domingo, 2 de junio de 2019

1 de junio de 2019.

FERIA SAN ISIDRO 2019 

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo 

19ª de Feria. Corrida de toros. 

“El poder de la ignorancia” 

Ganadería 

Se lidiaron 6 toros de la ganadería de. Zalduendo, procedencia Jandilla. Mansos descastados y algunos blandos. 

Terna
  • Antonio Ferrera: De verde manzana y oro. Estocada caída recibiendo y citando en la distancia. Oreja y petición de otra. Estocada desprendida recibiendo. 2 orejas. 
  • Curro Díaz: De marino y oro Estocada trasera y caída. Saludos. Estocada desprendía. Aplausos. 
  • Luis David: De berenjena y oro. Estocada baja. Saludos. 2 pinchazos el segundo tras aviso y pinchazo hondo y 2 descabellos. Silencio. 
Presidente: D. Rafael Ruiz de Medina Quevedo. 

En el primero de la tarde el público solicitó el segundo trofeo para Ferrera, pero el presidente se mantuvo serio y lo negó, recibiendo con ello una sonora bronca. Sin embargo en el cuarto el público solicitó el segundo trofeo y el Usía se arrugó ante la insistencia de un público desconocedor de la seriedad de esta plaza. 

Suerte de varas:
  1. Bonito. 534 Kg: Negro. Lo puso en suerte el torero con un solo capotazo. El animal no se entregó en la pelea en las dos ocasiones que acudió al caballo. En la muleta no se cansó de acudir al engaño del matador. 
  2. Valiente. 556 Kg: Negro listón. En la primera entrada se dejó pegar sin fijeza y en la segunda recibió un picotazo. Cumplió en el caballo y en la muleta no tuvo recorrido. 
  3. Fogonazo. 585 Kg: Fue castigado en los bajos aunque el piquero rectificó y en la segunda entrada no se empleó y salió suelto. Signos evidentes de mansedumbre. 
  4. Cítaro. 607 Kg: Negro bragado axiblanco. Apretó en el castigo pero salió suelto. En la segunda entrada el piquero se agarró pero el animal volvió a salir suelto. Manso en el caballo, que ha ofrecido un buen juego al matador en el último tercio. 
  5. Dosel: 587 Kg: Negro listón. En la primera vara apretó en el castigo pero salió suelto. En la segunda no se empleó. Manso que buscó la salida durante toda la lidia. 
  6. Cantamañanas. 572 Kg: Negro listón. El piquero le tapó la salida y el burel no se empleó. En la segunda manseó y salió suelto-.
Cuadrillas y otros. 

Tarde bochornosa donde el coso registró algo más de media entrada. Al finalizar el paseíllo se le dedicó una ovación al torero Antonio Ferrera, por haber superado los graves problemas personales. 

Comentarios: 

.Nunca imaginé que el poder de la ignorancia llegara a estos extremos. No entendí tampoco como el público deseaba con ansia ver triunfar al torero Antonio Ferrera, premiando su voluntad con la salida por La Puerta Grande. Se lo propuso y lo consiguió. En parte me alegré por el torero dada su situación personal que espero que le ayude a superarla y volver a la estabilidad que necesita una persona. 

Pero de eso a las dos orejas que con insistencia reclamó el público asistente para el torero en el cuarto toro va un abismo. La faena no mereció tal distinción ya que aparte de la disposición del torero, su labor no tuvo el fuste ni la creación necesaria para tal premio. El manso que le tocó en suerte no se entregó en ningún momento en la pelea, y el matador se limitó a pasarlo por ambos pitones mientras en los tendidos su labor se fundía incomprensiblemente con los sentimientos de los espectadores, llevados por su ignorancia, “oleando” todos los trapazos que salían de la muleta del ibicenco, creando con ello una sintonía con el público que fue una ofensa a los aficionados y a la fiesta. Llegaron a criticar al presidente el aviso que le envió por consumir el tiempo invertido en la faena. ¿? Los aficionados criticaron al palco la levedad con la que trató a la fiesta concediendo las dos orejas. En su primero también hubo división de opiniones entre el público bullanguero que acudió al coso venteño. La ignorancia también quiso imponer su criterio premiando la faena del torero mallorquín con dos orejas, pero en esta ocasión el presidente anduvo firme en su decisión y concedió un trofeo a una labor donde el matador no se colocó nunca en su sitio, obteniendo algunos naturales sueltos con cierta candencia. El público bullanguero no cesó en su empeño y cuando el presidente negó el segundo trofeo salieron de sus sentimientos una cantidad de improperios indignos de personas que acuden a una plaza de toros.. 

Curro Díaz se encontró en su primer enemigo a un animal que no tuvo recorrido en la muleta y durante la faena encontró la defensa como medio de librarse de estorbo que se ponía delante con un trapo rojo en la mano. Lo único que pudimos observar los presentes fueron unos muletazos hondos para sacarlo a los medios. A su segundo lo recibió con un derechazo que paró el tiempo, pero los aficionados bullangueros estarían levitando aún por la labor de Ferrera y no debieron enterarse. Es lo que tiene la ignorancia. El animal huía de la pelea y terminó llevándolo a querencias, pero ni en esos terrenos se encontraba a gusto. Terminó recorriendo las tablas del ruedo sin encontrar la salida de la dehesa., y el matador tras él sacándole un muletazo aquí y otro allá, pero con la firma del torero jienense. 

Luis David por su parte mostró en sus dos enemigos un toreo de encefalograma plano. Su primero fue un toro soso y el torero mejicano debió contagiarse y su labor no salió de la sosería que mostró con la muleta. En la enésima tanda de redondos el público bullanguero comenzó a entrar en éxtasis y el torero les ofreció unas bernadinas como colofón a la vulgaridad de su labor. Al sexto de la tarde lo recibió con unos estatuarios, continuando con el toreo en redondo por llamarle de alguna manera. A la segunda tanda lo enganchó y se fue a por el torero con saña. A la cuadrilla le costó rescatarlo de entre las astas de su enemigo, y aunque fue trasladado a la enfermería cuando se disponía a continuar con la lidia Ferrera, el torero volvió a aparecer en el ruedo para rematar la faena, eso sí, con la taleguilla destrozada. Todo lo que sucedió después estuvo supeditado por la cogida del matador. Sus muletazos fueron “oleados” con un continuo clamor. Es lo que tiene la chabacanería elevada al nivel de impostores aficionados. 

©Pepeíllo

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