FERIA SAN ISIDRO 2019
Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
26ª de Feria. Corrida de toros.
“Lo mejor, la merienda”
Ganadería
Se lidiaron 5 toros de Alcurrucén y uno de El Cortijillo, lidiado en cuarto lugar, de la misma procedencia, Rincón en la línea de Núñez. Mansos y descastados. El tercero fue protestado por su falta de condiciones para la lidia.
Terna:
- Antonio Ferrera: De celeste y oro. Estocada atravesada recibiendo. Ovación y saludos desde los medios. Pinchazo y estocada baja. Silencio.
- Diego Urdiales: De gris plomo y oro. Estocada caída que vale. Silencio. Estocada caída. Aviso. El peón levanta al toro, 2º aviso. Aplausos.
- Ginés Marín: De verde y oro. Estocada atravesada y tres descabellos. Silencio. Pinchazo que vale. Silencio.
Presidente: D. Víctor Oliver Rodríguez.
El tercero de la tarde dio muestras de invalidez, el público protestó pero el usía hizo caso omiso a las protestas.
Suerte de varas:
- Zambombo. 520 Kg: Colorado chorreado. Las dos veces que entró al caballo acudió suelto y salió suelto, mostrando mansedumbre y una falta total de casta.
- Socarrón. 525 Kg: Colorado bragado meano. Ni fue castigado ni se empleó en la pelea. Manso de matadero.
- Verdulero. 542 Kg: Colorado bragado. Le arreó el piquero tapándole la salida. El animal salió suelto. En la segunda vara hizo una pelea de manso.
- Socarrón. 557 Kg: (El Cortijillo). Negro bragado meano. Las tres veces que entró al montado hizo pelea de manso descarado.
- Limonero: 536 Kg: Negro. Otra de lo mismo. Toro de juego de manso y descastado.
- Mulero. 565 Kg: Negro listón facado. .Anduvo suelto por el ruedo sin que nadie lo parara. Acudió suelto al picador de reserva y salió suelto. Cuando acudió al caballo de contraquerencias, entró suelto y salió suelto. Manso de libro.
Cuadrillas y otros.
Tarde de temperatura agradable pero fue aumentando en los tendidos según transcurría la lidia por el deplorable juego ofrecido por los astados de Alcurrucén.
En banderillas se lucieron, Fernando Sánchez y Manuel Izquierdo, en el sexto.
Comentarios:
Cuesta trabajo creer que lo mejor de la tarde fuera la merienda. Así fue. Ni un toro, ni un muletazo que recordar. Hubo algún torero que mostró disposición pero otros, ni eso. Ferrera estuvo digno en su primero a pesar de estar el animal por encima del torero. El manso encastadito le pidió tablas y el torero ni corto ni perezoso le dio las querencias de los toriles. Allí el toro le apretó y el matador bastante hizo con aguantar el empuje del manso. ¿Por que tomó esa decisión y no sacarlo a los medios? La respuesta la tendrá solo el torero. El caso es que fue una pelea de poder a poder. Al cuarto lo sacó a los medios y en esos terrenos lo pasó con la derecha donde se pudo observar que el animal acudía al engaño sin acometividad, rajándose en cuanto tuvo ocasión al no interesarle la pelea que le ofrecía el torero. El matador decidió tomar el acero.
De Diego Urdiales y Ginés Marín poco que recordar. Al primero de Urdiales lo sacó el torero a los medios sometiéndolo pero el toro acudía al engaño con la cara por las nubes y el torero no encontró la manera de someter al animal que solo hizo defenderse. Urdiales tampoco mostró mucha disposición y no llegó a encontrar el sitio para lidiar al manso. En el toreo al natural mostró la misma desconfianza que con la mano derecha, llegando a sufrir un desarme. A su segundo lo paró con el toreo en redondo sin descomponer la figura pero falto de colocación. El torero continuó desconfiado, se limitó a pasarlo al natural sin mucha convicción. De tanto insistir logró algún muletazo suelto. La faena consistió en una animal de media embestida y un torero remiso a echar la pata pa’lante. Al final y como colofón a una faena que nunca existió, el animal se derrumbó en la arena, derrumbándose con ello las ilusiones con las que entraron en la plaza lod aficionados, eso sí, pagando su entrada.
El primero del lote de Marín fue protestado de salida. El torero comenzó la faena en los medios y el animal perdió las manos, hecho que enfadó mucho a los aficionados. El torero lo pasó con la derecha con muletazos llenos de vulgaridad y cuando lo intentó al natural, tampoco mostró nada diferente que hiciera olvidar el disgusto de los tendidos. Como decía un vecino de mi localidad: “No ha dado ni uno”. El segundo de su lote salía suelto de la muleta que le presentaba el maestro buscando la salida de la dehesa. En querencias comenzó a dudarle y el toro se limitó a recorrer el albero buscando la salida. La labor del torero consistió en un muletazo aquí y otro allá. Lo dicho, lo mejor la merienda y el resultado de la empresa.
©Pepeíllo.
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