Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros..
Ganadería
6 toros, 2 de El Cortijillo, primero y sexto, y 4 de Lozano Hermanos, ambos encaste Núñez. Mansos y descastados. La corrida fue de desigual presentación, por tal motivo fueron protestados algunos ejemplares. .
Terna:
- Joselito Adame. De pistacho y oro, Estocada desprendida entrando como un cañón tras aviso. Silencio. Estocada habilidosa caída. Silencio.
- Pepe Moral. De verde y oro. Estocada contraria y tendida, aviso y 3 descabellos. Silencio. Estocada casi entera, tendida y atravesada. Silencio.
- Juan del Álamo. De blanco y oro. Estocada tendía y caída entrando haciendo la cruz. Oreja protestada. Metisaca y estocada caída. Aviso. Aplausos benevolentes.
Presidente: Julio Martínez Moreno.
No estuvo el presidente a la altura de las circunstancias. Concedió una oreja a Juan del Álamo en el tercero con una petición minoritaria con el agravante que el torero se dejó ir un toro con un pitón izquierdo de lujo. En su debe tampoco estuvo acertado durante la lidia del sexto, un animal que entró al caballo un número incontables de veces, saliendo despavorido debido a su mansedumbre y quedó sin picar. El presidente debió castigado a banderillas negras.,
Suerte de varas:
- Barba Azul. 522 Kg. Entró suelto al caballo en el tendido 10, doliéndose en el castigo y saliendo suelto. En la segunda entrada continuó mostrando mansedumbre y salió huyendo del castigo, marchándose al reserva para continuar con el mismo comportamiento. Manso de libro y peligroso en la muleta.
- Artillero. 507 Kg. Acudió suelto a los montados cuando estos hicieron su aparición en el ruedo, saliendo suelto de ambos. Su lidia fue una autentica capea. Cuando entró al caballo en contraquerencias el piquero le zurró la badana tapándole la salida. A continuación entró de nuevo al relance y recibió el castigo haciéndole la carioca. Manso, descastado que mostró un buen pitón izquierdo para la muleta y el torero tardo en ver.
- Mojito. 501 Kg: En la primera entrada manseó en el caballo y salió huyendo. En la segunda acudió suelto y salió de nuevo como entró, suelto. Manso, descastado que se vino arriba en la muleta y el torero lo aprovechó a su manera, la cual dejó insatisfecha a la afición.
- Iluminado. 512 Kg: Como sus hermanos de camada, acudió suelto al caballo y salió despavorido al sentir el hierro. Así hasta cinco veces y a la sexta consiguió el picador castigarlo tapándole la salida. Manso incalificable..
- Manchoso. 524 Kg: En la primera entrada acudió suelto y el picador no atinó con la vara en el morrillo pero si en los bajos. El animal mostró mansedumbre, al igual que en la segunda entrada, que acudió al relance. Manso y carne para matadero.
- Cachorrero, 525 Kg. Otra de lo mismo. El animal acudió suelto al caballo en el tendido 2 y salió huyendo al sentir el castigo del hierro. Se marchó al reserva y el piquero fallo y dio con su cuerpo en tierra sin consecuencias. Continuó sin picar hasta que presidente decidió cambiar el tercio.. Manso y carne de matadero.
Cuadrillas y otros:
Ante algo más de media entrada se celebró la primera corrida de la feria de San Isidro 2015. El ganado anunciado tuvo que ser remendado con 4 toros o del hierro de Lozano Hermanos. Si esta corrida se hubiera celebrado en otoño los aficionados no hubiéramos dudado que habían hecho una limpieza de corrales, pero a estas alturas de la temporada y en la primera corrida de la feria hubiera sido muy ruin poner en duda la honorabilidad tanto de la empresa como de la casa Lozano, aunque después de lo visto, no estaríamos muy descaminados.
La mansada no fue digna de una plaza como Las Ventas, cuyo comportamiento llevaría a los aficionados a la siguiente reflexión: “Debe ser muy difícil parar a un toro de salida”. Ayer los toros lidiados, llevados por la mansedumbre que corría por sus venas dieron un espectáculo bochornoso, a la vez que pusieron en evidencia a todos los toreros de luces, que no consiguieron fijar de salida a ningún toro. No obstante hubo algún torero de plata que en la colocación de los palitroques hizo honor al traje que vestía. Como ocurrió con Agustín González y José Manuel Pérez en el segundo, Domingo Siro en el tercero y Pascual Mellinas en el cuarto, donde su enemigo le echó la cara arriba y el torero de plata se la jugó.
Comentarios:
La corrida de ayer debía de haber ido directamente al matadero, pero tomó un camino equivocado. Al aficionado le quedará la duda si el ganadero la eligió con premeditación y alevosía. Visto lo que se cuece en los despachos, a nadie le hubiera sorprendido. En tiempos de los ganaderos románticos, un comportamiento de un ganado como el de ayer, era motivo suficiente para llevar a toda la camada al matadero. Hoy corren otros tiempos y el público que asistió a la llamada primera plaza del mundo salió medio satisfecho porque Juan del Álamo cortó una oreja. Una oreja muy devaluada, ya que el torero solo mostró predisposición, y eso no fue suficiente para tal premio, ya que salvo que citó de lejos a su enemigo, con ello terminó lo que el aficionado podía esperar de su toreo. Su muleta adoleció del temple necesario para someter al toro y como consecuencia los redondos de su primera serie fueron verdaderos trallazos que dañaban la vista de los aficionados presentes. Al natural su labor estuvo impregnada del embarullamiento que imprimía a su toreo, junto con una rapidez impropia de este arte, aprovechando en todo momento el viaje de su enemigo. Con lo expuesto si el presidente concedió la oreja, no cabe duda que los aficionados hemos perdió el norte de la exigencia. En el sexto de la tarde el torero salmantino se encontró con un enemigo que no fue castigado en los caballos y después de doblarse con él, volvió a llenar el albero con la vulgaridad de su muleta, dando una serie de redondos limitándose a acompañar el viaje al toro, a pesar de esto no saco ningún muletazo limpio. En un descuido el toro lo enganchó lanzándolo por los aires y después de algunas dudas volvió a la arena a rematar a su enemigo. A recuperarse torero.
Joselito Adame se encontró en su primero a un toro exigente que le planteó problemas debido a la peligrosidad de su comportamiento. A pesar de no ser el torero de arrojo como en otros tiempos, el torero mejicano estuvo muy digno, ya que su enemigo en cada cita del torero rebañaba buscando la presa que dejaba atrás. Después de consentirlo consiguió meterlo en la muleta y recetarle algunas series de redondos con dignidad torera. Su segundo también tuvo sus complicaciones, pero en esta ocasión el torero comenzó la faena con pases por alto en lugar de someterlo por bajo, ya que al animal le costaba humillar y se defendía con la cara alta. Esos detalles no se llegaron a entender en los tendidos, pero el maestro tendría sus motivos para actuar de esa manera. El toro asombró al público ya que tuvo una muerte brava.
Pepe Moral en su primero anduvo desconfiado, y era lógico, el torero se encontró con un manso que no se tragaba ningún muletazo por el pitón derecho, pero al echarse la muleta a la izquierda su enemigo le mostró su bondad por ese pitón, pero el torero siguió con la desconfianza que había mostrado anteriormente. Con ello consiguió una serie al natural pero sin continuidad y cuando se dio cuenta del pitón izquierdo ya era demasiado tarde y el toro se fue apagando como una cerilla. La faena se valoró debido a la dificultad de su enemigo, pero el toreo desplegado por el sevillano fue muy vulgar. Su segundo se limitó a acudir al engaño cuando lo requería el matador, pero la labor de éste no llegó a los tendidos, ya que se limitó a acompañar la embestida de su enemigo sin más historia que la pesadez de su faena.
©Pepeíllo.
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