Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros.
6 toros de Miura. Blandos y sin casta, cuarto y sexto se dejaron torear.
Terna:
- Rafaelillo. De rosa y oro. Pinchazo y media delantera y caída. Silencio. Dos Pinchazo tirándose fuera de cacho en la suerte contraria y estocada caída en la suerte natural. Vuelta al ruedo.
- Javier Castaño: De Blanco y oro. Pinchazo y estocada, aviso. Silencio. Dos pinchazos y descabello. Silencio.
- Serafín Marín. De espuma de mar y oro. Metisaca, estocada caída y atravesada. Silencio. Metisaca, pinchazo, aviso, metisaca y estocada baja y atravesada y dos descabellos. Silencio.
Presidente: D. Julio Martínez Moreno.
De nuevo un presidente jugó a empresario e ignoró el reglamento, dejando en la arena un toro que debía haber tomado el camino de los corrales ya que no reunía condiciones para la lidia. Los aficionados se tomaron la justicia por su mano y le recomendaron que no volviera al palco. Lo más grave no fueron sus protestas, sino que llevaban razón y seguro que este presidente, junto a sus compañeros, volverán a sentarse de nuevo en el palco de nuevo y los aficionados tendrán que esperar a que alguien tome las medidas necesarias para no se vuelvan a producir estos atropello en contra de los intereses de la fiesta y de los aficionados que pagan su entrada. Vaya espectáculo que han ofrecido los presidentes que han ocupado el palco. Los antitaurinos no hace falta que se manifiesten, la poca afición de los presidentes lo harán por ellos.
Suerte de varas:
- Fogonero. 559 Kg. El picador se limitó a sujetarlo y el animal salió suelto. En la segunda vara acudió suelto al caballo y el piquero no le hizo ni sangre. Manso e inválido..
- Aguilero. 590 Kg. En la primera entrada no se empleó, limitándose Sandoval a sujetarlo. En la segunda se repuchó. Manso descastado e inválido.
- Velero. 624 Kg. Se dejó pegar en la primera entrada al caballo y blandeó. En la segunda repitió el mismo comportamiento. Manso, descastado y blando.
- Injuriado. 606 Kg: En la primera entrada dobló las manos y no hubo ni pelea ni castigo. En la segunda la vara cayó baja y el animal manseó y no se entregó. Manso, blando y descastado que metió la cabeza en la muleta.
- Sonajillo. 588 Kg: La primera vez que acudió al caballo lo hizo empujando con un pitón y en la segunda no lo castigó el piquero. Manso y descastado.
- Arenoso. 608 Kg. Acudió suelto al caballo y fue picado muy mal y salió suelto. En la segunda entrada el piquero no mejoró su labor, se le cayó la vara y el respetable le obsequió con una sonora pitada. Manso, descastado que se dejó torear en la muleta.
Cuadrillas y otros:
Aunque quedaban entradas en taquilla los miuras consiguieron llenar el coso casi en su totalidad. De nuevo los toreros de plata volvieron a lucirse en el segundo y quinto de la tarde, donde se desmonteraron Ángel Otero y Fernando Sánchez en el segundo toro. En el quinto al cuadrar en la cara en el primer par el toro recortó terrenos a Marco Galán y lo prendió, retirándose a la enfermería, sufriendo una cornada en un testículo y un puntazo en el muslo izquierdo. A recuperarse, torero.
Comentarios:
En el cuarto de la tarde apareció la dignidad torera sobre el albero de Las Ventas, con el nombre de Rafaelillo. El torero murciano olvidando el mal sabor de boca que le dejó su primero protestado por su invalidez sacó a relucir su casta y dibujó sobre la arena unos muletazos que hicieron olvidar a los tendidos los malos momentos anteriores. El público reconoció con generosidad el gesto de honradez y dignidad del murciano. El toro al segundo pase perdió las manos, pero se vino arriba y el torero con cuatro muletazos puso en pie los tendidos. Con valentía y disposición supo interpretar su papel desde el inicio de faena, aflorando sus sentimientos. Le sacó al toro lo que no tenía toreando al natural con la verdad por delante. Al final de la faena en un alarde de valentía tiró os trastos y quedose en la cara del toro sin más defensa que la generosidad del animal, reconociendo con ello que había sido vencido por la pañosa de Rafaelillo. Cometió un error al entrar a matar en la suerte contraria y pinchó dos veces, cuando lo hizo en la suerte natural el animal le ayudó un poco más. De haber matado a la primera hubiera cortado una oreja, y posiblemente hubiera sido uno de los trofeos más valiosos de la feria. El público tuvo que rogarle que diera la vuelta al ruedo. En su primero y ante un inválido, tuvo que abreviar en medio de una protesta generalizada de la plaza.
El primero de Javier Castaño llegó a la muleta sin recorrido y acudiendo al engaño con la cara alta, con lo cual el diestro no tuvo nada más que aportar que su estoque de verdad para despenarlo. En su segundo cometió el error de no bajarle la mano y someterlo y el toro se defendía enganchándole la pañosa en cada pase y tirando gañafones buscando la presa. El torero pareció sentirse molesto por el comportamiento del público, pero debió reconocer que lo hizo todo al revés.
El tercero de la tarde perdió la verticalidad al primer muletazo de Serafín Marín. Lo intentó el matador pero si no había toro, lo mejor era abreviar. En su segundo y ante un enemigo que acudía al engaño metiendo la cara con nobleza, se equivocó en el planteamiento de la faena, debía haberlo sometido por bajo, pero el torero se empeño en pasarlo con muletazos rematados por alto, limitándose a acompañar la embestida del animal. Cuando no se encuentra el sitio en la cara del toro es difícil intentar el toreo, todo sale vulgar, y eso fue lo que le pasó al torero catalán.
©Pepeíllo.
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