sábado, 30 de mayo de 2009

29 de mayo del 2009: Aburrimiento

29 de mayo del 2009

Toros de: Adolfo Martín: 5º sobrero de Sepúlveda de Yeltes, y al ser devuelto, en su lugar salió un otro sobrero de Arauz de Robles.
Terna:
  • Carlos Escolar “Frascuelo”: Metisaca, pinchazo, saliéndose de la suerte y 2 descabellos. Silencio. Pinchazo tendido y descabello. Pitos.
  • Rafaelillo: Pinchazo, estocada habilidosa de mucha muerte. El toro se va a morir a chiqueros. Silencio. 2 pinchazos y estocada. Silencio.
  • Javier Valverde: Pinchazo y estocada baja. Silencio. Estocada baja. Silencio.
Presidente: Trinidad López Pastor.



Ni los toros ni los toreros supieron sacar a los espectadores del aburrimiento en que se fueron sumiendo poco a poco, como si de un somnífero se tratara. Con el mayor respeto hacía los coletas, ayer la decepción la causaron los toros, ya que siempre que viene una corrida de este encaste levanta en los aficionados la moral torista y espera ver una verdadera corrida de toros. Pero, antes del comienzo no había ese ambiente de otras tardes, en la que se daba por garantizado el éxito, por lo menos del ganado.

Esta ganadería lleva unos años pegando petardos en Madrid, y ayer, desgraciadamente, no fue una excepción. La pregunta era casi general, ¿Qué le ha pasado a los toros de Adolfo Martín? Muchos encontraron la respuesta enseguida. Pues, que el ganadero, llevándose por la corriente del éxito, habrá bajado el nivel de exigencia de selección y en lugar de lidiar un número determinado de corridas, en la actualidad, lidia muchas más. Pero, ojo, esto es meramente especulativo, la respuesta, supongo que la conocerá el ganadero, si es que la conoce.

Pero sería injusto cargar las tintas del fracaso solo sobre él, los toreros también tuvieron su parte de culpa, y si los toros no dieron el juego esperado, tampoco ellos estuvieron a la altura de las circunstancias. Tampoco se puede juzgar a los toreros con el mismo rasero, por ejemplo, Frascuelo, tuvo en su lote lo mejor de la tarde, y sin embargo no lo aprovechó. En su primero y ante un enemigo que medía demasiado sus embestidas y le costaba humillar mucho por el pitón izquierdo, comenzó a dudar y a mostrar su desconfianza y , se limitó a cumplir el expediente. En su segundo, se dobló con el por bajo con estilo, pero cuando tuvo que pararse a torear, afloraron las dudas, típicas en estos de toreros, y terminó mandando el toro, y claro al animal lo han criado para embestir, no para torear.

A Rafaelillo le tocó un primero manso de solemnidad, que lo único bueno que hizo fue dejarse pegar en el caballo en la primera vara, para a continuación comenzar a sacar toda la mansedumbre que llevaba dentro y como muestra final, para que nadie dudara de su clase, se fue a morir a chiqueros. Pero entre una cosa y otra, el torero trató de someterlo, pero se encontró con un enemigo que lo único que quería era marcharse a tablas. En su segundo, devuelto por flojo, la empresa dio un recital de limpieza de corrales, sacando todos los cadáveres que tenía enchiquerados y que llevaban ya casi toda la feria de sobreros. Fue la venganza del empresario a la osadía de los espectadores de pedir la devolución de un toro. Eso ocurre solo en Madrid, hay que ir a algunas plazas para comprobar que allí vale todo, y los presidentes se olvida en casa el pañuelo verde. En su segundo, no tuvo ninguna opción, Rafaelillo, el toro desde los primeros compases de la faena se puso a la defensiva y el torero, el único error que cometió fue ponerse pesado.

Javier Valverde no entendió a su primero, y aunque el toro tuvo muy poco recorrido en la muleta, el torero no le encontró la distancia. A su segundo lo recibió con una larga cambiada, pero con esto terminó la emoción que tenía que haber dado un toro de lidia, y eso sin tener en cuenta el sainete que montaron los banderilleros. Eso si que fue una sorpresa, y como punto final. Seis veces tuvieron que pasar en la cara del toro para colocar cuatro rehiletes. Vergonzoso, pero, no me queda la duda que estos señores, porque no se les puede llamar ni toreros, se seguirán vistiendo de luces. El toro debido a una acusada invalidez no le dio al torero la oportunidad de lucirse, si es que sabía.

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