Ganadería
6 toros de la ganadería de Pedraza de Yeltes, de procedencia Juan Pedro Domecq en la línea de María Antonia Fonseca, Matías Bernardos, Aldeanueva y El Pilar. Bien presentados y de romana, de juego variado. El tercero fue aplaudido en el arrastre.
Terna:
- Javier Castaño. De nazareno y oro. Pinchazo saliéndose de la suerte, estocada desprendida y atravesada y dos descabellos tras aviso. Silencio. Estocada trasera y tendida, aviso y 5 descabellos..
- Paco Ureña. De catafalco y oro. Estocada caída, atravesada y tendida perdiendo la muleta. Silencio. Pinchazo y estocada baja. Silencio.
- Juan del Álamo: De blanco y oro. Bajonazo de juzgado de guardia y atravesado. División de opiniones. Estocada caída y tendida. Silencio.
Presidente: D. Julio Martínez Moreno.
Aunque hubo varios aspectos durante la lidia que serían necesarios mejorarlos, su decisiones no influyeron en el desarrollo de la lidia..
Suerte de varas:
- Brigadier 626 Kg. En la primera vara romaneo con poder y empujó con fijeza, pero el piquero le tapó la salida, pero sin el menor pudor como si un manso se tratara. En la segunda vara tardó en acudir al caballo y el piquero se limitó a sujetarlo. Mansote con algo de casta y noble en la muleta
- Norteño 574 Kg. En el primer encuentro con el montado se dejó pegar, el piquero rectificó y le tapó la salida, el burel salió suelto, y quién no. En la segunda entrada cumplió en la pelea pero salió suelto. Manso que se ha dejado torear en la muleta.
- Joya 547 Kg: En la primera entrada el piquero se agarró bien, el toro empujó con clase pero le tapó la salida. En la segunda entró al relance y le tapó la salida tambien. Hubo división de opiniones cuando el picador abandonó el ruedo. Al toro no se le ha visto en el caballo en toda su medida, en la muleta ha sido un toro de Puerta Grande.
- Hurante 689 Kg: En la primera vara romaneó y mantuvo al caballo en el aire hasta que lo derribó. Les costó levantar al animal y tuvo que picar el reserva. El toro se durmió en el peto. Se demoró bastante la lidia hasta que los monosabios pudieran poner de nuevo al caballo en pie, mientras tanto estuvieron entreteniendo al toro en el, ruedo, hecho que perjudicó mucho al animal, a lo cual hubo que añadir que durante la lidia el burel recibió un exceso de capotazos. Bravo en el caballo, pero se rajó en la muleta..
- Bellito 686 Kg. Empujó con fijeza pero lo hizo con un pitón solamente. Se durmió en el peto. Acudió con prontitud de nuevo al caballo y se volvió a encelar en el peto, pero el piquero no lo castigo. Se ha dejado pegar en el caballo pero se rajó en la muleta.
- Caralinda 597 Kg: En la primera vara empujó sin clase, y el piquero se limitó a sujetarlo. En la segunda lo castigó en los bajos. Manseó en el caballo, acusó blandura y se defendió en la muleta.
Cuadrillas y otros:
La plaza registró tres cuartos de aforo, en tarde calurosa. En el cuarto fue un espectáculo deprimente ver como los monosabios intentaban levantar al caballo después de haber sido derribado por el toro. Los caballos llevan unas protecciones que cuando son derribados es casi imposible levantarlos ni con la ayuda de los monos. Como dije, un espectáculo deprimente. No terminó con esto la mala organización que existe en estos espectáculos. Cuando se retiró a la enfermería Paco Ureña después de ser arrollado por el cuarto de la tarde, muchos espectadores no se enteraron, por este motivo se corrió turno y en lugar del quinto salió el sexto y lo estoqueó Juan del Álamo. Tampoco en esta ocasión se enteraron que habían cambiado el turno de la lida. Notaron sin embargo que el quinto toro era de capa negra y como el sexto era colorado, la confusión fue enorme. Esto tiene fácil solución: anunciar por megafonía este tipo de cambios, creo que los que acuden a las plazas se lo merecen.
En cuanto a la parte artística, en el cuarto de la tarde se tuvieron que desmonterar Ángel Otero y Fernando Sánchez. Colocaron tres pares de banderillas sensacionales, dándole las ventajas al toro, aunque Ángel Otero en el primer par lo colocó algo pasado, pero las intenciones fueron buenas. En el primero también se lució Fernando Sánchez en el segundo par.
Sin embargo los picadores, a excepción del primero de Javier Castaño, los demás se limitaron a castigarlos tapándoles la salida y de esta manera fue imposible comprobar el juego de los toros en el caballo.
Comentarios:
El tercero de la tarde se fue con las orejas puestas, y no tuvo suficiente el torero salmantino, Juan del Álamo, que después de recetarle una estocada muy baja, salió de la cara del toro dando saltos de alegría como si hubiera descubierto la suerte del volapié. Muchos toreros viven en un falso triunfalismo, alimentado por la gente que les rodea y les cuesta salir de ese caparazón. Tiene que ser un animal como el que le salió ayer para que le devuelva a la realidad. Cuando mire hacia atrás y compruebe la oportunidad que se dejó marchar, se acordará de ese toro durante su carrera. Su toreo fue ramplón, descomponiendo la figura, citando fuera de cacho sin cargar la suerte y rematando lejos los muletazos. Tuvo la virtud de adelantar la muleta y llevar al toro prendido en los vuelos de la pañosa, pero los remates no estuvieron a la altura de lo que exigía su enemigo. El toro hacía el avión metiendo la cabeza con nobleza y lo más importante, sus embestidas llegaban a los tendidos. Al retirarse Paco Ureña a la enfermería se corrió turno y el sexto salió en quinto lugar, pero ese toro ya fue diferente. Llegó muy parado a la muleta y el toreo que ejecutó, tanto en redondos como al natural no provocaba la embestida de su enemigo. Su única virtud fue que no se puso pesado.
Javier Castaño se encontró en su primero a un enemigo que tenía mucho que torear. Al principio de faena lo engancho en una serie de redondos abriendo el compás que llegaron a los tendidos, pero a partir de aquí el torero comenzó a sentirse desconfiado y al intentar el natural el toro no tenía el mismo recorrido, esto unido la poca firmeza del torero le hizo desistir del intento de meter al toro en la muleta. Se pudo comprobar que por el pitón derecho el toro hacía el avión, pero el torero estuvo muy por debajo de su enemigo. El cuarto, al recibirlo de capote se pudo comprobar que la disposición del torero no pudo con la acometividad de su enemigo. La lidia que llevó el animal no fue la más adecuada ya que se le dieron muchos capotazos, hecho que acusó en el último tercio, donde acudía a la muleta con la cara alta, y en redondos le costaba tragarse los muletazos. El torero ante esta situación en lugar de abreviar, se llegó poner pesado.
Paco Ureña se encontró en su primero a un manso que se rajó en la muleta. El torero de Lorca se lo sacó a los medios a pesar de las querencias de su enemigo, que le impedía repetir los muletazos. Cuando ejecutaba el toreo al natural el toro lo arrolló saliendo mermado del revolcón. A pesar de esto intentó el arrimón exponiéndose innecesariamente ante un animal que no le aportaba nada, de esta manera casi se lo lleva por delante de nuevo. Reapareció en el ruedo después de ser tratado por los médicos de la enfermería para torear al sexto. Al tercer muletazo el toro se cayó en la arena, debido a la escasez de fuerzas, por este motivo el torero no lo pudo someter con la muleta. En su intento de agradar se puso pesado, llegando a impacientar al respetable, pero el torero continuó en sus trece de sacar algo de donde no había, casi lo arrolla de nuevo, seguro que era lo que buscaba, encontrar en la temeridad lo que no pudo hacer toreando.
©Pepeíllo.
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