Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de novillos
Ganadería
6 Novillos de El Montecillo. Origen Juan Pedro Domecq y Díez y Juan Pedro Domecq Solís. Sin brillar en exceso, los astados de Francisco medina no defraudaron a los presentes. En general la novillada vino muy pareja y bien presentada, con trapío, donde algún espectador comentaba que algunos ejemplares eran toros de figuras. Seguro que llevaría razón. En el juego ofrecido apareció la mansedumbre pero unido a la casta y la disposición de los novilleros, la emoción caló en los tendidos.
Terna:
- Filiberto: De fucsia y oro. 3 pinchazos, aviso y estocada muy contraria, aviso. Silencio. El matador se hizo daño en la mano y entró en la enfermería para no aparecer más.
- Juan de Castilla: De blanco y oro. Estocada tirándose como un cañón. Aplausos. Estocada por el mató por Filiberto. Silencio. Estocada trasera, caída y tendida en el segundo de su lote. Vuelta al ruedo tras petición minoritaria. Estocada atravesada y atravesada en el mató por su compañero Luis David Adame. Oreja.
- Luis David Adame: De celeste y oro. Pinchazo y estocada baja tirándose con vergüenza torera en el único que mató al recibir una cornada en la pierna izquierda. Se retiró a la enfermería y no volvió al ruedo. Oreja.
Presidente: D. Jesús María Gómez Martín.
Sin problemas en las decisiones del presidente. Le costó sacar el pañuelo en la oreja que le solicitó el público para Juan de Castilla, pero al final la concedió. El torero en el conjunto de su labor, se lo merecía.
Suerte de varas:
- Garrafa. 461 Kg: En la primera vara empujó con genio pero salió suelto de la suerte, y en la segunda acudió presto al cite del montado pero peleó defendiéndose y volvió a salir suelto. Manso con algo de casta. .
- Habanero. 499 Kg. Cuando entró al caballo por primera vez se dejó pegar se defendió y derribó al caballo. En la segunda manseó y salió suelto. Manso con casta y genio.
- Marc. 505 Kg: El picador le tapó la salida y se limitó a sujetarlo sin castigarlo. En la segunda mostró mansedumbre. No desmostró nada en el caballo pero se dejó torear en la muleta.
- Grabador. 480 Kg: En ambas entradas al caballo le costó acuidr a la cita del picador, pero se defendió y en la segunda salió suelto. Manso que ha desarrollado sentido en la faena de muleta.
- Fandanguero. 460 Kg: En las dos veces que acudió al montado en la primera ser repuchó y en la segunda se defendió y el picador se limitó a sujetarlo. Manso encastado que ha transmitido emoción a los tendidos durante la faena de muleta, acudiendo al engaño con ambos pitones.
- Perezoso. 491 Kg. Acudió suelto al caballo y el picador lo castigó, el burel se defendió. En la segunda entrada recibió un picotazo. El novillo manso con algo de casta.
Cuadrillas y otros:
Con unos tres cuartos de entrada, y con una temperatura agradable, ya era hora que apareciera la primavera, se celebro la segunda novillada del ciclo isidril, donde al finalizar el paseíllo se guardo un minuto de silencio en recuerdo de la muerte José Gómez, Gallito, “Joselito, el Gallo”, producida en la plaza de Talavera de la Reina, un 16 de mayo de 1.920, propulsor de la construcción de esta plaza.
Una vez finalizada la lidia del primero se retiró a la enfermería el torero Filiberto al sufrir un corte en una mano. Este hecho a muchos espectadores les cogió por sorpresa, ya que no lo anuncian por los altavoces, En el tercero también fue enpitonado por su enemigo el torero peruano, Luis David Adame que aunque mató a su enemigo, entró a la enfermería y no volvió a salir. De esta manera el toero colombiano, Juan de Castilla le toque despenara cuatro enemigos, los dos de su lote más uno de cada compañero de terna.
La labor de las cuadrillas rayó a un buen nivel, y aunque hubo novillos que pusieron en aprietos a algunos toreros de plata, todos en general aguantaron las acometidas con dignidad torera, destacando Miguel Martín y Alberto Zayas en el tercero, donde tuvieron que desmonterarse. También debió hacerlo su compañero Tomás López, por la lidia que llevó a cabo en este mismo novillo. Estuvo sensacional, dando los capotazos justos, sin que el animal le tocara el capote.
En el sexto cuando ya el chulo de toriles tenía la puerta de abierta para que saliera el novillo, la volvió a cerrar ya que la intención de Juan de Castilla era recibirlo con el capote en el centro del redondel, pero el novillo no acuidó a su encuentro.
Comentarios:
Juan de Castilla tuvo que torear cuatro de los seis novillos anunciados Además lo hizo poniendo ganas y valentía, y lo más importante, con vergüenza torera. Hay que resaltar que los tres acudieron al coso en novilleros, es decir, a triunfar o salir por la enfermería, En esta ocasión solo lo consiguió uno, que abandonó el coso por su propio pie, pero con una ovación cerrada de un público que agradeció su esfuerzo. Los aspirantes a matadores de toros no se comportaron como si ya tuvieran el cortijo comprado y el ganado pastando en él. Llegaron a la feria, como antaño hacían los toreros, a buscar los contratos, cada uno aplicando su sentir a su muleta y los espectadores así lo entendieron y se mostraron dispuestos a ofrecer a cada uno su premio.
De esta manera premió a Juan de Castilla con una vuelta al ruedo en el quinto y una oreja en el sexto, que le supo a gloria, como a gloria supo a los aficionados el juego de los novillos, que aunque no se dejaron la mansedumbre en la dehesa tampoco olvidaron la casta. En su primero se dobló con él con el propósito de sujetar al manso en la muleta, dándole una tanda de redondos aguantando la incierta embestida del novillo. Se le vieron maneras al torero colombiano en el manejo de la pañosa. Pero cometió un error, cerró al novillo y a partir de aquí el animal se rajó. El cuarto tuvo un feo detalle, al comienzo de faena perdió las manos y se echó. El burel desarrollo sentido y en cada muletazo sabía lo que dejaba atrás. El torero estuvo digno en su labor. En el quinto y después del pase cambiado, continuó con una tanda de derechazos donde el animal entraba al trapo con claridad, pero el torero se limitó a aguantarlo en la muleta, colocándose al hilo del pitón. Al natural acudía a todas las citas del torero, pero a la faena le faltó mando El burel estuvo por encima del torero Al sexto comenzó toreándolo en redondos con más entusiasmo que torería. El manso se refugió en tablas y allí el torero le plantó cara ofreciendo su muleta detrás de su entusiasmo lleno de un valor seco que caló en los tendidos. El público le concedió una oreja merecida por la labor que llevó a cabo en una tarde donde las desgracias se cebaron con sus compañeros.
A Luis David Adame le premió con un apéndice en el tercero de la tarde, el único que mató, y a su compañero de cartel Filiberto, con un silencio en el primero y único que despenó, ya que el novillo no se prestó al lucimiento, pero al chaval se le vio dispuesto con un manso con algo de casta que se marchó a toriles en cuanto le abrió la puerta de la muleta. Al principio de faena lo recibió con unos muletazos por alto sin enmendase, añadiendo unos adornos para sacar al novillo a los medios. Pero el animal salió huyendo a querencias y allí el torero se fajó con él llevando a cabo una faena bulliciosa y valor. El torero hizo lo que supo hacer, pero nunca perdió la cara a su enemigo. A consecuencia de una herida en la mano al entrar a matar se retiró a la enfermería para no comparecer más en el ruedo.
Luis David Adame recibió al tercero con un pase cambiado, que aunque esta suerte lleva la emoción a los tendidos, en realidad es restarle un muletazo al animal, pero hay que contentar a todos. A continuación manejó el engaño con temple, dando una serie ligada de redondos al hilo, consiguiendo dos de ellos bajando la mano y llevando prendido en los vuelos de la muleta a su enemigo. Continuó en redondos dejando la pañosa retrasada, por lo cual se quedó al descubierto, y la casta de su enemigo se lo llevó por delante, infiriéndole un puntazo en la pierna izquierda, que no le impidió rematar a su enemigo con un torniquete en el muslo, sacando casta de su voluntad torera. Se retiró a la enfermería para no salir más.
No dio la tarde para más cuentos, solo les deseo a los coletas su pronta recuperación, para que puedan continuar en esta lucha encarnizada por llegar a ser alguien en esta profesión.
©Pepeíllo
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