viernes, 4 de octubre de 2019

Feria de Otoño 2019

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo 

Corrida de toros 

“El sentimiento de una afición” 

Ganadería 

Se lidiaron 6 toros de Fuente Ymbro, encaste Juan Pedro Domecq en la línea de Jandilla. Mansos, descastados y blandos. Cualquier derrotista apuntaría a una limpieza de las fincas donde pasta esta prolifera ganadería. Cuatro de sus toros fueron pitados en el arrastre ya que no aportaron nada a la tarde taurina. El segundo se lastimo la mano derecha y tuvo que ser sustituido por un sobrero de Manuel Blázquez, procedente de Núñez del Cubillo, que solo aportó mansedumbre y blandura a la ya penosa tarde ganadera. 

Terna
  • Manuel Jesús, El Cid: De lila y oro. En el primero, estocada caída. El toro tarda en doblar. Silencio. .Estocada en el toro de su despedida. Vuelta al ruedo. 
  • Emilio de Justo: De tabaco y oro. Pinchazo sin soltar, pinchazo hondo que escupe y estocada trasera. Aviso. El puntillero no estuvo afortunado y levantó al toro en sus múltiples intentos al despenarlo. Silencio. En el quinto estocada caída y descabello. Aplausos y saludos desde el tercio. 
  • Ginés Marín: De coral y oro. En el tercero, dos pinchazos y media estocada en la suerte natural. Silencio. En el sexto, pinchazo y estocada baja. Silencio. 
Presidente: D. Víctor Oliver Rodríguez. 

Sin problemas en sus funciones. Devolvió el segundo ya que al salir al ruedo se lastimó la mano derecha quedando inutilizado para la lidia. Fue una verdadera pena ver a un animal tumbado en la arena en su lucha por ponerse en pie para continua en la lucha para la cual había sido criado. 

Cuadrillas y otros. 

Con el veranillo de San Miguel aún presente y con tres cuartos de aforo, se celebró el cuarto festejo de la Feria de Otoño, donde El Cid fue el protagonista por su despedida. Fue tarde de brindis. El Cid brindó sus dos toros al respetable, y los dos matadores brindaron sus dos últimos toros de sus lotes al torero de Salteras

De los toreros de plata destacar el tercio de banderillas del cuarto donde destacaron, Lipi y Rafael Limón. En el capítulo del olvido, el tercio de banderillas del sexto, donde Antonio Manuel Punta y Manuel Izquierdo dieron un recital donde el olvido deberá ser el principal protagonista, y recordando una frase típica: Encima cobrarán por su labor. 

Los picadores en su línea, Picando trasero y tapándole la salida a sus enemigos sin dar muestras de mansedumbre pregonada, pero está visto que nadie les hace ver a este colectivo la belleza de esta suerte, que puede ejecutarse mal, indudablemente, pero picar trasero y taparle la salida a los animales por sistema…. Eso es no tener afición. 

Comentarios

A muchos espectadores ocasionales les costaría comprender lo que ocurrió en la plaza al finalizar el festejo. Un grupo de aficionados se tiró al ruedo y encumbró al D. Manuel Jesús, El Cid, a la altura de sus hombros, ya que no podían auparlo más y lo sacaron en bomborombillos por la puerta de cuadrillas. La Puerta Grande estaba negada para el torero ya que como están establecidas las normas hubiera sido un sacrilegio y más como está el horno de las envidias y de los periodistas sofocados en encumbrar a toreros vulgares que al no encontrar el arte que los encumbre, tienen que bajar al lodo del insulto contra los aficionados como viles gacetilleros que después de los festejos recogían el sobre en el hotel donde se hospedaba el torero. 

Decía que El Cid no podía salir por La Puerta Grande, ya que su labor no pasó de la voluntad que puso ante el lote deslucido que le tocó en suerte. Pero eso no evitó que muchos aficionados llevados por su sentimiento llevaran en volandas a su torero, un torero de Madrid, porque a pesar de perder muchas Puertas Grandes por la espada siempre dio la cara cuando se anunció en esta plaza y algunos de estos aficionados, los que no sienten reparo en exigir a las figuras de cartón piedra, tuvieron que echar una lagrimita porque se despedía un torero, un torero que como persona, tuvo sus luces y sus sombras. 

Fueron testigos de este especial y espontáneo comportamiento de los aficionados madrileños, Emilio de Justo y Ginés Marín. Ambos matadores vieron también sesgadas sus esperanzas al encontrarse en sus lotes a un ganado que nada les ofreció, pero hubo sus matices en lo ofrecido por estos toreros. A Emilio de Justo se le vio con disposición, mostrando algunas maneras en la concepción de su toreo, ejecutando un pase de pecho al principio de faena de su primer enemigo, que quedó grabado en la retina de los presentes, continuando con una disponibilidad para que nadie se sintiera engañado por un falso toreo. En el quinto, De Justo se encontró con otro enemigo que no colaboró con la pretensión de agradar del torero cacereño. 

Ginés Marín por su parte, mostró el toreo mecánico que lleva practicando gran parte de esta temporada. En el tercero no encontró en su enemigo las garantías que le hiciera sentirse a gusto y desplegó un conjunto de ventajas a través de un toreo despegado y vulgar a pesar que el animal no presentó en ningún momento signos de peligro. En el sexto y en la interpretación de un libreto de toreo amanerado que extrajo de su muleta, volvió a mostrar un toreo mecánico y simplón que nadie podría creer que nacía de los vuelos de los engaños del que en otra temporada encandiló a los aficionados. 

©Pepeíllo.

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