Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Corrida de toros.
“Que tendrá el agua cuando la bendicen"
Ganadería
Corrida de toros.
“Que tendrá el agua cuando la bendicen"
Ganadería
Se anunciaron 3 toros de Garcigrande y 3 de Juan Pedro Domecq., en general bien presentados, al tercero le faltó remate. El segundo puso en duda la integridad de sus defensas, hecho que quedará en entredicho para la historia. La corrida no decepcionó, me refiero en el último tercio, En el caballo fue otro cantar y no precisamente para recordar la letra de la canción.
Terna:
Enrique Ponce: De malva y oro. Estocada casi entera cruzada y dos descabellos. Bronca del sanedrín. Gran estocada tirándose por derecho, hasta la cruz.. Dos orejas. No salía de mi asombro, pero fue verdad.
David Galván: De verde y oro. En su primero estocada caída y trasera y tres descabellos tras aviso. En el quinto dos pinchazos y estocada. Silencio.
David Galván: De verde y oro. En su primero estocada caída y trasera y tres descabellos tras aviso. En el quinto dos pinchazos y estocada. Silencio.
Samuel Navalón: (Que confirmó). De malva y oro. En el toro de su confirmación, pinchazo tras aviso y estocada habilidosa y dos descabellos tras el segundo aviso. División de opiniones cuando saluda. En el sexto estocada arriba, aviso. Oreja.
Presidente: D. José Antonio Rodríguez San Román.
Formó parte del regalo que los aficionados de ferias le ofrecieron al torero de Chiva. En una palabra, sobró un pañuelo blanco en su regalo particular.
Suerte de varas:
1º Misterioso. (Garcigrande). Feos detalles tuvo el pupilo de Garcigrande. Escarbó demasiado. El picador en la primera entrada marró y el animal derribó al montado con poderío y casta. El montado lo castigó en los bajos en las dos ocasiones. No tuvo el detalle de rectificar.
2º Cantero. (Garcigrande). En la primera entrada fue castigado trasero y salió huyendo del impresentable montado. Se rompió parte del pitón izquierdo en un lance de la lidia. En la segunda entrada no se empleó. Demasiado tenía el pobre animal con la pérdida de su defensa.
3º Ecuatoriano. (Garcigrande). Hizo una fea pelea y salió suelto en la primera entrada al jaco. En el segundo capítulo, el piquero le tapó la salida y en cuanto pudo salió suelto. A nadie le extrañó. ¡Taparle la salida! Menudo borrón en la carrera de Juan Pablo Molina.
Presidente: D. José Antonio Rodríguez San Román.
Formó parte del regalo que los aficionados de ferias le ofrecieron al torero de Chiva. En una palabra, sobró un pañuelo blanco en su regalo particular.
Suerte de varas:
1º Misterioso. (Garcigrande). Feos detalles tuvo el pupilo de Garcigrande. Escarbó demasiado. El picador en la primera entrada marró y el animal derribó al montado con poderío y casta. El montado lo castigó en los bajos en las dos ocasiones. No tuvo el detalle de rectificar.
2º Cantero. (Garcigrande). En la primera entrada fue castigado trasero y salió huyendo del impresentable montado. Se rompió parte del pitón izquierdo en un lance de la lidia. En la segunda entrada no se empleó. Demasiado tenía el pobre animal con la pérdida de su defensa.
3º Ecuatoriano. (Garcigrande). Hizo una fea pelea y salió suelto en la primera entrada al jaco. En el segundo capítulo, el piquero le tapó la salida y en cuanto pudo salió suelto. A nadie le extrañó. ¡Taparle la salida! Menudo borrón en la carrera de Juan Pablo Molina.
4º Requiebro. (Juan Pedro Domecq). Se dejó pegar en las ocasiones que entró al del castoreño.
5º Leguleyo. (Juan Pedro Domecq). En la primera entrada empujó con un pitón pero salió suelto. En la segunda acudió al caballo sin poner en suerte y recibió un picotazo. Que poco cuidan estos toreros modernos esta bella suerte, donde se ve el comportamiento del toro.
6º Pamplinoso. (Juan Pedro Domecq). En la primera entrada no se empleó y en la segunda al piquero se le rompió la vara y no pudo verse su juego.
Cuadrillas y otros.
Al finalizar el paseíllo, se le dedicó una cerrada ovación a Ponce en la despedida de Las Ventas. El coso rozó el lleno, solo se vieron algunos claros en los altos de sombra. Las cuadrillas cumplieron en su cometido, destacando Fernando Sánchez y Víctor del Pozo en el cuarto, el primero con los palitroques y el segundo durante la lidia.
Comentarios:
Comentarios:
La tarde fue para la ironía y dentro de este juego semántico, hubo un protagonista, “el maestro de Chiva”, que marcó la tarde con una actuación de “Puerta Grande” a criterio” de los “aficionados” de sol y de sombra, que asoman por la plaza cuando la terna es de tronío o por otros toreros que pegan la “espantá” cuando los despachos no ven claro el beneficio del festejo, dejando por los suelos el recuerdo del “MONSTRUO”, como fue Manolete. Sí, el torero de Chiva salió por La “Puerta Grande”. Una Puerta Grande como regalo de los aficionados de feria y del presidente, pero que me hizo reflexionar sobre el hecho. Que habrá tenido Ponce en su toreo que ha sido bendecido por tantos aficionados y otros no tanto, y que no he entendido nunca el mensaje de su toreo y siempre recuerdo la faena al toro Lironcito de Valdefresno. Fue uno de los pocos toros que hizo despeinarse al maestro de Chiva. Mucha suerte torero en lo que resta de su segunda despedida por las plazas españolas, y si decide no reaparecer más, mucha suerte en su vida privada.
Y ahora vamos a lo serio. El primer toro de Ponce se rompió un pitón a la salida de su pelea en el caballo. Los aficionados de feria solicitaron con fuerza su devolución mostrando, una vez más, su desconocimiento del reglamento. Hubo quien se atrevió a decir desde el tendido que el torero de Chiva tenía el serrucho en el esportón. “Que osadía”. Dudar de la integridad de los toros que se lidian… Los que no tienen ni “pajot… idea”, perdón, se marcharían de la plaza creyendo que el “maestro de Chiva ha sido un impostor” y que ha necesitado que le manipulen las astas de su toros para triunfar. No me lo creo. Como tampoco me creo que el maestro trajera el serrucho en el esportón, habiendo maestros en esta materia, que tras los bastidores del escenario, ejecutan la preparación del protagonista “fundamental” del ruedo con verdadera maestría. Este “aficionado” pertenecería al “sector maldito del 7”, que acuden a los festejos haga frio o calor, y que tanto la empresa como muchos gacetilleros les gustaría que desapareciera.
Insisto, vamos a lo serio. Mal se le presentaba al torero de Chiva la tarde con un animal lisiado de sus preciadas defensas que dan la emoción a los tendidos al jugarse la vida un hombre ante una “fiera”. Requiebro salió en cuarto lugar y fue el nombre que Juan Pedro Domecq eligió para la despedida del torero. El toro no le permitió lucirse con el capote y cuando llegó a la muleta lo sacó a los medios y pudo comprobarse que poco tenía que ofrecer. El torero tampoco buscó el sitio donde se colocan los maestros a pesar de la nobleza de su enemigo. Puso disposición sacando de la pañosa unos circulares invertidos con mucha voluntad pero más propios de Marbella, pero no había más. El torero tenía que inventarse un toro, como lo ha hecho en múltiples ocasiones en su carrera, y casi lo consigue, y ante un público con generosidad ilimitada que le permitió salir por la “Puerta Grande”. Suerte maestro.
En el cartel se anunciaron dos toreros más. Por un lado Samuel Navalón, que confirmaba, hecho que ha sido pródigo el maestro de Chiva para no abrir plaza. El torero de Ayora recibió al toro de su confirmación frente a toriles, después de no entenderse con el “Chulo de toriles” que después de tener abierto el portón de los miedos, tuvo que cerrarlo y esperar a que el valenciano colocara su valor en la segunda raya de picadores. Al animal no le gustaron las querencias y le costaba repetir, pero al torero tampoco debieron gustarle los terrenos donde se colocan los toreros que quieren triunfar, limitándose a acompañar las embestidas de su enemigo y rematar los muletazos para fuera, fiel en la imitación a sus compañeros que lideran el escalafón. Así fue su labor tanto en el toreo en redondo como al natural. Perdió la noción del tiempo y casi le echan el toro al corral. Cerró plaza Pamplinoso. Navalón lo recibió de hinojos en la boca de riego y tuvo que levantar el vuelo. El toro le apretó y antes de sufrir una cogida desistió en su intento. Toda su labor la basó en el torero moderno. Al intentarlo al natural el animal se lo llevó por delante y al parecer sin consecuencias. Ya se sabe. “Revolcón, oreja al esportón”. Se cumplió el veredicto de la ciencia popular. El matador levantó los tendidos con el arrimón y con unas manoletinas, de las cuales salió apuradísimo, pero consiguió unificar a los tendidos feriantes. Si esto hubiera ocurrido en Benidorm, nadie se hubiera sorprendido… Pero Las Ventas de momento no es Benidorm. Lo mejor la estocada.
David Galván se encontró con Ecuatoriano, un toro que le puso en bandeja el triunfo y se limitó a lucir algunos detalles, con un toreo sin descomponer la figura, pero como dijo un aficionado, el toro se fue sin torear. ¡Matador hay que colocarse en su sitio!, y a su labor, vistosa sin duda, con desmayados que levantaron los olés de los tendidos, le faltó la colocación para romper de una vez ese ventajismo que aflora tarde tras tarde en los ruedos españoles. ¡Qué pena torero! El quinto fue otra historia bien distinta. El animal acudía al engaño con poco recorrido y flojo de remos y en cuanto intentaba someterlo clavaba las manos en el albero. Hay que aprovechar las oportunidades que a veces se les presentan hasta a los modestos, pero toreando, torero.
©Pepeíllo.
Y ahora vamos a lo serio. El primer toro de Ponce se rompió un pitón a la salida de su pelea en el caballo. Los aficionados de feria solicitaron con fuerza su devolución mostrando, una vez más, su desconocimiento del reglamento. Hubo quien se atrevió a decir desde el tendido que el torero de Chiva tenía el serrucho en el esportón. “Que osadía”. Dudar de la integridad de los toros que se lidian… Los que no tienen ni “pajot… idea”, perdón, se marcharían de la plaza creyendo que el “maestro de Chiva ha sido un impostor” y que ha necesitado que le manipulen las astas de su toros para triunfar. No me lo creo. Como tampoco me creo que el maestro trajera el serrucho en el esportón, habiendo maestros en esta materia, que tras los bastidores del escenario, ejecutan la preparación del protagonista “fundamental” del ruedo con verdadera maestría. Este “aficionado” pertenecería al “sector maldito del 7”, que acuden a los festejos haga frio o calor, y que tanto la empresa como muchos gacetilleros les gustaría que desapareciera.
Insisto, vamos a lo serio. Mal se le presentaba al torero de Chiva la tarde con un animal lisiado de sus preciadas defensas que dan la emoción a los tendidos al jugarse la vida un hombre ante una “fiera”. Requiebro salió en cuarto lugar y fue el nombre que Juan Pedro Domecq eligió para la despedida del torero. El toro no le permitió lucirse con el capote y cuando llegó a la muleta lo sacó a los medios y pudo comprobarse que poco tenía que ofrecer. El torero tampoco buscó el sitio donde se colocan los maestros a pesar de la nobleza de su enemigo. Puso disposición sacando de la pañosa unos circulares invertidos con mucha voluntad pero más propios de Marbella, pero no había más. El torero tenía que inventarse un toro, como lo ha hecho en múltiples ocasiones en su carrera, y casi lo consigue, y ante un público con generosidad ilimitada que le permitió salir por la “Puerta Grande”. Suerte maestro.
En el cartel se anunciaron dos toreros más. Por un lado Samuel Navalón, que confirmaba, hecho que ha sido pródigo el maestro de Chiva para no abrir plaza. El torero de Ayora recibió al toro de su confirmación frente a toriles, después de no entenderse con el “Chulo de toriles” que después de tener abierto el portón de los miedos, tuvo que cerrarlo y esperar a que el valenciano colocara su valor en la segunda raya de picadores. Al animal no le gustaron las querencias y le costaba repetir, pero al torero tampoco debieron gustarle los terrenos donde se colocan los toreros que quieren triunfar, limitándose a acompañar las embestidas de su enemigo y rematar los muletazos para fuera, fiel en la imitación a sus compañeros que lideran el escalafón. Así fue su labor tanto en el toreo en redondo como al natural. Perdió la noción del tiempo y casi le echan el toro al corral. Cerró plaza Pamplinoso. Navalón lo recibió de hinojos en la boca de riego y tuvo que levantar el vuelo. El toro le apretó y antes de sufrir una cogida desistió en su intento. Toda su labor la basó en el torero moderno. Al intentarlo al natural el animal se lo llevó por delante y al parecer sin consecuencias. Ya se sabe. “Revolcón, oreja al esportón”. Se cumplió el veredicto de la ciencia popular. El matador levantó los tendidos con el arrimón y con unas manoletinas, de las cuales salió apuradísimo, pero consiguió unificar a los tendidos feriantes. Si esto hubiera ocurrido en Benidorm, nadie se hubiera sorprendido… Pero Las Ventas de momento no es Benidorm. Lo mejor la estocada.
David Galván se encontró con Ecuatoriano, un toro que le puso en bandeja el triunfo y se limitó a lucir algunos detalles, con un toreo sin descomponer la figura, pero como dijo un aficionado, el toro se fue sin torear. ¡Matador hay que colocarse en su sitio!, y a su labor, vistosa sin duda, con desmayados que levantaron los olés de los tendidos, le faltó la colocación para romper de una vez ese ventajismo que aflora tarde tras tarde en los ruedos españoles. ¡Qué pena torero! El quinto fue otra historia bien distinta. El animal acudía al engaño con poco recorrido y flojo de remos y en cuanto intentaba someterlo clavaba las manos en el albero. Hay que aprovechar las oportunidades que a veces se les presentan hasta a los modestos, pero toreando, torero.
©Pepeíllo.
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