Ganadería
6 novillos de la ganadería del conde de Mayalde, procedencia Contreras, Juan Pedro Domecq y El Ventorrillo. Bien presentados, cuarto y quinto tuvieron el trapío de toros de figuras. Mansos y blandos. El primero fue pitado en el arrastre y el cuarto recibió aplausos camino del desolladero.
Terna:
- Posada de Maravillas. De nazareno y oro. Estocada trasera perdiendo la muleta. Silencio. Estocada al rincón de Ordóñez. Oreja.
- Clemente. De rioja y oro. Estocada muy tendía y trasera, dos pinchazos perdiendo la muleta, media estocada y cuatro descabellos. Silencio benevolente. Pinchazo hondo. Silencio.
- Andrés Roca Rey. De salmón y oro. Pinchazo, se echa el novillo, se levanta y le receta una estocada. Silencio. Dos pinchazos, uno trasero, y estocada que sale trompicado. Leves aplausos.
Presidente: D. Justo Polo Ramos.
Sin complicaciones en su labor.
Suerte de varas:
- Boticario 456 Kg. Acudió suelto al caballo y salió suelto sin picar. En la segunda vara empujó con fijeza pero perdió las manos. Mansote y blando.
- Cuartelero 469 Kg.. En la primera entrada empujó sin clase y cantó la gallina. En la segunda el picador no estuvo afortunado, marcó en los Bajos y el burel volvió a salir suelto de la pelea. En la tercera entrada hizo una fea pelea y el picador estuvo muy mal. Manso y descastado.
- Jibelino 437 Kg: Cuando lo citó el picador el novillo pasó en falso y acudió al relance, el piquero se limitó a sujetarlo y el animal hizo una fea pelea, defendiéndose del castigo. Manso, blando y sin casta, rajándose en la muleta.
- Agachado 524 Kg: En la primera vara manseó y la segunda prácticamente no existió. Ante el desorden imperante el novillo se hizo dueño del ruedo. Aunque no se le vio en el caballo y se dolió en banderillas, en la muleta puso en bandeja el triunfo al torero.
- Joyero 538Kg: Se dejó pegar y salió suelto de la pelea. En la segunda entrada manseó sin fijeza. Mansote que se rajó en la muleta.
- Chorlito 489 Kg. En la primera entrada se arrancó de largo, pero al sentir el castigo canto la gallina. El matador lo dejó en suerte de nuevo con un toque de capote, el novillo empujó con fijeza, pero el piquero le tapó la salida. Manso y sin clase en la muleta.
Cuadrillas y otros:
Ante unos tres cuartos de aforo y en tarde soleada, se celebró la segunda novillada del ciclo isidril. Las cuadrillas no tuvieron su tarde, excepto Joao Diego Costa, que lidió muy bien al cuarto y Jesús Márquez, que se lució en un par en este novillo, la actuación de los toreros de plata fue un desastre, unido a la poca fortuna que tuvieron los novilleros en la lidia. Llamó la atención la falta de profesionalidad, tanto en la colocación como en el manejo del caballo de los picadores, destacando en el desastre Diego Ochoa en el segundo, mostrando una falta total del manejo del montado y de colocación en el ruedo. .
Comentarios:
La tarde iba cuesta abajo y sumida en el túnel de la vulgaridad que habían ofrecido los que tuvieron la osadía de vestirse de luces, pero saltó a la arena el cuarto novillo y después de crear el desorden en el ruedo y arrollar a su matador a la salida del caballo, en el último tercio se vino arriba entregando su embestida a la firmeza del torero pacense. Tuvieron que venir los novilleros para que los espectadores pudieran comprobar que todavía se practica el toreo como lo reclama el aficionado, y cuando se produce, pone en sintonía a toda la plaza. Ese es el misterio. El hecho sorprendió a muchos espectadores, ya que después del palizón que le arreó el novillo, lo que menos esperaban es que Posadas Maravillas se echara la muleta a la izquierda y comenzara a torear, bajando la mano, adelantando la muleta y embarcando la embestida de su enemigo con temple y rematando los muletazos en la cadera. Toreó al natural y en redondos, convenciendo a unos espectadores incrédulos que después de lo que llevaban viendo en la feria, pensaban que el toreo era un hecho del pasado.
Después el torero se retiró a la enfermería y con ello desapareció la luz que había brillado fugazmente en el ruedo. Tanto Clemente como Andrés Roca Rey, no supieron darle continuidad a este relámpago torero que había aparecido en la muleta de su compañero, metiendo a los presentes en la vulgaridad que los había precedido. Clemente recibió a su primero con unos muletazos por bajo con cierto sabor para sacarlo a los medios, pero el novillo no quiso pelea en ese terreno y el torero tampoco quiso embraguetarse, manteniendo su muleta al hilo del pitón. A su segundo tampoco le encontró la medida a su enemigo, por ese motivo el novillo se hizo dueño de la porfía mientras que el torero francés no le daba el sitio que le pedía el burel. Al final el astado se quedó sin recorrido.
El primero del lote de Andrés Roca Rey no le dio oportunidad de lucimiento, después de darle dos naturales templados su enemigo se paró y el coleta decidió tomar el acero. El sexto fue más exigente y el torero en lugar de someterlo por bajo para intentar corregirle el calamocheo, llevó a cabo el toreo a media altura y sin darle distancia, y el novillo en los remates tiraba gañafones. En una palabra, le hizo la faena al revés, pero para eso había que apretarse los machos y eso fue lo que el torero peruano se olvidó.
©Pepeíllo.
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