Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Corrida de de La Cultura.
“Las Ventas se rindió ante Dulce. Un toro de bandera”
Ganadería
Corrida de de La Cultura.
“Las Ventas se rindió ante Dulce. Un toro de bandera”
Ganadería
Se lidiaron 6 toros de Victoriano del Rio. De variada presentación, algunos sin rematar, otros blandos y de juego variado. Destacó el segundo, de nombre Dulce que ofreció a los aficionados la oportunidad de olvidar tardes nefastas con ganado impresentable y con pocas ganas de volver a la plaza al día siguiente. El quinto fue devuelto a los corrales durante el tercio de banderillas, en su lugar apareció por toriles un sobrero de Torrealta. El sexto dio un recital de mansedumbre y de bravuconería. El primero y segundo fueron aplaudidos en el arrastre. El cuarto y sexto fueron pitados camino del desolladero. Sobre el tercero de nombre Soleares, hubo protestas de los aficionados con relación a un posible fraude sobre las defensas del animal, con pancarta incluida desde los altos del 7. Los despachos oscuros de los empresarios callaron y la prensa que vive de los que abonan su entrada, Es lo que el pueblo llama, “estómagos agradecidos”. ¿O no?
Terna:
- Emilio de Justo. De azul pavo y oro. Media estocada, caída y trasera. Aviso. Silencio. En el cuarto estocada baja tras aviso. Silencio.
- Borja Jiménez: De espuma de mar y oro. En el segundo estocada desprendida. Lo levantó el puntillero y el toro tuvo una muerte brava que levantó al público de sus asientos. Oreja, petición de la segunda y dos vueltas clamorosas al ruedo. En el quinto pinchazo y estocada habilidosa. Oreja. Salió a hombros por la Puerta Grande camino de la calle de Alcalá.
- Roca Rey: De marino y oro. En el tercero estocada desprendida tras aviso. Silencio. En el sexto estocada habilidosa al hilo de las tablas. Silencio.
Fue muy polémica la decisión de no conceder el segundo trofeo a Borja Jiménez en el segundo. El respetable le dedicó una sonora bronca al finalizar las dos vueltas al ruedo que le obligaron a dar al torero. En el quinto, el respetable le pasó factura y le solicitó la oreja y como había mayoría tuvo que concederla. En el primero, tercero y cuarto recibió protestas por parte de los aficionados por la falta de presentación del ganado y la blandura de remos de este último y que decidió mantener en el ruedo.
Suerte de varas:
- Tordillo: N. 60. 533 kg. Castaño. El animal recibió muchos capotazos para colocarlo frente al caballo para después acudir suelto. Empujó con fijeza y el piquero marcó el castigo bajo. En la segunda entrada acudió de lejos pero salió suelto al sentir el castigo.
- Dulce. N. 70. 548 kg. Negro salpicado. En la primera vara fue castigado trasero, se dejó pegar y salió suelto. En la segunda se arrancó de largo y se dejó pegar con fijeza.
- Soleares. N. 100. 620 kg. Negro salpicado. En la primera puya el piquero marcó trasero y bajo el castigo. El animal se defendió. En la segunda marró, rectificó y le tapó la salida.
- Bisonte. N. 100. 555 kg. Negro salpicado. En la primera vara fue castigado trasero, se dejó pegar mostrando blandura de remos. En la segunda entrada se derrumbó en el peto y no fue castigado.
- Volandero. N. 41. 577 kg. Castaño. Acudió suelto al caballo al no pararlo nadie y salió suelto. En la segunda entrada no fue castigado y volvió a salir suelto.
- Cóndor. N. 124. 578 kg. Negro listón. El manso no quiso pelea de salida y anduvo por el ruedo sin fijeza. En la primera entrada le dio un arreón al caballo derribándolo. En la segunda continuó paseándose por el albero y se encontró con el picador que tapaba puerta y salió huyendo del castigo. Manso y bravucón.
De nuevo la empresa colocó el cartel de “No hay billetes”. Y van… Se nota un incremento de espectadores en la feria, pero no la calidad de lo ofrecido. Espero que tenga en cuenta este detalle y ofrezca a los abonados un viaje fin de feria.
Las cuadrillas cumplieron en su cometido pero sin el lucimiento ni el esperpento de otras tardes.
Comentarios:
El público se rindió ante el segundo de la tarde, de nombre Dulce y ante Borja Jiménez, el torero sevillano que vino a por todas y recibió a sus tres enemigos, los dos de su lote más el sobrero, frente al portón de los miedos. A veces los sorteos funcionan, incluso cuando se anuncian figuras y en esta ocasión la suerte cayó del torero más modesto. Ante Dulce, por su bravura y su “casta buena” y que supongo que nadie, y digo nadie, dudaría. Hasta el final de su vida dio un recital de lo que debe ser un toro. ¿Digo bien? “Como este arte es tan subjetivo” También se rindió ante Borja Jiménez que entendió al toro de una manera especial, toreando, y digo especial ya que es difícil en los tiempos que corren ver torear. Después entró en juego la riqueza de la subjetividad, causando un enfrentamiento entre la opinión unánime del público y la del palco presidencial. La mayoría del respetable solicitó el segundo trofeo a la labor del torero y el presidente lo negó. Insisto la dudosa subjetividad. Pero lo más bonito del festejo es que al final la gente hablábamos de toros.
La petición fue mayoritaria y el sevillano estuvo a la altura del encastado y bravo animal, pero como la decisión en el segundo trofeo es del presidente, se notó que deben haber recibido muchas críticas por la generosidad que ha mostrado el palco en otras ocasiones. A mi entender mereció los dos trofeos, ya que entendió a su enemigo y desarrolló una faena completa, tanto en el toreo al natural como con la mano derecha. Como dije en una ocasión, lo que se siente no se puede escribir, y eso fue lo que sentí. El presidente tendría sus motivos, él sabrá. El quinto fue otro toro y otra faena, de menos contenido pero con un torero dispuesto a romper la garganta de los presentes. El animal estuvo defendiéndose en la pelea con la pañosa y el torero en momentos colocado al hilo del pitón, pero en general fue una faena que llegó a los tendidos, por un motivo fundamental, por la disposición del torero. Se le premió con un despojo por ajustes de cuentas, entre el respetable y el presidente. Ajuste que como dijo Betrand du Guesclin ante la historia, ”ni puse ni quité rey”, pero honradamente creo que Borja Jiménez levantó los dormidos tendidos durante tantas tardes, y junto con Dulce, colocaron a la fiesta donde se merece, aunque fuera solo un momento, y a mi entender mereció la Puerta Grande. Dicho queda.
Previamente a este hecho que rompió la monotonía de la feria, apareció Emilio de Justo con Tordillo, que al comienzo de faena de muleta lo sometió por bajo con muletazos largos y templados rematados por un pase por alto que no vino a cuento. Por el pitón derecho el toro humillaba pero tenía poco recorrido, hecho que le resto vistosidad a la labor del extremeño. Por el pitón izquierdo el animal hacía el avión, pero tuvo el mismo defecto, se quedaba corto. En sus intentos de agradar Emilio de Justo se pasó de faena. En el cuarto y después de someterlo por bajo, se vio que el animal no respondía a las exigencias del matador. Ofreció una tanda de redondos sin descomponer la figura que fueron del gusto del respetable, pero por el pitón de los “biyetes” el toro no respondió, se defendía y no permitió las intenciones del matador. De nuevo se pasó de faena.
Las cuadrillas cumplieron en su cometido pero sin el lucimiento ni el esperpento de otras tardes.
Comentarios:
El público se rindió ante el segundo de la tarde, de nombre Dulce y ante Borja Jiménez, el torero sevillano que vino a por todas y recibió a sus tres enemigos, los dos de su lote más el sobrero, frente al portón de los miedos. A veces los sorteos funcionan, incluso cuando se anuncian figuras y en esta ocasión la suerte cayó del torero más modesto. Ante Dulce, por su bravura y su “casta buena” y que supongo que nadie, y digo nadie, dudaría. Hasta el final de su vida dio un recital de lo que debe ser un toro. ¿Digo bien? “Como este arte es tan subjetivo” También se rindió ante Borja Jiménez que entendió al toro de una manera especial, toreando, y digo especial ya que es difícil en los tiempos que corren ver torear. Después entró en juego la riqueza de la subjetividad, causando un enfrentamiento entre la opinión unánime del público y la del palco presidencial. La mayoría del respetable solicitó el segundo trofeo a la labor del torero y el presidente lo negó. Insisto la dudosa subjetividad. Pero lo más bonito del festejo es que al final la gente hablábamos de toros.
La petición fue mayoritaria y el sevillano estuvo a la altura del encastado y bravo animal, pero como la decisión en el segundo trofeo es del presidente, se notó que deben haber recibido muchas críticas por la generosidad que ha mostrado el palco en otras ocasiones. A mi entender mereció los dos trofeos, ya que entendió a su enemigo y desarrolló una faena completa, tanto en el toreo al natural como con la mano derecha. Como dije en una ocasión, lo que se siente no se puede escribir, y eso fue lo que sentí. El presidente tendría sus motivos, él sabrá. El quinto fue otro toro y otra faena, de menos contenido pero con un torero dispuesto a romper la garganta de los presentes. El animal estuvo defendiéndose en la pelea con la pañosa y el torero en momentos colocado al hilo del pitón, pero en general fue una faena que llegó a los tendidos, por un motivo fundamental, por la disposición del torero. Se le premió con un despojo por ajustes de cuentas, entre el respetable y el presidente. Ajuste que como dijo Betrand du Guesclin ante la historia, ”ni puse ni quité rey”, pero honradamente creo que Borja Jiménez levantó los dormidos tendidos durante tantas tardes, y junto con Dulce, colocaron a la fiesta donde se merece, aunque fuera solo un momento, y a mi entender mereció la Puerta Grande. Dicho queda.
Previamente a este hecho que rompió la monotonía de la feria, apareció Emilio de Justo con Tordillo, que al comienzo de faena de muleta lo sometió por bajo con muletazos largos y templados rematados por un pase por alto que no vino a cuento. Por el pitón derecho el toro humillaba pero tenía poco recorrido, hecho que le resto vistosidad a la labor del extremeño. Por el pitón izquierdo el animal hacía el avión, pero tuvo el mismo defecto, se quedaba corto. En sus intentos de agradar Emilio de Justo se pasó de faena. En el cuarto y después de someterlo por bajo, se vio que el animal no respondía a las exigencias del matador. Ofreció una tanda de redondos sin descomponer la figura que fueron del gusto del respetable, pero por el pitón de los “biyetes” el toro no respondió, se defendía y no permitió las intenciones del matador. De nuevo se pasó de faena.
El tercer espada anunciado fue el que reventó la plaza de espectadores, esos mismos que se rindieron en esta ocasión ante Borja Jiménez. Pero lo que no contaría Roca Rey es, primero con el ambiente que le dejo el sevillano después de su faena a Dulce y segundo por los comentarios previos a la corrida sobre la manipulación de las astas de Soleares, el primero de su lote. Un ambiente que no superó el peruano. Ajustándonos a lo ocurrido en el ruedo, recibió a su primero con la muleta de hinojos frente al 7, el animal le apretó y salió apurado del trance. Continuó con dos tandas de redondos aliviándose descaradamente y cuando lo intentó al natural se le vieron con las mismas precauciones que por el derecho. Cierto que el toro no tuvo las mismas condiciones que el anterior, pero tampoco el torero mostró la disposición de otras temporadas, aunque las comparaciones son odiosas. El sexto y ante el manso referido, el torero tampoco intentó ganarle la partida a su enemigo colocándose en su sito. Por el pitón derecho estuvo colocado donde los ventajistas. Al intentarlo por el izquierdo el toro se le marchó a tablas y allí decidió despenarlo. Roca Rey continúa en horas bajas de su carrera, y en esta feria se dejó la vitola de figura en el hotel. ¿O no?
En las informaciones que se vertieron de la posible manipulación de las astas del toro Soleares, una manera digna de evitarlas es que de los despachos sórdidos de los empresarios y de la prensa partidista, salga la verdad, con ello se evitarían las especulaciones.
©Pepeíllo.
En las informaciones que se vertieron de la posible manipulación de las astas del toro Soleares, una manera digna de evitarlas es que de los despachos sórdidos de los empresarios y de la prensa partidista, salga la verdad, con ello se evitarían las especulaciones.
©Pepeíllo.
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