Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros.
Ganadería
6 toros de la ganadería de El Pilar, origen Juan Pedro Domecq en la línea de María Antonia Fonseca y Aldeanueva. Desigual de presentación, a algunos ejemplares les tapaba la cabeza. En general mansos y escasos de fuerza. El segundo fue devuelto a los corrales y en su lugar se corrió un sobrero de Charro de Llen, de procedencia predominante de Atanasio Fernández.
Terna:
- Juan José Padilla. De verde botella y oro. Dos pinchazos, estocada caída y atravesada y tres descabellos, aviso. Al final se echó el toro. Bronca. Estocada tendida y algo contraria. Silencio.
- José María Manzanares. De catafalco y negro. Pinchazo y estocada en los bajos. Aviso. Silencio. Estocada algo trasera. Oreja protestada. i
- Miguel Ángel Perera. De azul cobalto y oro. Bajonazo de escándalo. Silencio benevolente. Estocada en el brazuelo y tres descabellos. Aviso Silencio
Presidente: D. Justo Polo Ramos
Volvió a ser generosa la presidencia al conceder la oreja del quinto por una razón muy simple, no había petición mayoritaria. Devolvió el segundo de la tarde pero en el tercero los aficionados tuvieron que recordarle a través de las protestas que el animal no reunía condiciones para la lidia, pero el usía ignoró lo evidente El presidente no estuvo afortunado en esta decisión, si fue generoso con el torero en el quinto, debía haberlo sido también con la fiesta y haber devuelto el tercero.
En el sexto uno de los peones de Perera estuvo provocando la embestida del toro desde el burladero de manera reiterativa para que derrotara en las tablas y con el único propósito de restarle agresividad. Al aficionado nada le extraña y menos con la falta de respeto que actúan estos profesionales que hacen de la fiesta su coto privado, ignorando las elementas reglas que deben imperar en la fiesta, ya que quien se dedica a vigilar su cumplimiento no lo hace.
Suerte de varas:
- Portillo 566Kg. El toro mostró fijeza en el castigo pero el piquero le tapó la salida. En la segunda entrada los aficionados tuvieron que dar rienda suelta a sus pensamientos, dado que el montado le tapó la salida de nuevo y de paso le zurro la badana. El toro empujó en el caballo pero en la muleta no encontró torero.
- Lancito 518 Kg. Acudió suelto al picador que tapaba puerta y le tapó la salida, el toro dobló las manos. En la segunda entrada el picador se dejó casi derribar por su enemigo debido a su inoperancia. Manso con casta.
- Mirabajo 586 Kg: Marcó primero en los bajos pero rectificó para no castigarlo. En la segunda entrada el piquero solo marcó el castigo y el astado salió suelto. Manso e inválido.
- Guajiro 602 Kg. Acudió al caballo para dejarse pegar y de paso el piquero le tapó la salida. El animal perdió las manos. En la segunda vara no lo picaron, pasó en falso y el presidente cambió el tercio. Inválido.
- Miralto 590 Kg: En la primera vara empujó sin clase y en la segunda se limitó a sujetarlo. Mansote pero el torero no pudo con él.
- Dudanoches 600 Kg. En la primera vara hizo una fea pelea. En la segunda se arrancó de largo pero el piquero no lo castigó. No se empleó en el caballo nien la muleta.
Cuadrillas y otros:
En tarde ventosa, de buena temperatura y con el cartel de no hay billetes, los toreros tuvieron que refugiarse en los terrenos del 4 y del 5 buscando el amparo de la calma del viento. De nuevo el padre del rey fue testigo del festejo ocupando un asiento en la meseta de toriles. Cada torero le brindó su primer toro.
Respecto a lo acontecido en el ruedo, los picadores volvieron a dar la nota negativa de esta feria, donde tarde tras tarde muestran el poco respeto que tienen por la fiesta, dando la impresión que actúan desinteresadamente. Al parecer es lo que hay, y nadie hasta la fecha ha demostrado intención de querer corregir este cáncer que padecen estos espectáculos tan proclives a saltarse a la torera las reglas que lo controlan. Unos señores tocados de castoreño no paran de agredir con sus actuaciones la poca pureza que queda en ella. No hay tarde que alguien se salve de no taparles la salida a los toros con total impunidad como si de mansos se tratara y de masacrarlos con castigos excesivos, que como dice el dicho, hasta el rabo, mientras que la autoridades hace el D. Tancredo.
En el tercio de banderillas hubo dos cuadrillas que corrieron distinto signo. En el quinto se tuvieron que desmonterar Curro Javier y Luis Blázquez, donde el primero en el tercer para tuvo que tragar mucha quina para ganarle la cara a su enemigo y clavar en lo alto y reunido ganándole la cara a su enemigo. Sin embargo en el sexto la cuadrilla de Perera fue la cruz, necesitó pasar cinco veces por la cara del toro para dejar cuatro palos en el morrillo de su enemigo. Fue vergonzoso que una cuadrilla de un torero considerado de postín, ofreciera un espectáculo esperpéntico, y ante un animal que no demostró en ningún momento aviesas intenciones. Supongo que después de esto se cortarán la coleta, si no lo hacen dejaran en mal lugar a su profesión.
Comentarios:
En una ocasión escuché un comentario de un torero que le decía a su hijo que lo último que un matador debe dar es lástima, y que era preferible que lo cogiera el toro antes que despertar este sentimiento en los espectadores. No entendí bien aquel mensaje pero después de ver torear a Juan José Padilla creo haberlo entendido en toda su extensión, después de la labor que llevó a cabo el torero jerezano.
Sus compañeros de cartel tampoco mostraron el toreo que los diferencian en el escalafón. Vinieron con la vitola de figuras, llenaron la plaza y con ello, terminó todo. A pesar de su juventud son unos auténticos maestros en el manejo de las triquiñuelas que da el oficio con el paso de los años y que con anterioridad se usaban en momentos de alivio, pero en aquellos años los toreros estaban comprometidos con el arte de torear, pero en estos jóvenes maestros solo han perdurado las ventajas, y tanto Perera como Manzanares se dedicaron a mostrarlas sin reparos, como lo hacen en todas las plazas que contratan su presencia, y que cosiste en colocarse al hilo del pitón, citar con la muleta retrasada, embarcar con el pico de la pañosa y rematar los muletazos lo más lejos posible, descomponiendo la figura hasta tal extremo que necesitarán un fisioterapeuta para que alivie los efectos de las contorsiones de sus cuerpos. De esta manera ;Manzanares consiguió cortar un apéndice a su segundo enemigo.
Es inconcebible que los aficionados, muchos de ellos con callos en el trasero con perdón, de sentarse en la piedra de los tendidos, tengan que alegrarse de que el torero Manzanares solo venga una tarde a la feria, ya que se lamentan que no entiendan el toreo de este matador al cual el público festivalero considera una figura. Ellos se preguntan: ¿Una figura? ¿de qué? La única virtud que han encontrado en este torero es su decisión al entrar a matar, todo lo restante de su faena, les sobra.
Perera era la segunda vez que acudía al coso venteño en la feria, pero al torero pacense se le vio sin confianza y sin sitio. Estuvo pero no estuvo, toreó pero no toreó, y debido al resultado de su labor, seguramente los espectadores ni se acuerden que estuvo en Las Ventas.
©Pepeíllo.
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