Toros de Celestino Cuadri. Encaste: Urcola y Santa Coloma.
- Pepín Liria: Pinchazo tendido sin soltar, estocada tendida. Silencio. Dos pinchazos, metisaca, estocada tendida. Tímidos pitos.
- Curro Díaz: Pinchazo bajo y atravesado y ocho descabellos. Silencio. Seis pinchazos infames. Aviso y un descabello. Bronca.
- Javier Valverde: Dos pinchazos, otro sin soltar hondo y seis descabellos. Aviso. Saludos desde el tercio. Cinco pinchazos y un descabello. Silencio, sin soltar saliéndose de la suerte. Estocada caída. Aviso, silencio. Pinchazo, aviso, estocada arriba. Aplausos para el torero y al novillo en el arrastre. Estocada. Oreja.
Preside la novillada D. César Gómez Rodríguez.
Los toros de Celestino Cuadri decepcionaron a los aficionados y a toda persona que se dejó caer por la plaza, pero a los toreros, también. Esta podía ser una sucinta crónica de lo acontecido ayer tarde en la plaza de toros de Las Ventas. Pero no sería justo medir a todos por el mismo rasero ya que puestos a desgranar lo sucedido, hay que decir que los toreros estuvieron por debajo del comportamiento de los toros, aunque de esta ganadería se espera siempre más y porque su comportamiento es analizado minuciosamente por los aficionados.
La pelea que llevaron a cabo en el caballo fue algo decepcionante y, excepto el sexto que apretó un poco en la segunda vara, los demás no tuvieron un comportamiento destacable. Los toreros tampoco se esmeraron en ponerlos en la suerte adecuadamente, excepto Curro Díaz que puso a su primero a una distancia prudencial y los aficionados pudimos ver el comportamiento de ese toro en la pelea con el montado. Los demás no se molestaron siquiera en intentarlo, eso sí, cuando lo hacían muchos de ellos quedaban colocados a la derecha del picador en lugar de quedar al lado contrario, pero bueno, eso ya es un vicio que han tomado como normal casi todos los toreros.
Los quites no existieron y torear con el capote tampoco, a excepción del que llevó a cabo el torero de plata Antonio Jiménez, Ecijano, que lidió el primero de Pepín Liria, un toro que se plantó en la boca de riego sin intención de moverse hasta que un torero lo sacara de allí, y tuvo que enseñarle a su maestro cómo se paraba el toro delante de sus narices. Espero que tomara nota el matador.
En cuanto a la lidia de sus enemigos, Liria estuvo sin sitio ante su primer enemigo, un burel que se dejó torear, pero el diestro murciano se limitó a pegar pases, eso sí, perdiendo pasos y fuera de cacho, sin cruzarse, consiguiendo aburrir hasta el cemento de los tendidos, sin intentar someterlo en ningún momento bajándole la mano. De esta medicina adolecieron también los demás coletas, ya que Curro Díaz trató de torear pero al revés de las condiciones del toro, sin cruzarse, cuando el enemigo le estaba pidiendo lo contrario, es decir, que le bajara la mano y lo llevara toreado con la muleta arrastrando por el albero, pero sin arrugarse.
Javier Valverde se llevó una voltereta impresionante al recibir de capote a su primero, que se temió lo peor, ya que el toro lo lanzó al aire como si de un trapo se tratara, pero afortunadamente para el torero todo quedó en un susto. En su faena a sus dos enemigos adoleció del mismo defecto que sus compañeros, y es que estos toros, aunque no sacaran la casta que de ellos se esperaba, también tienen su lidia, y esta no consiste en pegar pases a destajo.