Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Corrida de toros
“Continúan las rebajas”
Ganadería
Se corrieron toros de Garcigrande de procedencia Juan Pedro Domecq Diez en la línea de Juan Pedro Domecq Solís. La preferida de las figuras. A pesar de la romana a algunos ejemplares les faltó remate. En el juego en el caballo no destacó ninguno, se dejaron pegar y algunos mansearon. El juego que dieron en la muleta fue variado, prevaleciendo la sosería y la nobleza. El segundo hizo méritos de tomar el camino de los corrales
Terna:
- El Juli. De turquesa y oro. 4 pinchazos y estocada muy contraria. Silencio. Pinchazo hondo y estocada hasta los gavilanes. Vuelta al ruedo tras dos avisos.
- Alejandro Talavante: De marino y oro. En el tercero bajonazo de juzgado de guardia. Protestas. En el quinto pinchazo bajo y bajonazo tras aviso. Saludos desde el tercio.
- Tomas Rufo: De blanco y oro. En el toro de su confirmación, estocada atravesada tras aviso. Oreja. En el sexto estocada desprendida. Oreja. Salió por La Puerta Grande.
Estuvo firme el presidente al no conceder la oreja a El Juli en el cuarto. La petición no fue mayoritaria. Sin embargo debió devolver el segundo, primero del lote de El Juli, que llegó a la muleta dando muestras de no reunir condiciones para la lidia y ante la duda debería estar del lado de los aficionados.
Cuadrillas y otros.
Lleno hasta la bandera en tarde de calor, a pesar de no estar presente el Sol. Como debe ser muy listo, se diría para que voy a caldear el ambiente más de lo que está. En el quinto y en el tercio de banderillas se desmonteraron Miguelín Murillo y Manuel Izquierdo. En el sexto lo hizo Fernando Sánchez. Este torero de plata es un seguro. En este toro colocó dos pares de banderillas, uno de poder a poder, a pesar de ir de tercero. Sin duda uno de los mejores banderilleros del escalafón.
Comentarios:
A esta plaza le está ocurriendo como a los grandes almacenes, primero muestran unas rebajas, después para seguir atrayendo el interés del público, anuncian otras, que son los restos de las primeras. Alguien debería tomar medidas contra este desmadre y darle un toque de seriedad. Será difícil pero no imposible, ya que la ignorancia es como la semilla, que aunque se entierre en verano, y dejen la plaza vacía, llega mayo y vuelve a florecer, y de nuevo se creen que están descubriendo el toreo, pero en los últimos años deben regar su afición con alcohol de beber.
Los aficionados deben estar cansados de predicar en el desierto y que temporada tras temporada el listón de las exigencias sea más bajo. Eso es lo que les interesa a los empresarios, y al entorno de los toreros. El Juli está desconocido y mostró otra disposición, pero le costará conseguir el reconocimiento de los aficionados. Ha dejado de espatarrarse delante del toro, citar fuera de cacho y rematar los muletazos en el barrio de La Concepción. Pero continúa sin entrar en Madrid, y ese problema solo depende de él. Pero tengo la sensación que le debe importar un patinete. Elige ganado de garantías, y si los toros no emocionan a los aficionados, tiene a su favor a los tendidos del alcohol y por supuesto a los tendidos del clavel, que lucharán por su supremacía, por mucho “Julipie” que muestre.
Talavante tampoco estuvo fino, pero cuenta de momento con la confianza del aficionado, pero no tanto con los del alcohol. En su primero y ante un toro que no transmitió ni al ganadero, decidió tomar el acero y abreviar las penalidades de los aficionados, que ven como están pasando las figuras por la pasarela venteña, sin un ápice de interés en levantar esta fiesta muy herida por la pandemia, y los de siempre beneficiándose de la leña del árbol caído. En su segundo tuvo una parte de comicidad y otra seria, como los espectáculos del Bombero Torero. Recibió a su enemigo de hinojos y así estuvo hasta que el toro se cansó de embestir. Sería para ganarse la voluntad de los tendidos del alcohol. En la parte seria, consiguió ajustarse más por el pitón izquierdo, aunque en momentos le faltó darle la distancia adecuada. Cuando volvió por el pitón derecho le sacó al toro lo que estuvo dispuesto a dar. Un desplante tirando la muleta en la cara de su enemigo, enardeció a parte de la concurrencia. Falló a espadas, y los de las copas se tuvieron que guardar los pañuelos.
Tomás Rufo conjugo la nobleza y el temple en las embestidas de su primero con la de su muleta y consiguió algunas tandas muy ajustadas, sobre todo por el pitón izquierdo, a pesar de tener el noble animal menos recorrido. Con una oreja le premió la concurrencia, sobre todo su disposición. Al sexto lo recibió con unos muletazos rodilla en tierra que calaron en los tendidos, pero se equivocó de terrenos, se lo llevó a los medios y allí el toro no acudía con la nobleza y templanza que esperaba. Rectificó su error, lo cerró y allí el animal acudía al engaño con más recorrido y templanza, sirviéndole para convencer a la parroquia que le solicitó la oreja que le permitió ser el primero de la feria en conseguir abrir La Puerta Granda, no con la rotundidad que esperan los purista, pero… es lo que hay.
©Pepeíllo.
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