lunes, 6 de octubre de 2014

5 de Octubre de 2014: Predominó la mansedumbre y la falta de casta

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo, corrida de toros


Ganadería

Seis toros de Adolfo Martín, encaste Saltillo-Albaserrada. En quinto lugar se corrió un sobrero de El Puerto de San Lorenzo, al inutilizarse al salir al ruedo el de la ganadería titular. La presentación en el tipo, algunos justos de trapío, el segundo fue aplaudido al hacer su aparición en el ruedo, el quinto y el sexto les salvó la cabeza. En general mansos, blandos y excepto el cuarto, sin casta, y en líneas generales, toreables. El quinto un manso de libro, como se podía esperar de la ganadería de El Puerto de San Lorenzo, que cada año llena de mansedumbre el coso venteño.

Terna:

  1. Uceda Leal. De sangre de toro y oro. Metisaca arriba y estocada algo contraria. Silencio. Estocada caída. Bronca.
  2. Diego Urdiales: De verde botella y oro. Estocada tirándose a ley. Oreja. Estocada. El toro se echa tres veces y lo levanta el puntillero. Saludos desde el tercio.
  3. Serafín Marín: De Celeste y oro. Estocada caída. Silencio. Estocada. Oreja.

Presidente:

D. Justo Polo Ramos. Devolvió a los corrales al quinto sin dudar un momento. Así se hacen las cosas Presidente, mirando por la fiesta y los por espectadores que pagan su entrada.

Suerte de varas:

  1. Tomatito. 467 Kg. Acudió suelto al caballo y el picador marró tres veces antes de colocar la puya. El toro no se empleó en la pelea. En la segunda vara no lo castigo, mostrando su condición de manso. Manso, blando y sin gota de casta. 
  2. Sevillanito. 465 Kg. En el primer enfrentamiento con el montado no se empleó, perdiendo las manos. El picador no lo castigó. En la segunda vara se limitó a sujetarlo y el burel tampoco se empleó. Mansote, inválido con mucha nobleza.. 
  3. Carpintero. 492 Kg: Acudió suelto al caballo, el picador se agarró bien, pero el toro no se empleó y salió suelto. En la segunda entrada no lo pusieron en suerte, y salió suerte. Aunque no pido verse al toro en el caballo mostró detalles de manso, blando y descastado.
  4. Madroño. 480 Kg: Acudió al caballo en le tendido 1 y el picador le arreó bien, eñ toro se enceló en el peto, pero sin entregarse en la pelea. En la segunda entrada acudió de nuevo al caballo en el tendido 1. Que desastre de lidia. El toro, manso encastado que recibió una lidia horrorosa. 
  5. Curioso. 600 Kg: En la primera vara el picador se limitó a marcar el castigo, pero trasero, el animal salió suelto. Para ponerlo en suerte en la segunda vara, el toro se paseó por todos los capotes de la plaza sin que ningún torero consiguiera pararlo. Se marchó a toriles y en querencias el animal se dejó picar. No se encuentran adjetivos para calificar su comportamiento: Manso de libro. 
  6. Baratillo. 516 Kg. En las dos veces que entró al caballo no se empleó no el toro, ni el picador. Mansote que se dejó torear, pero el torero no se acopló a su enemigo. 

Cuadrillas y otros:

Con tarde apacible y casi un lleno en el coso venteño fueron recibidos los pupilos de Adolfo Martín. Pero el ganado no respondió a las expectativas que los aficionados esperaban de su encaste. Un manso de El Puerto de San Lorenzo, lidiado como sobrero, echó un borrón sobre la fiesta. Cuando se darán cuenta los empresarios que esta ganadería no la quieren ni para carne. Seguramente solo les valga a los gestores para cuadrar su cuenta de beneficios. Otra explicación no encuentra el aficionado.

La lidia que le ofrecieron los profesionales tanto al cuarto como al quinto fue para retirarse de la profesión. Están tan acostumbrados al toro bobalicón y domecqticado, que cuando algún animal se sale del guión del burro toro, nadie encuentra la solución para su lidia. En el cuarto tuvo que salir a parear Antoñares para demostrarles a sus compañeros que el león no era tan fiero como parecía, le faltó profesionalidad, tanto a Uceda Leal como su cuadrilla. El torero de plata quiso hacer bien su trabajo con tan mala fortuna que en el tercer par lo arrolló su enemigo a la salida y casi lo cornea. Este ejemplo no serviría de nada a sus compañeros, debido a que esta profesión esta cada vez más desunida y el que muestra su honradez en el ruedo sus compañeros suelen ignorarle, incluso a la hora de hacerles un quite. Muchos ejemplos se han visto de este tipo que hacen pensar al aficionado que algo no funciona entre los profesionales. En esta corrida, sin ir más lejos, nadie le hizo el quite a Vicente Osuna en el tercer par al sexto. El toro hizo hilo con el torero y nadie le hizo el quite, teniendo que tomar el olivo, y lo más importante, la prensa calla la verdad, esa verdad que al final sale a la luz pública para todo aquél que se acerque a conocer. No hay nada más que ver los casos de “tuneleros”, toreros que se ofrecen a torear por debajo de los honorarios establecidos en el reglamento. Después la prensa critica a los aficionados que denuncia el fraude. 

Comentarios:

Volviendo a lo ocurrido en el ruedo, los toros de Adolfo Martín no dieron la talla, la oreja concedida a Serafín Marín puso de manifiesto, la complicidad que existe entre el público triunfalista, la autoridad y la empresa. Aprovechan cualquier ocasión para resaltar la vulgaridad que los toreros ofrecen en el ruedo en lugar de acometer los problemas existentes cada vez que una plaza de toros abre sus puertas.

El único toreo de la tarde salió de la muleta de Diego Urdiales. Toreo serio y recio, aunque se mostró benevolente con su primero al no someterlo bajándole la mano por la falta de fuerza, pero a fuerza de consentirlo, el toro se vino arriba y aunque por el pitón izquierdo tenía menos recorrido, consiguió sacarle unos naturales con mucha pureza, que los asistentes corearon con sentimiento. Fue una pena que no tuviera más recorrido, ya que le restó largura y plasticidad a los muletazos. Como comentaba un aficionado, el torero se dio cuenta tarde Se refería a la bondad del pitón izquierdo. El torero riojano toreó al natural sacándole a su enemigo todo lo que tenía, y lo más importante, sin trampa ni cartón, ofreciéndole la femoral en cada muletazo. Ante el sobrero del Puerto, manso de solemnidad, puso todo su empeño en sacarlo a los medios, pero el toro no estuvo dispuesto a colaborar. Pase a pase consiguió refugiarse en tablas creyendo ver en ellas la salida de la dehesa. El torero trató de sacarle faena al hilo de las tablas, pero su enemigo no estuvo dispuesto a concederle ese privilegio. Sr. Empresario, el próximo año, como es habitual, no se olvide de traer a la feria esta ganadería, que seguro comprará como carne de matadero. 

En lo que concierne a la actuación de Serafín Marín, en su primero y ante un inválido, tanto el torero como el toro se mostraron desconfiados, con la salvedad que el único que debió mostrar firmeza era el torero, porque a toros con este encaste no se le debe dudar nunca, ya que aprenden rápidamente, aunque en honor a la verdad, el toro se rajó pronto y fue un autentico marmolillo por ambos pitones. Su segundo tuvo más movilidad y el torero consiguió algunos redondos sin rematar y con poca ligazón, colocándose al hilo del pitón. Al natural no llegó a acoplarse y en un descuido el toro se lo llevó por delante sin consecuencias. A estos toros no se les puede torear en la oreja, se sienten molestos cuando el torero se coloca al hilo del pitón. El torero puso voluntad, pero una oreja fue un premio excesivo para dejarse ir un toro al desolladero sin torear.

Uceda Leal estuvo toreando fuera de cacho desde que tomó la muleta. Ante un noble e inválido enemigo desarrolló un toreo vulgar y sin fundamento. No tiró de muleta cuando su enemigo estaba dispuesto para la pelea, el toro se quedó sin recorrido y el torero descompuesto. En su segundo, intentó doblarse con él pero el toro estaba avisado debido a la mala lidia que había llevado, enseñándole lo que no debían y ante este dilema el madrileño se arrugó, abreviando la faena y tomando el acero para despenar a su enemigo. Tampoco mostró muchas ganas de agradar. 



© Escrito por Pepeíllo.

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