Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros
Ganadería:
6 toros de la ganadería de El Ventorrillo, encaste Juan Pedro Domecq Solís. Desiguales de presentación y mansotes en el caballo. El 5º fue aplaudido en el arrastre.
Terna:
- El Capea: De berenjena y oro. Estocada caída y tres descabellos. Pitos. Estocada desprendida, 2 avisos. Al enésimo descabello despena al animal. Bronca. Por el que mató por Gonzalo Caballero, estocada atravesada. Se inhibe el torero de la lidia esperando que el toro doble, pero al no producirse, la cuadrilla le saca el estoque desde el burladero para que el matador pudiese entrar a matar de nuevo. Estocada arriba saliéndose de la suerte. Aviso. El toro se agarra a la vida con una muerte brava. Bronca.
- Morenito de Aranda: De marino y oro. Pinchazo, media estocada caída y aviso. El toro se marcha a tablas a morir. . Silencio Media estocada arriba que vale. Oreja.
- Gonzalo Caballero: De rosa menta. Estocada que escupe, media estocada algo contraria habilidosa y 4 descabellos llenos de dignidad torera. Al ser corneado, fue el único toro que mató .
Presidente: D. Javier Cano Feijo
De nuevo el presidente no estuvo a la altura en su cometido, permitió en el sexto que el piquero recorriera el ruedo persiguiendo al animal, saliéndose de la raya de picadores para castigarlo con saña. No cambió el tercio en el segundo puyazo y dio origen a que el montado sacara a relucir toda la inquina que se puede tener contra un animal, que a la postre es quien lo mantiene. El aficionado espera que este picador sea multado.
.Suerte de varas:
- Bronquista. 493 Kg: En la primera vara se empleó pero con la cara alta, en la segunda el piquero le arreó con saña, como si se tratara de su enemigo. Toro mansote y complicado en la muleta.
- Estudioso. 542. Kg. Al sentir el hierro salió huyendo del caballo. Y en su camino se encontró al peón que tapaba puerta y éste se encargó de meterlo bajo el peto del picador de reserva, en lugar de sacarlo. En la segunda entrada lo metió el matador debajo del caballo y el piquero se limitó a marcar el castigo. El toro fue un manso que se defendió en la muleta.
- Aereo. 490. Kg: En la primera pelea con el montado no se empleó. Y en la segunda se repuchó al no gustarle el castigo recibido. Manso encastado.
- Naranjito. 520. Kg: En la primera vara se defendió con la cara alta y en la segunda no quiso pelea y se repuchó. Manso que en la muleta puso el triunfo al alcance del torero pero este lo desaprovechó.
- Chocolatero. 532. Kg:. En la primera vara el picador se limitó a sujetarlo y en la segunda se agarró arriba pero no lo castigó. Mansote en el caballo pero en la muleta no se cansó de embestir con nobleza y transmisión.
- Cañamón. 505. Kg. En la primera entrada el piquero le arreó la badana. y en la segunda lo masacró, persiguiéndolo hasta el tendido 10. En la tercera entrada continuó en la misma línea, y el matador se inhibió totalmente. Manso en el caballo y en la muleta no se le vio.
Cuadrillas y otros:
Tampoco se llenó en esta ocasión el coso venteño, el tiempo y los carteles tendrían mucha culpa del hecho. El aforo se completaría en sus tres cuartas partes. En el segundo toro se puso a llover, pero en esta ocasión duró poco el chaparrón. Gonzalo Caballero fue corneado en el muslo por el tercero de la tarde, y según el parte médico el animal le infirió una cornada de dos trayectorias, una de 20 cm y otro de 15. Después de despenar a su enemigo se retiró a la enfermería para no aparecer más. El sexto toro lo tuvo que matar El Capea.
En el sexto de la tarde hubo un feo detalle del picador Agustín Navarro, de la cuadrilla de Gonzalo Caballero. Desconozco si no se entendieron, picador y matador, el caso es que montaron un esperpento que los espectadores tuvieron que defender al pobre animal a través de sus quejas, ya que en su interior sentirían vergüenza de ver a unos profesionales tratar a un animal con la saña que lo hicieron, el montado con la puya y El Capea con su inhibición. Fue un espectáculo bochornoso. Siempre he sido de la opinión que los verdaderos enemigos de la fiesta están dentro
En banderillas se lució Luis Carlos Aranda en un par al primero, Curro Robles en un par en el tercero y Joselito Rus en el cuarto. Zamorano destacó en la lidia del segundo
Comentarios:
Comentaban algunos aficionados que Gonzalo Caballero tuvo mala suerte en el primero de su lote. Tendrían razón, pero en el toreo, en la mayoría de los casos de mala suerte se pueden traducir en desconocimiento. Es más duro, pero es la verdad con toda su crudeza. El torero de Madrid se equivocó en el planteamiento de la faena. Comenzó recibiendo por alto a un toro manso pero que había mostrado sus condiciones de casta. A continuación quedó al descubierto y el toro se lo llevó por delante. Se puede argumentar todo lo que se quiera, con el fin de atemperar un poco la culpa del torero, pero en esta ocasión, poco valdrían. El matador herido en el muslo tuvo la dignidad torera de rematar a su enemigo, hecho que no mostró El Capea en el sexto, al permitir que un picador sanguinario persiguiera a su enemigo por el ruedo, como si un asesino se tratara. Cada uno en su sitio.
Continuando con el torero salmantino, muchas voces de los tendidos iban en la dirección que no encontraban explicación a que este torero se anunciara en San Isidro, cuando toreros de la talla de Curro Díaz, por ejemplo, entre otros, se han quedado fuera de la feria. Que cártel más rematado hubiera sido que el torero jienense hubiera hecho el paseíllo junto a Morenito y Gonzalo Caballero, pero la oscuridad de los despachos a veces saca a la luz del ruedo contrataciones inexplicables ante los ojos de los aficionados.
Me hubiera gustado escribir algo y bueno sobre la actuación de El Capea, pero no tengo nada que contar salvo lo escrito, donde puedo añadir que las personas nunca deberemos perder la dignidad aunque de esta se tenga que vivir, y este no es el caso de este torero.
Vamos con Morenito: el torero arandino se encontró en el quinto de la tarde a un animal que no se cansó de embestir y además con clase, nobleza y que sus embestidas transmitían a los tendidos la emoción necesaria para valorar en el torero su capacidad de lidia. Desde el primer muletazo se vislumbró que podía haber faena grande, y no se equivocaron los espectadores dadas las condiciones del toro y la disposición del torero, pero Morenito se dejó escapar un triunfo de escándalo, ya que a la vez que entusiasmo a los aficionados con algunas series de redondos, en otras abusó de estar colocado al hilo del pitón y de descomponer la figura abriendo demasiado el compás, y eso en esta plaza se valora mucho. Dio unos pases de pecho cerrando una serie de naturales y otra de redondos que dejaron a la plaza sin sentido, pero entre col y col metió alguna lechuga, y esto hizo que la faena adoleciera de la robustez que este torero es capaz de construir.
Sin embargo en su primero no consiguió corregir que su enemigo le punteara la muleta en los remates, tanto en redondos como en el torero al natural, intentando someterlo por bajo. De esta manera consiguió que su faena adoleciera de la calidad que el torero trataba de imprimir.
No dio para más la corrida, y el público abandonó el coso con la ilusión que el tiempo abone esta feria con el sol, para hacer cierto el dicho, que los toros, con sol y moscas.
©Pepeíllo
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