Ganadería
6 toros de la ganadería de Valdefresno, encaste Atanasio Fernández-Lisardo Sánchez. Muy desiguales de presentación, mansos, blandos y descastados. El segundo fue pitado en el arrastre El tercero y quinto fueron devueltos a los corrales, el primero por inválido y el segundo al lastimarse la mano izquierda durante la lidia. En su lugar se corriendo dos sobreros, el primero de Hermanos Revesado, de encaste Torrealta, que fue pitado en el arrastre, y el segundo de El Risco, encaste Juan Pedro Domecq, cuyo juego fue de manso con algunas gotas de casta.
Terna:
- Eugenio de Mora. De grana y oro. .Estocada tendida y desprendida. Aviso y tres descabellos. Saludos desde el tercio. Estocada baja y tendida. Oreja protestada..
- Morenito de Aranda. De azul pavo y oro. Media estocada trasera. Aviso. Se echa el toro y el puntillero lo levanta. Saludos desde el tercio. Estocada baja, aviso. Oreja.
- Arturo Saldívar: De tabaco y oro. Estocada baja y tendida y descabello. Silencio. Estocada baja y atravesada. Silencio
Presidente: D. Justo Polo Ramos.
De nuevo la presidencia accedió a complacer a un público festivalero en la concesión de trofeos a Eugenio de Mora y Morenito de Aranda, después de despenar a sus enemigos con sendos bajonazos, a pesar que la solicitud no fue mayoritaria, pero el presidente mostró una excesiva generosidad, impropia de la plaza a la que representaba. Estos hechos molestaron a los aficionados ya que dañan, primero a la fiesta y segundo a la seriedad que este coso ha tenido a bien representar., pero que desgraciadamente ya no representa. En este caso, el fin justifica los medios, hay que allanar el camino para cuando hagan su aparición las figuras. Tuvo la deferencia de devolver a los corrales al quinto al lastimarse una mano durante la lidia, aunque el reglamento no le obligaba a ello. Sin embargo cometió un error de bulto al cambiar el tercio de banderillas con solo tres palos en el tercero.
Suerte de varas:
- Clavetero 521Kg. Al no ser parado de salida el burel se marchó al picador de reserva pero éste marró en sus aviesas intenciones toricidas. Cuando entró al caballo titular, el montado no estuvo acertado, lo castigó trasero y en los bajos, al acudir de nuevo al relance le tapo la salida. El astado manseó en la pelea. En la segunda entrada no se empleó. Manso, descastado y noble.
- Lirito 550 Kg. En el primer encuentro con el montado se dejó pegar y se durmió en el peto. En la segunda el piquero se limitó a marcar el castigo y el burel salió suelto. Su comportamiento fue de manso de libro y descastado.
- Fogoso 504 Kg: Acudió suelto al caballo, el piquero se limitó a marcar el castigo y el animal perdió las manos. En la segunda entrada tampoco lo castigó. Inválido sin más comentarios
- Buenas noches 551 Kg: Picó trasero el montado haciendo cierto el dicho, que hasta el rabo todo es toro En la segunda entrada al caballo se limitó a sujetarlo y el animal salió suelto. Ante tal individuo tocado de castoreño, lo normal era que saliese huyendo. El animal mostró manso y no se entregó en la pelea.
- Garza 523 Kg: En la primera entrada ni lo castigó el piquero ni el astado se empleo. Y en la segunda se limitó a colocar la puya en la piel. Manso con algo de casta.
- Yeguesero 595 Kg. En la primera vara se dejó pegar pero empujo al caballo sin clase, solo con un pitón. En la segunda no lo castigó, empujando igualmente sin clase. Manso y blando.
Cuadrillas y otros:
El quinto de la tarde se partió la mano durante la lidia y el presidente lo devolvió a los corrales. Daba pena ver al toro llevado por su instinto agresivo intentar acudir a los engaños con la manita suelta.
Los picadores volvieron a las andadas, ya que debe ser su estado natural picar trasero, no castigar a los toros, ya que cuando aparecen en el ruedo no lo necesitan, y como norma, taparles la salida. Una verdadera pena.
Con los rehiletes se lucieron en el quinto David Adalid y Pascual Mellinas, en especial el primero que tuvo que desmonterarse desde la misma tronera de matadores. Adalid intentó el par de poder a poder, provocando al toro la embestida, pero su enemigo no le permitió la gesta. Juan Carlos Aranda destacó en el primer par al segundo, ganándole la cara a su enemigo, como Jesús Robledo, Tito, en el tercero. Sin embargo sus compañeros en el cuarto tuvieron que pasar cinco veces para dejar cuatro palos, según indica el reglamento.
Comentarios:
De nuevo los aficionados se marcharon de la plaza desencantados a pesar de haberse cortado dos orejas, pero fueron trofeos devaluados debido a que vinieron precedidos de dos estocadas que cayeron bajas. Es la suerte suprema, donde el matador se la juega de verdad, unas veces se triunfa y otras se fracasa. Antaño la espada refrendaba el triunfo o el fracaso.. En el quinto Morenito entró a matar fuera de cacho y con esa disposición lo más normal es que la espada cayera baja. Así sucedieron las cosas, pero el público es el que manda y los pañuelos volaron al viento venteño solicitando los trofeos al presidente.
No hubo duda que los toreros vinieron con disposición y aunque Arturo Saldívar fue el tono disonante de la tarde, a pesar de que se llevó el peor lote, anduvo dispuesto. Tanto Eugenio de Mora como Morenito mostraron que están en progresión y eso es bueno para la fiesta.
Eugenio de Mora se encontró en su primero a un astado poco dispuesto a colaborar en la pelea, se lo sacó a los medios pero allí no sintió cómodo y el torero tampoco mostraba mucha disposición en ejecutar el torero cruzado, solo tuvo destellos en su labor, consiguiendo algunos redondos templados. Por el pitón izquierdo el animal no tuvo recorrido y el toledano no se acopló a su embestida. En su segundo comenzó la faena de hinojos, pero hubo quien dijo desde el tendido que de rodillas, a la iglesia. De nuevo se le vio al torero con ganas de abrirse un hueco en este camino, a veces tan ingrato, de la búsqueda del triunfo. Remató el comienzo de faena con un bonito pase por alto con la verdad por delante. Continuó con el toreo en redondo acompañando al toro en su embestida, pero bajando la mano y tratando de templar la embestida. Por el izquierdo el toro tenía menos recorrido, y a pesar de ello el torero mostró estar en el camino de encontrar el sitio que debe tener un torero en la cara del toro. Cerró la faena con una serie de redondos rematados con un trincherazo de lujo.
Morenito de Aranda recibió a su primero a “portagayola”, pero con la muleta el toro recordaba la placidez de la dehesa y a pesar de sacárselo a los medios no consiguió meterlo en la muleta. Poco a poco fue llevando al torero a tablas hasta emplazarse en toriles. El maestro de Aranda intentó rubricar la faena en ese terreno pero el animal tampoco se entregó, llegando a prolongar la faena a un manso que no se merecía tal distinción. El mando lo puso el toro y la obediencia el torero. En el quinto y ante un manso con algo de casta que se dejó torear, se lo sacó al tercio y el torero estuvo digno, consiguiendo algunos muletazos de calidad, pero tuvo un problema, Morenito, que el toro estuvo por encima del arandino, y eso sembró la duda en los aficionados, aunque mostró una disposición que le puede llevar al triunfo, eso sí, sin fallar a espadas.
Arturo Saldívar volvió con ganas, mostrando en los quites variedad, pero su primer enemigo no le permitió ninguna floritura. Después de jugársela al recibirlo con un pase cambiado, al segundo muletazo su enemigo perdió las manos, y cuanto trataba de someterlo rodaba por la arena, y ya se sabe, si el toro se cae, se derrumba la fiesta. Pero ni el sobrero que le tocó en suerte, sacó la dignidad de la raza que representaba. Con el sexto el torero mejicano también lo recibió con el pase cambiado, continuando con una serie aseada de derechazos, pero con ello terminó su labor ya que su enemigo no tuvo fuerza para acompañar al torero en sus intenciones. Una pena matador.
©Pepeíllo.
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