Juli pues poco hay que decir. Con su primero, un invalido de libro, tuvo al público en contra y se le vio nervioso e incómodo en la cara del inválido. Ya sabe lo que tiene que hacer para evitar esto, a veces es muy fácil vivir a espaldas de la realidad, y la realidad en este caso se llama torear con toros de verdad. En su segundo estuvo muy vulgar, vamos, como nos tiene acostumbrados este año.

Castella tuvo un primero que en cuanto le bajo la mano el toro se cayó, y claro, se pueden imaginar cómo reaccionó el público con esta tomadura de pelo. Fue un divorcio entre torero, toro y aficionados. A su segundo lo recibió con unos pases cambiados sin rectificar y al haber toro, el torero afianzó las zapatillas en la arena y las movía solo cuando terminaba una serie de muletazos. Dio unos redondos ligados y rematados con un gran pase de pecho. Hubo otras series que le faltó rematar los muletazos para adentro y entre serie y serie dio algún pase circular. En una palabra, faena llena de valor.

domingo, 1 de junio de 2008

San Isidro 2008 24ª: Para Septiembre

31 de mayo de 2008.

Toros de: Victorino Martín. Encaste: Albaserrada
Terna:
  • Antonio Ferrera: Pinchazo y media delantera. Silencio. Pinchazo atravesado y tres descabellos. Silencio.
  • López Chaves: Estocada baja y tendida. Silencio. Metisaca, media tendida y tres descabellos. Silencio.
  • El Cid: Media estocada arriba y delantera. Aviso y un descabello. Saludos desde el tercio. Pinchazo arriba, aviso, estocada trasera y tendida. Oreja.

Preside la corrida: D. Manuel Muñoz Infante.


El Cid ha suspendido en Junio y tendrá que volver en septiembre a los exámenes de la suerte de las tres cruces. Con la cruz, por la cruz y hasta la cruz. Esa es la trilogía que debe cumplirse cuando un matador se tira a matar sobre el morrillo de su enemigo y conseguir con una estocada arriba y en hoyo de las agujas los premios que el público tenga a bien concederle en connivencia con el Presidente del festejo.
Hasta la fecha han cambiado mucho las cosas. No hace mucho tiempo se concedían orejas por una buena estocada, y se perdían cuando ésta caía en un mal sitio. Hoy no es necesario matar bien para que el coleta se lleve el triunfo, solo hace falta hacer una faena de muleta de muchos pases sin medir la calidad de estos y meter el estoque donde sea, aunque se mate de una estocada trapera. Gran parte del público lo único que quiere es que el torero se lleve los trofeos, sea como sea.
Visto como están las cosas, parece imposible que El Cid haya perdido en su carrera varias Puertas Grandes por culpa del estoque. Los aficionados, por un lado, hemos sentido que no se haya producido este hecho, pero por otro nos hemos congratulado, ya que por lo menos hay una plaza que trata de mantener el nivel de exigencia que debe cumplir el triunfo de un torero, aunque el reparto de esta exigencia no haya sido equitativo a veces ha podido más el nombre del torero que los méritos obtenidos. Pero el público es soberano y allá él con sus decisiones.

El ganado de Victorino Martín volvió a dar una de arena, y si no llega a ser por el sexto, que levantó algo la tarde, el resultado hasta ese momento era de fracaso, ya que a este ganadero hay que exigirle más que a otros, por muchos motivos, el más importante es que cobra más que ninguno.
Como decía, El Cid tuvo el triunfo en sus manos en el sexto, un toro que vendió cara su lidia y que el torero estuvo muy valiente pero realizó una faena de altibajos. Desde luego que no fue El Cid de otras tardes, pero tampoco el toro lo era, y creo que es el único torero que hoy puede con un enemigo de esas características. Se le vio algo desconfiado. El burel, desde luego, tenía mucho peligro por el pitón izquierdo, pero el torero no se la jugó como nos tenía acostumbrados, ya que hay un dicho que dice: el mérito está cuando al toro se le hace pasar por donde no quiere, y si punteaba en los remates era porque el torero no los remataba.

Los compañeros de terna estuvieron a la altura de lo que se esperaba de ellos. Antonio Ferrera se encontró con un primero que blandeó y, al estar su toreo basado fundamentalmente en el tercio de banderillas, las condiciones del animal restó emoción a su actuación, y con la muleta el toro se dejó torear pero el torero se limitó a dar pases, que es lo al parecer sabe hacer. Su segundo, un toro con unas perchas desarrolladas, se dejó pegar en el caballo pero demostró sus condiciones de manso al salir suelto las dos veces que entró al picador. Con las banderillas tampoco estuvo afortunado, sólo se lució en el par al quiebro, donde midió mejor las distancias y por supuesto su valor.

Al primero de López Chaves le salvaba la cabeza, y cuando llegó a la muleta el torero tuvo que hacer de enfermero, faltando la emoción y el peligro que suelen trasmitir estos toros para que el público sepa valorar la labor del torero. Su segundo, el de más trapío de la corrida, cuando se entregó con el capote mostró la misma blandura que habían demostrado sus hermanos de camada. Con el caballo no se empleó y al picador le tuvo que exigir el público que se cruzara y le diera los pechos del caballo, y con ello provocar la arrancada del toro, sino, aún estamos allí esperando. ¡Qué manera de picar tienen estos del castoreño! Con la muleta ocurrieron dos cosas, el toro siguió blandeando y se quedaba corto en las embestidas y el torero no se puso en su sitio y los pies le pedían marcha, él se la dio y anduvieron bailando durante toda la faena, la cual adoleció de quietud y de mando.

San Isidro 2008 23ª: Corrida de expectación corrida de ......

30 de mayo de 2008.

Toros de: Adolfo Marín. Encaste: Albaserrada.
Terna:
  • El Fundi: Estocada trasera y tendida. Silencio. Gran estocada que cae rodado el toro. Oreja.
  • Diego Urdiales: Media arriba. Saludos desde el tercio. Media arriba. Silencio.
  • Talavante: Estocada caída y trasera. Silencio. Pinchazo atravesado, estocada algo delantera, descabello, aviso y descabello. Saludos desde el tercio.

Preside la corrida: D. Trinidad López-Pastor.

Si no fuera porque la plaza se ha estado llenando tarde tras tarde durante toda la feria se podría decir que los toros de Adolfo Martín habían llenado a reventar los tendidos, porque salvo en las andanadas correspondientes a la tercera edad, donde se veían algunos claros, en toda la plaza no cabía un alfiler. Pero ya se sabe, corrida de expectación, y llenazo de las arcas de la empresa, corrida de decepción. El ganado estuvo muy justito de presentación, salvándole el desarrollo de sus defensas, blando en general y aunque no llegó a decepcionar su juego en el caballo, tampoco se lucieron. Se podría decir sin caer en el equívoco, que se dejaron pegar. Pero claro, a este encaste hay que pedirle más, y ahí era donde se basó la decepción del aficionado.

En cuanto a los toreros, salvando la estocada de El Fundi a su segundo y la faena de Talavante al sexto de la tarde y la seriedad en el toreo de Urdiales, tampoco hubo mucho que destacar, unas veces porque los toreros no supieron sacarle a los toros lo que estos tenían y en otras porque faltó la materia prima de la fiesta.

El Fundi, ante un primero de poca clase para la muleta, no quiso poner al toro en evidencia y brilló a la misma altura, perdiéndole pasos y mostrándole lo que no se debe enseñar a un toro que tiene la capacidad de desarrollar sentido. En su segundo, una raspa de burel que le salvaba la cabeza, no pudo con él al recibirlo de capote y con la muleta y ante un enemigo a la defensiva por falta de fuerzas, pero con nobleza, anduvo consintiéndolo con oficio, hasta sacarle algún natural limpio, pero al final se pasó de faena. Al entrar a matar entró por derecho y cobró una estocada a ley, meciéndose entre los cuernos del toro y salió con la taleguilla destrozada.

Diego Urdiales es un torero que imprime a su toreo mucho temple y ayer lo demostró en sus dos enemigos, aunque no pudiera lucirse por diversas causas. A su primero le recetó unas verónicas muy ajustadas y el toro iba bien por ambos pitones, pero ante la falta de profesionalidad, primero de los picadores, muchos de ellos han hecho que los toros modifiquen su comportamiento después de acudir al caballo haciéndolos reservones al castigarlos con puyazos normalmente traseros y bajos y esta vez no fue una excepción, y de los subalternos que dieron con los palitroques un festival de incompetencia profesional ya que tuvieron que pasar cuatro veces para colocar cuatro palos, el torero se encontró con un animal poco apto para el lucimiento. Me hubiera gustado saber qué estaba pensando el matador al ver el sainete que estaban montando sus peones ante un toro que no trasmitía ningún peligro, sólo el que se habían inventado ellos. Supongo que después no se olvidarían de cobrar por su trabajo. En la faena de muleta, y después de unos muletazos templados, el toro se volvió probón y el torero algo desconfiado y no le mandó en el toreo al natural que llevó a cabo, no obstante, estuvo muy digno durante toda la faena visto el material que tenía enfrente. En su segundo, uno de los toros más serios de la corrida, blandeó y este hecho restó a la faena de muleta todo signo de interés. En redondos no pudo bajarle la mano porque el toro no lo permitía y por el pitón izquierdo era un mulo.

Alejandro Talavante tuvo en su primero a un toro bonito de cabeza y que anduvo de salida buscando la puerta de la dehesa y al no encontrarla decidió tirar hachazos en los primeros capotazos que recibió dando con ello la sensación de que las fuerzas no le sobraban. Pero ante esta situación no crean que el piquero trató de hacer su trabajo bien, no, picó trasero y no le dio la gana de rectificar, para qué lo iba a hacer si iba a cobrar igual. Con la muleta, tanto el toro como el torero, demostraron pocas ganas de agradar, el toro por tener poco recorrido y el torero por no intentar sacarle al toro algo más. En segundo, y ante un toro protestado por su falta de fuerza y de entrega, el picador se limitó a marcar con la vara, y en banderillas no se empleó. Con la muleta comenzó la faena al natural pero colocándose en la oreja y claro, este tipo de toro no admite este tipo de toreo. A partir de aquí el torero estuvo muy decidido y valiente sacándole todo el partido que el toro tenía, el único problema es que falló a espadas, esfumándose toda posibilidad de triunfo.