A Pepe para que se anime a quedarse hasta el sexto toro.
Plaza de
toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Corrida de toros
“Qué cantidad de despropósitos”
Ganadería
Se lidiaron 6 toros de la ganadería de Victoriano del Rio, de procedencia Juan Pedro Domecq Díez por distintas ramas. Impresentable corrida la que trajo el ganadero de Guadalix de la Sierra. Mal presentada, mansa, sin gota de casta y blanda. Más no se puede decir del juego de un ganado, sólo añadir que los aficionados esperaban mucho de él. La única justificación es que se anunciaban figuras, y probablemente lo elegirían sus veedores. Si esto fuera cierto, siento que un ganadero que vive su profesión como aficionado, se haya dejado manipular de esta manera. Fue lo que vi. Varios toros fueron pitados en el arrastre.
Terna:
- José María Manzanares: De azul pavo y oro. En el segundo dos pinchazos y estocada. Silencio. En el cuarto protestas.
- Fernando Adrián: De grana y oro. Bajonazo infame en el toro de su confirmación. Saludos desde el tercio tras aviso. En el quinto estocada caída y desprendida. Silencio
- Roca Rey: De azul pavo y oro. Estocada muy baja. Leves protestas. En el sexto pinchaco y 4 descabellos tras dos avisos. Aplausos.
Presidente: D. Víctor Oliver Rodríguez.
Sólo una observación. ¿Cómo permitió el presidente que se lidiara ese ganado tan mal presentado? Muy decepcionados salieron los aficionados del coso venteño y no deben olvidar que estos son los que volverán mañana y pasado… Los triunfalistas y los aficionados del alcohol, no recordarán ni el cartel, solo que la plaza la han convertido en una borrachería.
Cuadrillas y otros.
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo del torero onubense, Migue Báez, Litri, fallecido ayer. El coso registró un lleno y en las taquillas se puso el cartel de “No hay billetes”, pero la reventa funcionaba en el entorno de la plaza. Este año parece ser que todo vale y los efectivos de seguridad se han puesto de perfil y no quieren saber nada del problema.
Comentarios:
Nunca había visto tantos despropósitos en una corrida como tampoco a un torero considerado figura, como Roca Rey, ser un provocador, no a los aficionados, sino a la fiesta. Manzanares, se vio claramente que vino a cobrar, y aquí no se admiten lamentaciones ya que son las figuras quienes imponen el ganado y los compañeros de cartel, y ayer no fue una excepción incluso metieron a Fernando Adrián para que confirmara y no tuviera que abrir plaza Manzanares. El joven matador se dedicó a ser espectador de un lamentable espectáculo.
Aunque el alicantino no mostró ningún interés en agradar a los espectadores, no dio muestras de querer enfrentar a los aficionados, con ese público triunfalista y orejero y tan amante del alcohol. Se limitó a pasar a sus dos enemigos por la muleta con las ventajas que suelen ser habituales en é, y a cobrar. Que el hombre tiene que mantener a su familia. Pero Roca Rey, si. Aparte que vino a hacer caja, en el sexto el peruano escribió una página negra en su palmarés. Estuvo a punto de salir por La Puerta Grande realizando una faena que cualquier profesional con un poco de vergüenza torera, no hubiera firmado, primero en la que ellos llaman la primera plaza del mundo, y después ante un animal que fue un cordero con piel de toro. Preparó la faena con premeditación y alevosía sin tener en cuenta la tomadura de pelo que habían sufrido, tanto los aficionados como los ignorantes espectadores que colmaban los tendidos 5 y 6, que habrían pagado un buen dinero para conseguir una localidad en la reventa, por el juego ofrecido por el ganado y la labor de sus dos compañeros de cartel.
En la faena de muleta del sexto y después de recibir a su enemigo de hinojos con un pase cambiado y cuatro redondos de añadido, más propio de una plaza de turistas, se plantó junto a los tendidos 5 y 6, y realizó una faena indigna de cualquier profesional. Su labor estuvo ausente de mando, sin colocación, rematando los muletazos en la calle de Alcalá, cierto que el toro no se prestó al lucimiento, y si el animal no pasaba, lo hacía él barriendo el lomo de su enemigo con la franela,. En el toreo al natural, citaba con el pico por delante, y el público quiso colocar los mantazos del torero en la cumbre de la tauromaquia. Menos mal que falló a espadas, sino los espectadores triunfalistas se hubieran jugado la piel exigiendo al presidente los máximos trofeos para premiar la faena cumbre que habían tenido la suerte de vivir en directo. Pero la degradación de la fiesta no llegó hasta tal extremo, y este tipo de aficionado tendrá que esperar otra ocasión para narrar a sus nietos que fueron testigos de una faena cumbre solo escrita en su mente y que sus descendientes no encontrarán en los anales de la tauromaquia. Abreviando por si algún lector no quiere perder el tiempo en leer este episodio. ¡Fue una vergüenza!, incluso para los espectadores que lo aclamaban.
Fernando Adrián se limitó a ser espectador de tal esperpento después de liquidar, primero al toro de su confirmación, del cual poco hubo que hablar y el quinto, lo mejor fue que había que olvidarlo dado el poco fruto que manó del árbol en esa faena. Otra vez será matador. .
©Pepeíllo.
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