Ganadería
6 novillos de El Parralejo, encaste Domecq y Díez. Bien presentados, de una nobleza tal que su juego no llegó a los tendidos. El segundo fue aplaudido en el arrastre
Terna:
- Gonzalo Caballero. De blanco y plata. Estocada baja y atravesada. Petición. Saludos desde el tercio. Se tira a matar sin muleta y consigue una , estocada contraria, aviso, dos descabellos. Oreja muy protestada.
- Fernando Rey. De marfil y plata. Estocada algo contraría atracándose de toro. Saludos desde el tercio. Estocada tendida, aviso. Silencio
- Francisco José Espadas. De azul y oro. Sartenazo de juzgado de guardia. Silencio. Pinchazo perdiendo la muleta, estocada desprendida, aviso y dos descabellos. Silencio
Presidente: D. Javier Cano Seijó
El presidente se saltó el reglamento a la torera al conceder la oreja a Gonzalo Caballero en el cuarto, ya que la petición no fue mayoritaria. Quizá quiso compensar D. Javier al torero por no haberle concedido la oreja en el primero que hubo algo más de pañuelos pero igualmente sin mayoría. Tanto en un sentido como en otro, se equivocó, siendo una verdadera pena que el aficionado luche por devolver la seriedad a esta plaza y el presidente sea tan generoso. Quizá quiso premiar el arrojo del torero al tirarse a matar sin muleta al comprobar que su toreo no había llegado a los tendidos.
Suerte de varas:
- Soplón 521g. Empujó sin fijeza y cuando salió del caballo perdió las manos. En la segunda entrada manseó descaradamente. Mansote y noble como una babosa.
- Levítico 458 Kg. En la primera vara lo metieron debajo del caballo y el novillo se dejó pegar, pero salió suelto. En la segunda el piquero se limitó a marcar el castigo y los aficionados a protestar la aptitud del piquero. En el novillo destacó su excesiva nobleza.
- Amante 474 Kg: Acudió suelto al caballo y al sentir el hierro salió suelto, sin más. En la segunda entrada el picador se limitó a sujetarlo. Blando con mucha nobleza.
- Esplendido 491Kg: Salió suelto de la pelea en cuanto sintió el hierro. En la segunda entrada el piquero marcó en los bajos, pero no lo castigó. Los aficionados protestaron la labor del picador ya que no castigó al novillo. Manso y noble en la muleta.
- Dionisio 524 Kg: El novillo se marchó al picador de reserva y el subalterno que tapaba puerta lo metió debajo del caballo. Hizo una fea pelea empujando con un pitón .y sin fijeza. En la segunda entrada no lo castigaron y salió suelto. Manso y muy noble.
- Vidalimpia 495 Kg. En la primera entrada al montado empujó con fijeza pero salió suelto. En la segunda el piquero se limitó a marcar el castigo. El novillo tuvo un comportamiento variado, pero en la muleta mostró mucha nobleza.
Cuadrillas y otros:
Con tres cuartos de entrada, hizo su presentación en Las Ventas el torero de Fuenlabrada, Fernando Rey. Destacaron con las banderillas, Antonio Molina en el segundo, colocando dos pares ganándole la cara a su enemigo, en el quinto el tercer par de Joselito Rus y en el sexto José Aponte, “Candelas” en el primer par.
Comentarios:
De los seis novillos lidiados ninguno mostró ni un gramo de la agresividad que debe caracterizar a los animales de su raza. Fueron seis carretones, que su juego no llegó a los tendidos debido a la nobleza excesiva que mostraron , aburriendo al personal de manera que la mayoría pedía a gritos que terminara el suplicio. Los novilleros se limitaron a dar pases como si les fuera la vida, y entre los tres se repartieron la responsabilidad de dar la puntilla a una tarde que hay que olvidar por necesidad, a pesar de ello el personal asistente aguantó con dignidad el soporífero espectáculo que ofrecieron.
Los novillos fueron seis babosas, más parecidos a seis carretones, y los novilleros se limitaron a hacer lo que sabían, dar pases y más pase, que no quiere decir torear, y así durante dos horas y veinte minutos. Se dice pronto, pero hay que tener mucha afición a este toreo moderno para no salir corriendo y no volver a una plaza de toros. Ni un muletazo cargando la suerte, ni un pase de pecho de pitón a rabo, ninguno de los tres toreros se puso en su sitio, siempre fuera de cacho, metiendo el pico de la muleta y aprovechando el viaje de sus enemigos. Este es el futuro. Hablan de los enemigos de la fiesta. A esta no le hace falta enemigos, los tiene dentro. El único torero que sacó del sopor a los espectadores fue Gonzalo Caballero, pero no porque desplegare una gota de arte en su toreo, sino todo lo contrario, cuando estaba pasando por la muleta a su segundo enemigo de manera vulgar, el pobre animal se vio en la necesidad de arrollarlo sin consecuencias aparentes y a partir de aquí sacó del sopor también al torero, que tuvo el atrevimiento de entrar a matar sin muleta y con ello recibir un revolcón innecesario que le pudo traer graves consecuencias, pero que sirvió para levantar el ánimo de los espectadores y esto les dio fuerza para sacar el pañuelo y solicitar la oreja de su enemigo. Lo que no pudo conseguir toreando, lo tuvo que hacer por el camino del tremendismo, mal interpretado, claro, ya que marca mucho el sentimiento cuando se ve a un torero vapuleado por su enemigo. Seguro que su equipo de asesores tenían previsto el resultado. Una pena, torero.
©Pepeíllo.
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