sábado, 5 de octubre de 2019

Feria de Otoño 2019

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo 

Corrida de toros 

“Puerta Grande a la constancia” 

Ganadería 

Se lidiaron 6 toros de Distintas ganaderías, 1º de Alcurrucén. Mal presentado, manso y descastado 2º de Parladé. Mansote y soso en la muleta. 3º de Adolfo Martín. Manso encastado con dificultades en la muleta. 4º y 6º de Victoriano del Rio. En cuanto a presentación al 4º le salvo la cara. En su juego no se le vio en el caballo y noble por el pitón izquierdo con algo de casta. 5º de Domingo Hernández. Se dejó pegar en el caballo y en la muleta mostró nobleza. 6º no se empleó en el caballo y en el último tercio no se cansó de embestir con nobleza. El 4º, 5º y 6º fueron aplaudidos en el arrastre 

Terna
  • Antonio Ferrera como único espada: De blanco y oro. En el primero, pinchazo hondo saliéndose de la suerte, al final el animal se echó. Silencio. En el segundo, pinchazo recibiendo, pinchazo sin soltar y estocada atravesada y algo delantera en la suerte natural y dos descabellos. Aplausos. En el tercero, pinchazo en la suerte natural y estocada en la suerte contraria. Silencio. En el cuarto estocada delantera y atravesada ejecutada en la suerte de recibir, dos descabellos, aviso y tres descabellos para despenar a su enemigo. Saludos desde el tercio. En el quinto estocada en la suerte contraria. Oreja con protestas. En el sexto pinchazo hondo en la suerte natural y dos descabellos. Oreja generosa del presidente. Salió por La Puerta Grande 
Presidente: D. Trinidad López-Pastor Expósito. 

Concedió un trofeo en el sexto entiendo que como premio a su entrega durante toda la tarde, pero no porque la faena fuera merecedora de tal distinción. Todo lo demás transcurrió con normalidad. 

Cuadrillas y otros. 

En tarde calurosa se celebró el 5º festejo de la Feria de Otoño, donde la plaza registró casi un lleno. 

Antonio Ferrera recibió dos ovaciones, la primera al aparecer en el ruedo en solitario, y la segunda al finalizar el paseíllo. Ambas fueron muy emotivas donde pudo comprobarse un público generoso con la valentía del torero a encerrarse en solitario en Madrid, con lo que supone este hecho para la carrera de un torero. 

Metidos en faena, en el tercero se desmonteraron Javier Valdeoro y Fernando Sánchez, en el tercio de banderillas. En el sexto volvió a desmonterarse Fernando Sánchez. En este toro y durante la lidia fue arrollado Javier Valdeoro sin consecuencias. 

En el segundo de la tarde la labor del picador Manuel Cid, motivó que fuera despedido con aplausos cuando se retiraba del ruedo. 

Comentarios

La tarde transcurría con detalles toreros del matador Ibicenco. El primero de la corrida se fue al desolladero con la vitola de manso y descastado que no dio al matador oportunidad de lucimiento. 

El segundo de Parladé no transmitió nada a los tendidos, pero el torero comenzó la faena con dos desmayados de cartel, dibujando dos redondos con la naturalidad por testigo, continuando su labor sacándole al animal lo que no tenía, pero falló a espadas. En el tercero y ante un “adolfomartín”, el torero estuvo muy digno, pero las condiciones de su enemigo le obligaron a machetearlo, y otra vez la espada en esta ocasión le regaló un silencio. Al cuarto consiguió sacarlo a los medios y allí le sacó un muletazo muy templado. En la segunda tanda por el pitón derecho no consiguió acoplarse ya que el animal acudía algo rebrincado. Al natural consiguió naturales templados ante un animal de bondadosa embestida. Continuó por el pitón bueno del toro consiguiendo levantar los olés de los tendidos, pero de nuevo la espada fue su martirio. 

El torero no defraudada a los presentes, pero tampoco llegaba el triunfo esperado Fue en el quinto y en sexto donde se conjugó la disposición del torero durante toda la tarde y la faena a estos dos enemigos que aunque no fueron indiscutibles, si colaboró un público entregado ya que cualquier detalle del torero era oleado incluso en momentos de poca calidad artística. Otro de los valores que tuvo el matador fue la paciencia. Con el quinto el ibicenco tuvo la virtud de sacarle a su enemigo lo que no tenía El animal al segundo muletazo perdió las manos y cuando lo intentó en redondos el toro le protestó por ese pitón. El coleta sin arrugarse se echó la muleta a la izquierda y a pesar que el animal se quedaba corto, consiguió conectar con los espectadores que supo agradecer la entrega del torero. Cuando volvió al pitón derecho consiguió algunos muletazos templados. Unos adornos como remate de faena provocaron en los tendidos el delirio triunfalista que hizo que su labor fuera premiada con un trofeo. 

El sexto fue el toro de la corrida. El matador comenzó jugándosela y recibió a su enemigo en los medios frente al portón de toriles. El animal a pesar de no emplearse en el caballo, en el último tercio fue un torrente embistiendo. Ferrera lo tenía todo a favor y con poco que luciera su toreo tenía la Puerta Grande asegurada. Después de desmonterarse el torero de plata, Fernando Sánchez con las banderillas, el matador tuvo el detalle de coger los rehiletes y colocar un par al quiebro. Este hecho tuvo su origen al solicitarle el público que parease el maestro. La faena de muleta no fue para recordar, pero tuvo la habilidad de comenzarla recibiendo de hinojos a su enemigo y con ello comenzó a rugir la plaza. La siguiente tanda de redondos aunque fueron de medios muletazos, valió para que un público entregado llevara en volandas al torero hasta conseguir el segundo trofeo que le permitió abandonar el albero a hombros por La Puerta Grande. 

Nada que objetar al hecho ya que la tarde estuvo preñada de detalles que el torero fue poco a poco sembrando en el albero con su entrega y su disposición en los quites y la atención que tuvo en todo momento durante la lidia y que al final supo recoger su fruto, con una virtud, su honradez.. 

©Pepeíllo.

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