jueves, 27 de julio de 2023

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo

Novillada nocturna

“La suerte suprema”

Reseña

Se lidiaron 4 novillos de Monte la Ermita, 2º, 3º, 4º y 6º, y dos de El Cotillo, 1º y 5º, Bien presentados, el segundo, el de menos trapío, un manso encastado que dio juego en el caballo, recibió aplausos camino del desolladero. El resto, su comportamiento con los montados fue variado prevaleciendo la mansedumbre. El quinto de salida dio una lección de mansedumbre, hasta que el torero de plata Ángel Gómez Escorial consiguió pararlo. Durante la lidia mostró escasez de fuerza, pero el presidente decidió dejarlo en el ruedo.

Terna:
  • Jorge Molina. De azul claro y oro. En el primero pinchazo tirándose fuera de cacho y estocada baja, trasera y atravesada. Silencio. En el cuarto cinco pinchazos, aviso y estocada baja y atravesada. Aplausos de sus paisanos.
  • José María Trigueros. (Presentación). De verde y oro. En el segundo estocada con aviso incluido. Saludos. En el quinto metisaca en los bajos y un sartenazo descarado antes de un aviso. Silencio.
  • Marcos Linares. (Presentación). De sangre de toro y oro. En el tercero estocada baja tirándose fuera de cacho y volvió a repetir lo mismo mientras el manso continuaba pidiéndole pelea en querencias. Silencio. En el sexto Pinchazo, estocada baja, tendida y atravesada. Aviso. Pascual Mellinas levantó al novillo con la puntilla y falló en varias ocasiones.
Presidente: D. Eutimio Carracedo Pastor.

En el quinto se le protestó al presidente por su falta de fuerzas, pero hizo caso omiso. En el primero se le pidió un tercer puyazo, pero no lo consideró oportuno, calificando el hecho como falta de afición.

Cuadrillas y otros.

Buena temperatura acompañó al festejo, que registró una floja entrada como viene siendo habitual, ya que el cartel no reunía el atractivo para que regresen los aficionados del clavel y los que colman los tendidos 5 y 6. Las cuadrillas cumplieron en sus labores, aunque Pascual Mellinas se durmió en el quinto al no estar colocado a la salida de un par de banderillas de un compañero. El novillo hizo hilo con él y tuvo que tomar el olivo. El segundo apretó en tercio de banderillas y Gómez Escorial aguantó la acometida con mucha dignidad.

El tercio de varas del segundo tuvo emoción. En la primera entrada derribo al no agarrarlo el picador. En las dos siguiente se agarró bien y el novillo respondió con fijeza al castigo.

Comentarios:

He resaltado al principio la suerte suprema, ya que ni es suerte ni es suprema. Las figuras cortan trofeos con estocadas infames y los que vienen detrás buscando un hueco en el escalafón del triunfo, poco a poco van colocándose sin que sea necesaria la ejecución rigurosa de esta suerte, a las cuales se unen las expresiones corporales de posturas como si hubieran descubierto el arte del volapié. Los tres novilleros dieron un recital de lo que no debe ser esta suerte. Ajustaré lo comentarios con unos detalles; en el cuarto Jorge Molina después de cinco pinchazos y una estocada defectuosa, su público le regaló unos aplausos y el torero, en lugar de taparse, tuvo la osadía de salir a recogerlos al tercio. ¡Qué desconocimiento del público y del torero! Su nombre era Mesonero y después de un juego en el caballo para olvidar, lo recibió con la muleta de hinojos, el novillo metió la cara en la pañosa con claridad y el torero de Torrijos, se limitó a acompañar las embestidas, dejándose ir un enemigo al desolladero con la faena dentro de él. Tramador fue el que abrió plaza. En el capote metió bien la cabeza pero Jorge Molina no se estiró. En la primera entrada al caballo metió los riñones pero fue castigado trasero y en la segunda el piquero se limitó a marcar el castigo. El novillo comenzó a mostrar blandura de remos y no tuvo la fuerza para aguantar el último tercio. El torero lo intentó por ambos pitones, y al no encontrar respuesta de su enemigo se puso pinturero. El público le premió con un silencio.

Teatrero, segundo de la noche, fue recibido con unas verónicas ajustadas de José María Trigueros, el burel ofreció un buen tercio de varas. En la muleta no encontró la respuesta que necesitaba, al torero le faltó temple, mando y el sitio que exigía el manso encastadito. El animal se fue rajando y al torero le faltó oficio para la exigencia de su enemigo y le sobraron ventajas y pinturería. El quinto de nombre Melómano mostró signos evidentes de mansedumbre, tanto en el caballo como en la muleta. El torero lo recibió con muletazos por alto. Por el pitón derecho el animal se comía la muleta metiendo la cara con nobleza, pero el torero no se acopló a sus embestidas rectificando terrenos en cada muletazo. El novillo terminó midiendo las embestidas y el torero se pasó de faena.

El tercero se llamaba Deslio que demostró su mansedumbre en el caballo y no lo colocaron en suerte. Con la muleta Marcos Linares lo sometió por bajo y lo sacó a la segunda raya de picadores pero el manso no se encontraba a gusto en la pelea, lo desarmó y lo llevó al centro del ruedo. El novillo llegó a orientarse y el matador tomó sus precauciones, lo tuvo que cerrar de nuevo ya que en los medios el animal le apretaba en la pelea. Decidió tomar el acero y despenarlo. El sexto de nombre Galardonado, el torero de Linares intentó lucirse con el capote. Al animal no se le vio en el caballo, en la primera vara lo metieron debajo del peto, en la segunda empujó pero no fue castigado. La faena de muleta adoleció de emoción y de la sal que implicaba que el torero sacara algo positivo de su faena. Trató de cumplir y el novillo también al ver que el torero se limitaba a acompañar sus embestidas. Lo mejor fue cuando se dio por finalizado el festejo y anunciar los vencedores del certamen de estas novilladas. Jorge Molina, Christian Parejo y Alejandro Peñaranda, con utreros de Fermín Bohórquez

©Pepeíllo.

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