domingo, 9 de octubre de 2022

 A Soco y Antonio por su dedicación a la fiesta.

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo

Corrida de toros. 6ª de abono, Feria de Otoño.

“Ni toros ni toreros”

Ganadería

De nuevo tuvo que remendarse la corrida. Se lidiaron 5 toros de Fuente Ymbro, encaste Domecq en la línea de Jandilla, y uno del Puerto de San Lorenzo, corrido en sexto lugar, encaste Atanasio. Cuatro cinqueños y dos cuatreños. Excepto el quinto que peleó en varas con fijeza, los demás mansearon. El tercero fue aplaudido en el arrastre.

Terna:

  • Miguel Ángel Perera. De vainilla y oro. Estocada trasera perdiendo la muleta y aviso. Saludos. En el cuarto estocada caída y descabello. Silencio
  • Juan Leal: De verde manzana y oro. En el segundo pinchazo y estocada tendida, aviso. Aplausos. En el quinto pinchazo y descabello. Silencio.
  • Álvaro Lorenzo: De gris plomo y oro. Pinchazo saliéndose de la suerte y estocada. Aplausos. Metisaca y pinchazo hondo sin soltar. Se echó el toro. Silencio.

Presidente: D. Eutimio Carracedo Pastor.

Se le criticó la no devolución del cuarto por manifiesta invalidez. Por lo demás, nada destacado.

Cuadrillas y otros.

Ante 19.123 espectadores los toreros de plata tuvieron la osadía de lucirse en banderillas. Lo hicieron Javier Ambel y Vicente Herrera en el primero al colocar los garapullos. Fernando Sánchez tanto en el tercero como en el sexto, que tuvo que tuvo que desmonterarse junto a su compañero Iván García. Curro Javier estuvo en torero durante la lidia del Primero.

En el capítulo de picadores, Vicente Martínez, abandonó el ruedo entre aplausos al torear de caballo al quinto. Picando arriba y midiendo el castigo. No entiendo como sus compañeros no lo imitan y se esmeran en realizar una suerte de tanta belleza.


Comentarios:

Los toreros de plata le ganaron la partida a su matadores, ya que ninguno de ellos llevó a los tendido el clamor que origina un toreo de verdad. El maestro Perera mostró una vez más que su arte no dice nada. Torea con temple, sin duda, pero cuando hay que colocarse en su sitio y rematar los muletazos en la cadera, eso es otro asunto. Seguro que en los dieciocho años de alternativa nadie de su entorno se lo ha recriminado. Habrá cortado trofeos en su carrera, ni se sabe. Habrá cosechado triunfos, ni se sabe. Pero en esta plaza jamás le he visto un muletazo rematado en la cadera y citando colocado en el sitio del buen toreo. Siempre toreando para fuera. Seré raro, no lo dudo, pero ese toreo es de lo barato. A su primero de nombre Levitico lo fijó en la muleta con unos muletazos templados pero rematados para fuera. En otra tanda se olvidó colocarse en su sitio y estuvo al hilo del pitón. Al natural más de lo mismo, y el toro tampoco colaboraba repitiendo las embestidas. En pocas palabras, este torero tiene un concepto muy alejado de intentar levantar el sentimiento de los aficionados. En el cuarto de nombre Rebueno el animal rodó por la arena al segundo muletazos, de esta manera abrevió y liquidó a su enemigo sin darle la oportunidad de llevar a cabo el toreo, su toreo.

El segundo del cartel fue el francés Juan Leal, un torero que confunde el valor con la temeridad, y siempre finaliza las faenas con el clásico arrimón. Su primero de nombre Levantisto, lo recibió con la muleta con unos estatuarios, continuando en redondo pero olvidando que el toreo son curvas, y que acompañar la embestida de su enemigo no está valorado en esta plaza. El animal acudía al engaño con un tranco que hundía los ánimos de los espectadores. El quinto de nombre Mimoso, tuvo la suerte de encontrarse con el montado Vicente González, que lo toreó muy bien en varas, midiendo el castigo. Es el primer toreo a caballo que se ha visto en esta feria, borrando de la memoria la labor de los compañeros. El matador comenzó la faena con la derecha sin bajarle la mano haciendo brusca la embestida de su enemigo. Como dice mi amigo Ricardo, los toros por alto van todos. El animal tuvo sus complicaciones, pero para eso están las muletas de los matadores, para intentar corregir los defectos y sacarle faena a los toros complicados, pero como dije, el tremendismo son las señas de identidad de este torero.

El primero de Álvaro Lorenzo se llamaba Hostelero. Después de brindar su muerte al respetable, cuantos toros se brindan últimamente, lo sacó a los medios con muletazos largos llevando al toro metido en la muleta. Cuando lo sometió por bajo el animal perdió las manos, Lo pasó en redondos con un toreo vulgar y al natural la plaza estuvo en silencio, esperando que algo rompiera sus gargantas, pero ese algo no llegó. Su enemigo tuvo un buen pitón izquierdo, pero el torero no lo vio, o no quiso verlo. Al sexto de nombre Faraón de la divisa del Puerto de San Lorenzo, lo pasó tanto en redondos como al natural, pero los tendidos volvieron a regalarle un silencio ensordecedor, señal que lo que recibían no era nada bueno. Otra vez será matador y que los aficionados lo vean.

©Pepeíllo.

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