A José Demetrio por su admiración al silencio en la suerte suprema.
Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Corrida de de La Prensa.
“El ganado ofreció su oportunidad, pero…”
Ganadería
Se lidiaron 6 toros de Victorino Martín encaste Albaserrada. En el tipo y con cara. El primero una alimaña pitada en el arrastre, el segundo se fue sin torear y aplaudido camino del desolladero, el tercero por encima del torero y aplaudido en el arrastre, el cuarto soso en la muleta, tímidos pitos en el arrastre, el quinto sirvió para la muleta y sexto por encima del torero, tímidos pitos en el arrastre. En el caballo ninguno se empleó metiendo los riñones, algunos se dejaron pegar y en la labor de los montados hubo mucha mediocridad.
Terna: Mano a mano.
- Paco Ureña. De rosa y oro. En el primero estocada delantera y perpendicular, aviso, 5 descabellos, 2º aviso y 4 descabellos. Silencio generoso. En el tercero estocada atravesada tras aviso. Vuelta al ruedo por su cuenta, tras tímida petición. En el quinto aviso antes de entrar a matar. Pinchazo, sartenazo, estocada y descabello. Silencio.
- Borja Jiménez: De verde oliva y oro. En el segundo pinchazo hondo, media estocada caída, aviso y 7 descabellos. Tímidos aplausos. En el cuarto estocada baja y descabello. Silencio. En el sexto pinchazo y estocada que vale. Silencio.
Presidente: D. José María Fernández Egea.
Sin problemas.
Suerte de varas:
Sin problemas.
Suerte de varas:
Los toreros no anduvieron finos en colocar a los toros en el caballo a sabiendas que en esta plaza se valora mucho esta suerte. La ocasión la requería.
Ante un lleno absoluto, se celebró la tradicional Corrida de La Prensa, que contó con la presencia del Rey de España Felipe VI, que ocupó el Palco Real. Ambos matadores brindaron a su majestad la lidia de su primer toro.
Las cuadrillas anduvieron porfiando para ver quien lo hacía peor. Los tercios de banderillas fueron deprimentes y supongo que recibirían después sus emolumentos por su labor. ya que hacer lo que hicieron y ante animales que aprenden a pasos agigantados, los toreros se pensarán contratarlos para ocasiones como esta. Hicieron el ridículo en toda su dimensión.
- Matacanes: N. 58. 547 kg. Cárdeno bragado meano. En la primera entrada acudió descompuesto y el piquero marró. En la segunda y tercera entrada empujó sin fijeza y con un pitón.
- Garañuelo. N. 78. 590 kg. Negro entrepelado. Empujó en el peto humillando. En la segunda vara entró al relance y no se apreció su comportamiento.
- Japonés. N. 25. 539 kg. Negro entrepelado. Fue recibido con un castigo en los bajos y sin emplearse. El torero lo metió bajo el peto, evitando con ello ver el juego en el caballo.
- Corretón. N. 89. 580 kg. Cárdeno bragado meano. En el primer encuentro se dejó pegar y el indecente picador le tapó la salida. En la segunda vara el picador marró y el toro no se empleó.
- Matacanas. N. 10. 583 kg. Cárdeno bragado meano. Acudió al relance en las dos entradas y no se le vio en el caballo en toda su dimensión.
- Misterioso. N. 21. 526 kg. Cárdeno bragado meano. Se empleó en el castigo pero fue castigado trasero y el desalmado piquero le tapó la salida.
Ante un lleno absoluto, se celebró la tradicional Corrida de La Prensa, que contó con la presencia del Rey de España Felipe VI, que ocupó el Palco Real. Ambos matadores brindaron a su majestad la lidia de su primer toro.
Las cuadrillas anduvieron porfiando para ver quien lo hacía peor. Los tercios de banderillas fueron deprimentes y supongo que recibirían después sus emolumentos por su labor. ya que hacer lo que hicieron y ante animales que aprenden a pasos agigantados, los toreros se pensarán contratarlos para ocasiones como esta. Hicieron el ridículo en toda su dimensión.
M. J. Ruiz Román, “Espartaco” abandonó el albero en el sexto entre las iras del respetable por el castigo salvaje que le infirió a su enemigo.
Comentarios:
En esta ocasión supongo que nadie saldría contento de la corrida, a pesar que el juego del ganado podría haber contentado a todos. Hubo alimañas, toros sosos para el olvido, toros que se dejaron torear, pero los matadores no anduvieron finos. Paco Ureña está sin sitio y no lo encontró durante toda la tarde, como tampoco encontró la lucidez torera de mando que atesora, y Borja Jiménez se le notó en fase de querer y en esta ocasión de no poder.
Ureña se encontró en su primero a la única alimaña del encierro, pero estos animales tiene su lidia y que no fuera la más vistosa para la ignorancia, se entiende, ese fue el error que cometió Ureña, intentar torear a un complicado enemigo. Lo sacó a los medios después de recibirlo con unos muletazos por alto. Otro error. El toro topaba en la muleta mostrándole sus credenciales. Lo intentó por el derecho y el murciano continuó en la idea de intentar sacarle lo que su enemigo no tenía y terminó desbordado por la alimaña. En el segundo de su lote el animal estuvo por encima del torero. Lo recibió con unos muletazos por alto cono si se tratara de un toro comercial. Se pasó la muleta a la izquierda y con ella se vio que tanto el toro como su muleta volaban por las nubes. El torero sin sitio y el toro empujando en la pelea, se vio apurado en un momento de la faena. En una labor desigual, consiguió alguna tanda que no llegó a los tendidos. Solo mostró voluntad y vergüenza torera. Nos quedaba el quinto y la esperanza de ver a Ureña en toda su dimensión, pero estuvo desdibujado, anotando un muletazo por bajo, largo y templado que hizo soñar a los aficionados, pero apareció de nuevo la ausencia de estar colocado en el sitio donde se colocan los toreros de verdad con el toro de verdad, y no con el “comercial de grandes almacenes”
Borja Jiménez, se encontró en su primero con Garañuelo, un ejemplar aplaudido de salida y que se fue al desolladero sin torear. En los primeros compases de faena lo sometió por bajo y el toro horadaba el albero con el hocico, lo que nos hizo presentir que habría faena de “quilates”. Lo intentó por el pitón derecho bajándole la mano, pero le faltó mando, el animal remataba punteando la pañosa. El toro desbordó la valentía del torero. Lo intentó por el izquierdo, pero por ese pitón estaban muy caros los muletazos que ofrecía el “albaserrada”. Lo intentó de nuevo por el pitón derecho, pero Garañuelo era otro toro. Una pena Borja. En el cuarto no hubo toro ni que torear ni que lidiar, su juego fue lo más lejano a un “albaserrada”, y la labor del torero dejó indiferentes a los tendidos. El sexto y con brevedad, estuvo por encima del torero. Acudió con nobleza a la muleta y consiguió desbordar a su matador. No hubo nada más.
Ureña se encontró en su primero a la única alimaña del encierro, pero estos animales tiene su lidia y que no fuera la más vistosa para la ignorancia, se entiende, ese fue el error que cometió Ureña, intentar torear a un complicado enemigo. Lo sacó a los medios después de recibirlo con unos muletazos por alto. Otro error. El toro topaba en la muleta mostrándole sus credenciales. Lo intentó por el derecho y el murciano continuó en la idea de intentar sacarle lo que su enemigo no tenía y terminó desbordado por la alimaña. En el segundo de su lote el animal estuvo por encima del torero. Lo recibió con unos muletazos por alto cono si se tratara de un toro comercial. Se pasó la muleta a la izquierda y con ella se vio que tanto el toro como su muleta volaban por las nubes. El torero sin sitio y el toro empujando en la pelea, se vio apurado en un momento de la faena. En una labor desigual, consiguió alguna tanda que no llegó a los tendidos. Solo mostró voluntad y vergüenza torera. Nos quedaba el quinto y la esperanza de ver a Ureña en toda su dimensión, pero estuvo desdibujado, anotando un muletazo por bajo, largo y templado que hizo soñar a los aficionados, pero apareció de nuevo la ausencia de estar colocado en el sitio donde se colocan los toreros de verdad con el toro de verdad, y no con el “comercial de grandes almacenes”
Borja Jiménez, se encontró en su primero con Garañuelo, un ejemplar aplaudido de salida y que se fue al desolladero sin torear. En los primeros compases de faena lo sometió por bajo y el toro horadaba el albero con el hocico, lo que nos hizo presentir que habría faena de “quilates”. Lo intentó por el pitón derecho bajándole la mano, pero le faltó mando, el animal remataba punteando la pañosa. El toro desbordó la valentía del torero. Lo intentó por el izquierdo, pero por ese pitón estaban muy caros los muletazos que ofrecía el “albaserrada”. Lo intentó de nuevo por el pitón derecho, pero Garañuelo era otro toro. Una pena Borja. En el cuarto no hubo toro ni que torear ni que lidiar, su juego fue lo más lejano a un “albaserrada”, y la labor del torero dejó indiferentes a los tendidos. El sexto y con brevedad, estuvo por encima del torero. Acudió con nobleza a la muleta y consiguió desbordar a su matador. No hubo nada más.
©Pepeíllo.
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