Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros.
Ganadería
6 toros de Baltasar Ibán, de procedencia Contreras y Juan Pedro Domecq. El sexto fue devuelto a los corrales al lastimarse una mano durante la lidia. En su lugar se corrió un sobrero de Torrealta. De desigual presentación, en general mansos y descastados que no fueron castigados en varas. El tercero, quinto y sexto se dejaron torear en la muleta, pero los toreros no entendieron a sus enemigos.
Terna:
- Fernando Robleño. De blanco y oro. Estocada caída y atravesada. Aplausos. .Estocada trasera y desprendida. Silencio.
- Serafín Marín. De marino y oro. Estocada trasera y baja. Silencio. Pinchazo sin soltar y estocada casi entera y caída. Silencio.
- Luis Bolívar. De turquesa y oro. Dos pinchazos, tirándose fuera de cacho y estocada baja tirándose fuera de cacho. Silencio. Pinchazo y media caída y atravesada tras aviso. Silencio.
Presidente: D. Javier Cano Seijo.
Su labor en esta ocasión no tuvo problemas. Devolvió al sexto a los corrales por inutilizarse una mano en los primeros compases de la lidia.
Suerte de varas:
- Agradecido. 533 Kg. Fea pelea llevó a cabo el astado en la primera entrada al piquero que no lo castigó y salió suelto. En la segunda acudió con tranco pero no se entregó, En esta vara tampoco fue castigado. Mansote que no se entregó en la muleta. .
- Provechito. 497 Kg. En la primera vara se dejó pegar encelándose en el caballo. En la segunda no existió el castigo. Manso y descastado.
- Provechoso. 540 Kg. El piquero no le hizo ni sangre en las dos ocasiones que acudió al caballo. En la segunda vara se arrancó de largo. Manso, que se dolió en banderillas y dio juego en la muleta.
- Saltillo. 520 Kg: En la primera vara romaneó pero no fue castigado. En la segunda vara tardeó en acudir al caballo y escarbó. Manso y descastado.
- Sartenero. 529 Kg: El piquero se limitó a sujetarlo en la primera vara y en la segunda mostró una inoperancia impropia de un picador que se viste de luces. El toro cumplió en el caballo y en la muleta.
- Milonga. 578 Kg. Las dos veces que acudió al caballo no fue picado. No se vio en el tercio de varas y en muleta dejó al descubierto al torero.
Cuadrillas y otros:
En tarde veraniega, la plaza registró tres cuartos de aforo. Con los rehiletes se lucieron Curro Robles en un par en el segundo y Raúl Adrada, en especial en el tercer par, dándole las ventajas al toro, por lo cual tuvo que corresponderá a los aplausos del público desmonterándose.
Comentarios:
A los ganaderos les gusta que los toreros que acuden a los tentaderos dejen ver a los toros, poniéndolos de largo, de esa manera les permite medir mejor las condiciones de su ganado. De esa manera entendió Luis Bolívar a sus dos enemigos. A su primero lo recibió dejando ver al toro, citándolo de largo con la muleta plegada, desplegándola para desviar la embestida con el pase cambiado. Continuó con el toreo en redondo y al natural sin someter al astado, colocado en todo momento en la oreja del toro y rematando los muletazos por arriba y para fuera, hasta que el toro se cansó de embestir. En su segundo y ante un buen enemigo que no se cansó de meter la cabeza por ambos pitones, el torero creyó seguir en un tentadero, pero se olvidó que el público paga para ver torear, no para que el torero se limite a dar pases. Eso fue precisamente a lo que se dedicó el colombiano, y cuando se percató que los aficionados se estaban cansando de tanto trapazo, perdiendo la muleta en dos ocasiones, seguramente el primer sorprendido fuera él .El resultado fue que se dejó ir dos toros sin torear.
Fernando Robleño se encontró en su primero a un animal que no colaboró en su lucimiento. El torero lo intentó en redondos y al natural y de esta manera consiguió incluso lo que el toro no tenía, que no fue mucho, pero la disposición del matador fue buena, eso sí, abusando de la colocación al hilo del pitón. En su segundo llevó a cabo un toreo sin fuste, dado que el animal no tuvo recorrido y el torero no estuvo sobrado de confianza. Lo intentó dando un muletazo aquí y otro allá, hasta que decidió tomar el acero.
El primer toro de Serafín Marín no anduvo en exceso de casta y el matador intentó pasarlo en redondos y al natural, pero a su enemigo le costaba repetir las embestida, más pendiente de las tablas que de la muleta del torero. A pesar de esto no anduvo fino en la colocación, citando fuera de cacho, sufriendo un desarme. Su segundo enemigo le ofreció la oportunidad de llevar a cabo una faena, sobre todo por el pitón derecho, que levantara la tarde venida a menos, pero el coleta se desentendió del toreo y se limitó a dar pases como si su porvenir dependiera del número y no de la calidad,
©Pepeíllo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario