domingo, 28 de abril de 2024

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo

Corrida de toros.

“Fuera del palco”

Ganadería

Se lidiaron 6 toros de Arauz de Robles, bien presentados, astifinos y varios con cinco “yerbas”, de juego variado, tanto en su comportamiento en el caballo como en el último tercio. El segundo fue protestado por escasez de fuerzas. El primero y segundo fueron aplaudidos de salida y primero y tercero en el arrastre.

Terna:
  • Curro Díaz. De sangre de toro y oro. En el segundo estocada baja que escupió, perdiendo la muleta. El puntillero necesitó más de diez intentos de despenar al pobre animal. Silencio. En el cuarto estocada tendida que vale. División de opiniones.
  • David de Miranda: De grana y oro. En el tercero estocada. Silencio. En el quinto estocada que rueda. Escasa petición. Saludos.
  • Calerito: De blanco y oro. En el primero y el su confirmación, estocada desprendida tras sufrir una colada que pudo darle un disgusto. Aplausos. En el sexto estocada baja y cuatro descabellos tras aviso. Silencio.
Presidente: D. Eutimio Carracedo Pastor.

Nadie comprendió como el presidente no sacara el pañuelo verde al segundo de la tarde para que volviera a los corrales por evidente falta de fuerzas. Algo tuvo que ver el usía para mantenerlo en el ruedo que nadie de los presentes observó, Su decisión pudo ser interpretada como una irresponsabilidad, por ese motivo nadie se extrañó que el sector crítico le recomendara que no volviera al palco, por su despecho a la fiesta y su poca afición.

Suerte de varas:
  1. Estudiante: N. 12. 588 kg. Negro bragado meano axiblanco. Acudió al caballo con tranco pero no se empleó, en la segunda entrada salió suelto, el picador se limitó a marcar el castigo.
  2. Gimotero. N. 25. 560 kg. Negro bragado. En el caballo no se le vio dada su invalidez.
  3. Pimentón. N. 17. 545 kg. Negro bragado corrido axiblanco. En la primera vara empujó con fijeza pero salió suelto. En la segunda entrada hizo una fea pelea y salió suelto.
  4. Mesonero. N. 35. 585 kg. Negro listón bragado axiblanco. En la primera entrada no se empleó e hizo una pelea de manso. En la segunda entrada el piquero lo castigo trasero y salió suelto.
  5. Labrador. N. 27. 520 kg. Colorado chorreado en verdugo. Fue castigado bajo aunque rectificó el del castoreño. Se dejó pegar, nada más. En la segunda entrada acudió suelto y se defendió en la pelea y salió suelto.
  6. Vergonzoso. N. 81. Barroso claro. 544 kg. En la primera vara el picador marró. El toro empujó con un solo pitón pero metiendo los riñones y el montado le zurró la badana. En la segunda se dejó pegar y recibió un castigo sin medida.
Cuadrillas y otros.

En tarde de primavera el coso registro algo más de media entrada. La terna se vio modificada al caerse del cartel el portugués Juanito, siendo sustituido por el sevillano Calerito que confirmó alternativa.

Las cuadrillas se vieron ensombrecidas por la labor de los subalternos de Curro Díaz en el cuarto. Vaya sainete que montaron en el tercio de banderillas. Como la jindama la deben vender a bajo precio, estos toreros de plata debieron de hacer acopio de ella y la mostraron en toda su dimensión. Todos sentimos vergüenza pero ellos se vio que no, si se cortaran la coleta nadie extrañaría. Hay muchos trabajos honrados.

En el lado de las luces anduvo Fernando Sánchez junto a otros compañeros que trataron de cumplir en su labor. En el tercero F. Sánchez colocó dos pares de banderillas y no quiso desmonterarse, bajo mi criterio, por respeto a su compañero que le había cedido el par, y porque en el primer par reunió a toro pasado. Un torero de plata responsable.

Comentarios:

Curro Díaz levantó los primeros olés al recibir de capote al primero de su lote. Todo quedó en eso. El presidente mantuvo en el ruedo a un animal no apto para la lidia. Supongo que el torero se preguntaría el por qué, limitándose a pasarlo por ambos pitones con mucha suavidad, pero el animal no se mantenía en pie, por lo que decidió tomar la tizona y despenarlo. Los aficionados le dieron al presidente una buena recomendación para que no volviera al palco. Al cuarto no consiguieron pararlo de salida y acudió suelto al caballo. El manso encastado mantuvo una lucha indecorosa por parte de la cuadrilla del torero, que tuvieron que pasar n veces para dejar 4 palos. A pesar de ello el de Linares lo intentó con la muleta, primero sometiéndolo por bajo con el beneplácito de la concurrencia. La pelea fue interesante ante el exigente enemigo que no regaló ningún muletazo y que le costaba repetir las embestidas. El matador solo tuvo que mostrar oficio para que los aficionados reconocieran su labor.

David de Miranda recibió a su primero con capotazos ceñidos pero carentes de transmisión. Con la muleta citaba sin descomponer la figura y templando algunos muletazos pero faltos de mando, el toro punteaba la pañosa y sin colocación, restándole vistosidad a su labor. Al quinto lo recibió con el capote con la misma sosería mostrada en su anterior enemigo. En el último tercio lo recibió con unos muletazos con gusto rodilla en tierra. Fue lo único que le ofreció la nobleza de su enemigo y que no fue aprovechada por el torero de Trigueros, el toro se fue apagando y tuvo que sacar de su muleta más voluntad que acierto, poniendo en peligro su vida ya que el animal en un descuido del torero, se lo llevó por delante y por suerte pudo librarse de la cornada. Los presentes le pedían que finalizara la faena pero el matador se puso pesado y cerró su labor con unas manoletinas que no tuvieron cabida en su faena.

El sevillano Calerito confirmó la alternativa. Con el capote el animal se desplazaba bien pero mostró blandura y nobleza. Con la muleta lo recibió de hinojos rematados con un largo pase de pecho. Llevó a su enemigo a la boca de riego y en esos terrenos dio una tanda de redondos templada. La siguiente fue más vulgar. Al natural no se acopló en ningún momento, perdiendo pases durante toda la faena. Le faltó tirar de su enemigo para darle más recorrido a los muletazos. El sexto apareció en el ruedo midiendo las embestidas y el torero lo aguantó con dignidad. Brindo la faena al manso encastado al público. El toro comenzó acudiendo de largo a la muleta del sevillano, pero ésta no tuvo los recursos necesarios para templar las acometidas de su enemigo, que acudía a los cites horadando el albero. El matador no encontró el sitio que pedía el burel y al ver que la faena se consumía buscando el aviso, remató con unas bernardinas que nadie entendió y de esta manera el animal se fue al desolladero sin ser entendida la casta que mostró durante su lidia.

©Pepeíllo.

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