Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros
Ganadería
6 Toros de Saltillo/Moreno Silva, encaste Saltillo. En el tipo y desigual de presentación. Mansos y encastados, algunos metieron la cabeza en la muleta, pero el denominador fue la mala lidia que recibieron, donde los toros fueron dueños y señores del ruedo.
Terna:
- Sánchez Vara: De verde y oro. Estocada tendida y caída. Silencio. Estocada baja y tendida. Silencio.
- Alberto Aguilar: De nazareno y oro. Pinchazo, aviso, dos pinchazos, segundo aviso, estocada caída y descabello. Silencio. Pinchazo y estocada perpendicular y descabello. Aplausos.
- José Carlos Venegas: De blanco y oro. Pinchazo delantero, aviso. El torero intenta descabellar pero en el intento recibió el segundo aviso. Pinchazo desprendido y estocada. Tercer aviso y el toro se lo llevaron los mansos al corral. Silencio. En su segundo dos pinchazos, estocada caída. Silencio.
Presidente: D. Jesús María Gómez Martín.
Castigó al cuarto toro a banderillas negras.
Suerte de varas:
- Millorquito. 514 Kg: Cárdeno oscura, bragado meano corrido. .En la primera entrada al caballo recibió un puyazo en el brazuelo y el picador no rectificó. Se marchó al picador de reserva y allí el piquero le arreó en el mismo sitio. En la tercera vara se repuchó. Manso y descastad
- Mandarín. 490 Kg. Cárdeno bragado meano. La primera vez entró suelto al caballo y en cuanto sintió el hierro salió huyendo. Acudió dos veces más y debido a su mansedumbre los montados lo trataron sin piedad, masacrándolo descaradamente.
- Luvino. 505 Kg: Cárdeno bragado meano. Se marchó suelto al caballo y el piquero lo castigó en el brazuelo. Al no pararlo los toreros de a pie, se marchó al picador de reserva. Así estuvo de un caballo a otro sin que nadie consiguiera pararlo hasta que el presidente cambio el tercio. Un auténtico desastre de lidia.
- Cazarrata. 503 Kg: Cárdeno claro, bragado, meano y axiblanco. Al recibirlo el coleta de salida el toro topaba en el engaño y el torero al ser superado por su enemigo, tiró el capote y tomó el olivo. ¡De vergüenza! ¡Un matador nunca debe tirar el engaño!. El animal, se hizo dueño y señor del albero y se marchó al picador de reserva, salió suelto y así estuvo de un picador a otro hasta que fue condenado a banderillas negras. El animal con su mansedumbre y su casta sacó los colores a todos los que vestían el traje de luces.
- Jabatinoso. 525 Kg: Cárdeno bragado meano. Este toro se encontró con un torero en el ruedo, César Puerto, que bregando con él, consiguió levantar los olés de los tendidos hasta que consiguió pararlo. En el caballo manseó descaradamente, repuchándose en ambas entradas. El animal fue un manso pero encastado.
- Morisco. 540 Kg Cárdeno oscuro, bragado, meano y axiblanco. En la primera entrada al caballo el toro hizo una fea pelea, pero se dio la carambola que el picador derribo a su montura debido a su mala actuación, En la segunda entrada volvió a mansear de manera ostensible. El animal manso encastado.
Cuadrillas y otros:
En tarde agradable y con una media entrada de aforo, se presentó el ganadero cordobés, Moreno Silva, con sus toros, algunos “escurrios”, propios de la naturaleza de su encaste, pero llenos de mansedumbre y de casta, buscando el espectáculo en el ruedo. Otros derivan en su selección hacía la borreguez. De todo hay en la viña del señor. Espero que el ganadero tenga la fuerza necesaria para soportar el examen del Sanedrín venteño compuesto por el reino del taurinismo y sus acólitos.
Fue curioso el hecho durante la lidia del cuarto. El presidente sacó el pañuelo rojo y muchos espectadores de los alrededores de mi localidad no comprendían lo que ocurría, levantando con ello el rumor de la ignorancia. Hasta que alguien aclaró la situación. Hacía tanto tiempo que no presenciaba este hecho en esta plaza. Llamó la atención que todos los animales se marcharon al desolladero tal y como habían llegado, con la boca cerrada.
Comentarios:
Los toreros abandonaron el coso por su propio pie. Eso ya fue un éxito para ellos después de enfrentarse a una autentica corrida de toros, llena de mansedumbre y de casta. Toros que exigieron el carnet de profesional a los tres toreros, y que incluso hubo algunos que metieron la cabeza en la muleta, pero que necesitaron toreros con oficio y ganas de triunfar ante enemigos que vendieron cara su muerte. Hasta el toro que le echaron al corral a José Carlos Venegas abandonó el ruedo con un tono de gallardía como diciendo, me voy, pero nadie ha podido conmigo. Así fueron, uno tras otro, los comportamientos de los seis ejemplares que envió el ganadero Moreno Silva. Seguro que a partir de ahora, como ocurrió en años anteriores, los taurinos venderán la corrida con la vitola de infumable, tratando de justificar los motivos por los cuales sus toreros, llamados figuras, de ninguna manera pueden enfrentarse a este tipo de ganado, pero la opinión de muchos aficionados es que si lo hicieran estarían condenados al fracaso. Pero con esos detalles los únicos que han perdido la dignidad son los que se mantiene en el escalafón toreando borregos manipulados en lo más preciado de un toro de lidia, sus defensas. Pero eso no es nuevo, solo cambian con los tiempos quien se beneficia de estos hechos.
También los espectadores sintieron pena de ver a unos jóvenes espadas intentando ganarse el pan con un ganado encastado, con la mente puesta en que de poco les iba a servir exponer su vida ante tal exigencia, ya que su labor iba a quedar olvidada en los despachos de los empresarios, donde solo tienen cabida los contratos de las figuras Muchos se preguntarían qué pensarían los toreros del medio toro al contemplar semejante espectáculo por televisión. Seguro en la intimidad de su conciencia se le llenaría la cara de sonrojo. O no. Pero no solo fueron los matadores los que sufrieron los acosos de los toros de Saltillo, los picadores y los subalternos perdieron los papeles desde el comienzo de la corrida, abandonando los engaños en variaos momentos de la lidia ante el acoso de su enemigos, dejando a su profesión en el más absoluto desamparo y en muchos casos en el ridículo. No he visto nunca a los toreros tomar el olivo como lo vi en esta tarde. No es necesario dar nombres ya que el aficionado conoce a la perfección que muchos cuando se visten de toreros dejan en el hotel la dignidad de su profesión. Sin embargo en el tercero, David Adalid y Juan Carlos Tirado no solo aguantaron el acoso a que fueron sometidos en el tercio de banderillas, sino que cuadraron en la cara del toro, clavando tres sensaciones pares de banderillas. Daba gusto ver a los toros arrancarse de largo. Los dos toreros de plata tuvieron que desmonterarse. Esta misma faena la repitieron en el sexto, no con tanta fortuna, pero si con las mismas ganas, demostrando con ello que aparte de saber, hay que querer, pero como decía un espectador cercano, la jindama es libre de venta y cada uno compra la que necesita.
Fue espectacular igualmente la lidia que ofreció en el quinto César del Puerto, mostrándoles a sus compañeros, a la vez que a su maestro, la manera de parar a un toro encastado que se comía el percal, metiendo la casta de su enemigo en el capote de brega. Como digo, hacía mucho tiempo que no se veía una faena como esta, como asimismo ver a los aficionados disfrutar de una autentica corrida de toros. Mañana tocan figuras, ya sabemos lo nos espera.
©Pepeíllo
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