jueves, 18 de mayo de 2023

 Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo

Feria de San Isidro. 8ª de feria. Corrida de toros.

"A Miguel y Ángel por su incipiente afición" 

“Otra tarde plomiza.”

En el octavo festejo se corrieron toros de Alcurrucén, en la línea de Rincón. El ganado toledano, de justa presentación, se dejó en las fincas de Toledo lo que se puede esperar de un toro de lidia, la casta, la bravura e incluso la mansedumbre, si esta ofrece espectáculo. En el caballo tomaron la primera vara, en la segunda salían huyendo al sentir el hierro.

Terna:

  • José Antonio Morante de la Puebla. De. Azul celeste y oro. Estocada caída y atravesada. Silencio Pinchazo y estocada al rincón de Ordoñez. Aplausos.
  • Julián López, “El Juli” De verde botella y oro. Pinchazo y descabello. Aplausos. (Hay que matar por arriba, D. Julián). Tres pinchazos y estocada desprendida. Saludos desde el tercio.
  • Tomás Rufo: De gris plomo y oro. Pinchazo sin soltar y estocada trasera y caída tras aviso. Silencio. Estocada saliéndose de la suerte. Silencio.

Presidente: D. José María Fernández Egea. Sin problemas en sus funciones.

Cuadrillas y otros.

Con un lleno y el cartel de no hay billetes, se celebró la octava corrida de la feria. En el tercio de banderillas del sexto se tuvo que desmonterar Fernando Sánchez. Un torero de plata que siempre encuentra toro.

Finalizado el paseíllo los rayos de sol del tendido 7, iluminaron unas pancartas reivindicativas por el bien de la seriedad y el rigor de la fiesta. Esperemos que los que tienen facultades para hacerlo tomen buena nota de lo que le interesa a la fiesta y no a los participantes.

Comentarios:

Lo dicho, tarde plomiza de toros y de toreros. El ganado de Alcurrucén salió al ruedo venteño con la intención de no molestar a las figuras y cumplieron a la perfección su cometido, algunos se dejaron torear, otros ni eso Una verónica y un muletazo fue el bagaje que ofreció Morante al público que abarrotó el aforo de Las Venta en el cuarto de la tarde. Tampoco el animal estaba para más. En el que abrió plaza se pagaría un “Potosí” por él, Los Lozanos son buenos negociantes, pero su juego no valió un duro, en cada muletazo desparramaba la vista a los tendidos y el maestro de Puebla del Rio poco pudo ofrecer a la parroquia venteña. Así no se levanta una fiesta con evidentes señales de podredumbre. Los espectadores no fallan, pero si los profesionales, que ofrecen espectáculos deprimentes con toritos de esta catadura. El Juli, en el primero de su lote mostró la profesionalidad y el oficio de sus años de matador de toros, pero tuvo que inventarse un toro y el olor a triunfo impregnaba el ambiente, pero falló a espadas y su labor tuvo que corresponder a los aplausos generosos del público triunfalista que colmaba los tendidos. Lo de inventarse un toro creí que había pasado a la historia con un torero que mandó en su día, pero pude comprobar que sigue vigente. En su segundo, un torito que iba y venía como un muñeco de feria, le sacó una faena que si no hubiera fallado con la espada estaríamos hablando de un triunfo apoteósico, digo yo. El público tenía ganas de justificar su asistencia, para poder narrar la épica que el madrileño había ofrecido, para su entender, claro. Más seriedad señores con este público, que a pesar de su ignorancia, deja sus dineros en taquilla para el abuso y disfrute de los gestores y participantes de estos espectáculos. Tomás Rufo en su primero llevó a cabo una faena de ajustes y desajustes ante un animal que le ofreció el triunfo, pero el torero de Talavera de la Reina no aprovechó. El sexto, fue un animal que no transmitió nada a los tendidos pero el torero debería haber mostrado más disposición y como dije podía haberse inventado otro toro, ya que el ganado trajo otra tarde gris, estábamos necesitados de inventos y en esta ocasión el joven torero perdió la oportunidad.

No dio más la tarde, y en resumen, ni toros ni toreros,. Así no se levanta una fiesta si esa es la intención, que dudamos que sea el fin.

©Pepeíllo.

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