FERIA SAN ISIDRO 2019
A Miguel y Juan, que aguantaron estoicamente la soporífica tarde.
Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
4ª de Feria. Corrida de toros.
Ganadería
4 Toros del Tajo y La Reina. 2º y 3º. Encaste de diversas procedencias en la línea de Juan Pedro Domecq. De variada presentación, blanda, mansa y descastada. El segundo y tercero fueron sustituidos por dos sobreros, el primero de Torrealta y el segundo de Montealto.
Terna:
- Joselito Adame: De gris y oro. Pinchazo saliéndose de la suerte, metisaca y bajonazo descarado que fue protestado. Silencio. En el cuarto, tres pinchazos bajonazo con descaro tras aviso. Tímidas protestas
- Román: De gris plomo y oro. Estocada baja recibiendo tras aviso. Vuelta al ruedo tras petición. En el quinto estocada en dos tiempos. Aviso. Silencio.
- Álvaro Lorenzo: De canela y oro con cabos blancos. Pinchazo saliiéndose de la suerte y descabello. Silencio. En el sexto pinchazo y estocada desprendía. Silencio.
Presidente: D. Rafael Ruiz de Medina Quevedo.
Devolvió el usía el segundo y tercero. El primero se lastimó la mano derecha y el tercero por inválido después de rodar por la arena. También debió haber enviado a los corrales al primero, pero no lo consideró oportuno a pesar de no reunir condiciones para la lidia. En el quinto y sexto cambio el tercio de varas tras una labor deplorable de los toreros y sin ser vistos su juego en el caballo.
Suerte de varas:
- Florista..606 Kg. Colorado. Su comportamiento fue de manso y descastado unido a su invalidez. Su juego en el caballo fue un desastre.
- Castellano. 595 Kg. Negro salpicado. (Sobrero de Torrealta). Manso y complicado en la muleta. En el caballo derribó en la primera entrada y en la segunda el picador le tapó la salida y lo castigó sin medida . El burel se dejó pegar.
- Ansioso. 565 Kg: Negro (Sobrero de Montealto). Manso, descastado y blando. En el caballo hizo un mal juego, en la primera vara se dejó pegar y en la segunda el piquero se limitó a sujetarlo.
- Habilitado 574 Kg: Negro listón. Manso y descastado. En la primera vara el picador se limitó marcar el castigo y el animal salió suelto de la pelea. En la segunda acudió al montado sin colocar en suerte y salió suelto al sentir el hierro.
- Lodazal 577 Kg: Colorado ojo de perdiz. .No se le vio en el caballo Manso que se rajó en la muleta. En la primera vara acudió sin colocar y en la segunda no llegó ni a colocarle el hierro.
- Cacareo 561Kg. Negro. No se le vio en el caballo. Tanto en la primera vara como en la segunda no fue puesto en suerte y en la segunda no fue castigado.
Cuadrillas y otros.
En tarde fresca, el coso venteño registró algo más de media entrada. Al ser devueltos el segundo y tercero de la ganadería anunciada,, en su lugar se corrieron dos sobreros de la ganaderías de Torrealta y Montealto.
De los toreros de plata destacaron con los rehiletes, Miguel Martín en primero y Fernando Sánchez en el primero y sexto.
Comentarios:
La labor de los toreros quedó ensombrecida por el juego de los toros y también por su poca disponibilidad en intentar el toreo ortodoxo. Román en el primero se la jugó ante un animal con serias complicaciones y el torero valenciano encontró la horma de su toreo y estar por encima de su enemigo. Cuando se echó la muleta a la izquierda el toro se le coló y le puso los puñales en la yugular, el matador ni se inmutó y continuó peleándose por el pitón bueno, llevando la emoción a los tendidos dando la cara ante un peligroso enemigo. La estocada se le fue a los bajos y a pesar de ello se permitió dar una vuelta al ruedo tras una mínima petición. El quinto de la tarde ya fue otro cantar. El animal comenzó metiendo bien la cabeza en la franela que le presentaba el matador, y cuando se da esta simbiosis hay que torear y eso fue lo que no hizo Román. El animal que tampoco fluía por sus venas la dicha de la codicia, fue perdiendo su oferta y terminó rajándose y el torero perdiendo la oportunidad de triunfo.
Joselito Adame se encontró en su primero con un inválido de libro que el presidente decidió mantener en el ruedo, como si de jugar en el casino se tratara. En esta ocasión ganó el empresario que se ahorró un toro y perdieron los espectadores. Es lo que se llama, jugar con las cartas marcadas. Pero el torero mexicano, que hacía su única presentación en la feria, tampoco mostró la honradez de someterlo por bajo para mostrarle al presidente su equivocación. El más perjudicado fue el torero, que tuvo que llevar a cabo una faena a media altura intentando mantener a su enemigo en pie. El animal debido a la escasez de fuerzas se defendió y complicarle la faena al torero. Al cuarto, Adame lo brindó al público, y muchos de los presentes se preguntaron que vería el torero en el toro para brindarlo, ya que lo único que había mostrado era mansedumbre y un total descastamiento. Algunos lo tomaron como una ofensa. Comenzó la faena por estatuarios continuando con el toreo en redondo pero fuera de cacho y embarcando a su enemigo con el pico de la muleta. Parte de los presentes comenzaron a protestar su labor, el hecho es que el torero de Allende los Mares no encontró el sitio que en otras ocasiones encontraba con valor y vergüenza torera, y se marchó de la feria con más pena que gloria.
El tercero de la terna, Álvaro Lorenzo, se encontró en el tercero de la tarde con un sobrero de Montealto que su carta de presentación en la faena de muleta fue marcharse a toriles. Cuando consiguió fijarlo se echó la muleta a la izquierda y el toro mostró desde el comienzo que de facilidades, nada de nada, y de esta manera intentaba buscar la presa que dejaba atrás. El matador toledano se limitó a pasarlo por la tela roja tratando de justificarse. El toro más que embestir topaba en la muleta y el toledano no encontró el temple necesario para apaciguar los “topacarnero” que le ofrecía el pupilo de Montealto. Como decía un aficionado próximo a mi localidad; “No le ha dado ni uno”. El sexto tuvo más movilidad y el matador lo recibió con estatuarios, continuando con muletazos con la mano derecha dándole distancia a su enemigo, ofreciendo de eta manera unas series a la parroquia pero con el pico por delante y rematando los muletazos para fuera. A pesar de la movilidad que le ofreció Ansioso, el torero no terminó de acoplarse, pero no faltaron los “isidros”, con perdón, que alentaban la vulgaridad de su toreo. Alguien se atrevió a gritar “Se ha ido sin torear”, a lo cual me uno en su sentencia. Remató la faena con unas bernardinas ajustadas para recuperar el ánimo de los tendidos.
Bajo mi humilde opinión, no dio más la tarde, salvo el frío que fue calando poco a poco en lo presentes según transcurría el espectáculo.
©Pepeíllo.
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