Ganadería: Puerto de San Lorenzo. Encaste Atanasio Fernández- Lisardo Sánchez
Terna:
- José Pedro Prados, El Fundi: Sangre de toro y azabache. Bajonazo atravesado. Silencio. Pinchazo hondo arriba que vale. Aplausos que valen una despedida.
- Manuel Jesús, El Cid: Rosa y oro. Dos pinchazos, uno sin soltar y estocada baja. Aviso. Aplausos que el torero recoge desde el tercio. Tres pinchazos, aviso y estocada. Silencio
- Daniel Luque: Estocada caída y atravesada. Silencio. Pinchazo hondo, bajo y trasero y 2 descabellos. Silencio.
Suerte de varas: No hubo ningún toro que sacaran a relucir en el caballo la casta que antaño atesoraban a estos animales, todos mansearon en varas y el que empujó lo hizo sin clase, pero lo peor no fue eso, es que todos los piqueros picaron trasero y, algún indocumentado, permitido por su matador, lo hizo próximo al rabo, concretamente Jesús Vicente, de la cuadrilla de El Fundi, en el primero la tarde, haciendo cierto el dicho: “hasta el rabo, todo es toro”. No tuvo bastante con ello, en la siguiente vara le tapó la salida y lo picó trasero y bajo, y en la tercera, le zurro la badana con saña. A este inefable piquero, por lo menos deberían suspenderlo de empleo y sueldo. Alguien de las altas esferas autoritarias debería tomar cartas en este asunto, para que una suerte tan bella se haya convertido en un mero trámite que cada matador interpreta a su antojo y beneficio, porque no olvidemos que las agresiones que recibe un animal cuando lo pican de esta manera les causan un daño muy grande, y merman sus facultades en beneficio del torero, ya que con esto lo que buscan es que el animal llegue a la muleta sin la agresividad que debe caracterizar a una animal de esta raza. En manos de la autoridad está la solución de este problema, pero da la impresión que tienen poco interés en solucionarlo. A las pruebas me remito.
Cuadrillas y otros: Los toreros de plata tampoco quisieron lucirse en esta corrida, está claro que como tienen los contratos firmados, todos vienen a cumplir el expediente y si pueden estar en la cara del toro lo menos posible, mejor, así tiene menos posibilidad de sufrir cualquier percance. Si es así como piensan, lo mejor es que se queden en su casa con su familia y no engañen al respetable que paga su entrada para ver a unos profesionales competentes. Daba pena ver el comportamiento de los subalternos, que dan la impresión que con lucir el traje de luces tienen bastante. Eso una tarde tras otra, no hay la menor duda que han perdido hasta la dignidad. La mayoría salían de la cara del toro como alma que lleva el diablo, y algunos bureles que habían desarrollado sentido debido a la mala lidia que habían recibido, hacían hilo persiguiendo al banderillero de turno, estos tenían que tomar el olivo para protegerse de su acometividad, ni sus propios compañeros fueron capaces de hacerles el quite. Hubo pocos toreros que cuadraron en la cara del toro en la colocación de los rehiletes, entre ellos destacar a Alcalareño y a El Boni, que intentaron hacer la suerte con pureza. Los demás actuaron sacando a relucir las ventajas que pone a su disposición la jindama, y eso que los toros de El Puerto no fueron muy exigentes con los toreros. El segundo de la tarde fue aplaudido en el arrastre cuando tuvo el detalle de irse a morir a toriles. Incomprensible.
Una triste despedida tuvo El Fundi en esta su plaza que lo vio hacerse torero y que tuvo con ella sus amores y desamores. Pero bueno, el tiempo todo lo borra incluso lo bueno y no es hora de remover pensamientos que seguro que en algún aficionado habrán aflorado cuando se ha recibido a este valiente coleta con un aplauso antes de comenzar el festejo. Lo cortés no quita lo valiente. Lo peor para el torero vendría después, cuando comprobó que no pudo devolver a su público, toreando, la gratitud que este le había demostrado, ya que le tocaron en suerte dos mulos con cuernos y el segundo con peligro, que no justificaba en absoluto el más mínimo esfuerzo por parte del matador. Los dos compañeros de cartel le brindaron sus dos últimos toros. Tuvo que ser un acto emotivo para el torero de Fuenlabrada. El Fundi es un torero que merece todos los respetos, le ha tocado bailar en esta profesión con las ganaderías más duras del campo bravo español y después de muchos años como profesional ha estado en todas las ferias dando la cara, ganándose con ello el respeto de la afición española. El primero de sus toros era un mulo y el segundo no valía un duro. Un animal escaso de fuerzas y debido a esto estuvo a la defensiva durante toda la faena y no entregó en ningún momento a la noble pelea que le presentaba su matador. Nada que reprochar a este torero. Hasta siempre Fundi.
Tanto El Cid como Daniel Luque tuvieron sus oportunidades. El de Salteras no llegó a aprovecharlas ya que su toreo dista mucho del que los aficionados tuvieron la suerte de deleitar hace ya algunos años. El Cid continúa en horas bajas. La faena a su primero estuvo llena de altibajos y solo arrancaba los oles de los aficionados cuando no descomponía la figura y toreaba para dentro, pero este toreo no lo prodigó el sevillano, ya que cuando lo intentó le faltaba rematar los muletazos. Cierto que dio tres pases de pecho como remate a tres series de pitón a rabo, pero varias de sus series no calaron en los tendidos porque estuvieron llenas de vulgaridad escondiendo la pierna contraria y descomponiendo la figura. Su segundo enemigo no le dio esta oportunidad, ya que no tenía fuerzas para entregarse en la pelea. El torero tuvo que echar mano del recurso del arrimón para justificarse ante la afición madrileña.
Daniel Luque tuvo su oportunidad en el sexto de la tarde, un toro que acudía a la muleta algo rebrincado y que punteaba la muleta en los remates, pero el torero tenía que haberle corregido esos defectos toreando, y el toro, para compensar los defectos anteriores, le ofreció un pitón izquierdo de orejas pero el torero no llegó a acoplarse y terminó entregado a la vulgaridad del pase circular y sus derivados. Una pena torero, que para tapar las carencias demostradas tuviera que echar mano de esos recursos propios de feria de pueblo, con todos mis respetos hacia los pueblos. En su primero y ante un animal con las fuerzas justas para mantenerse en pie, el torero no pudo emplearse, si no fue para que no se cayera. Otra vez, será, Luque.
©Pepeíllo.
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