jueves, 2 de junio de 2022

 Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo.

Feria de San Isidro 2022. 25ª Festejo de abono.

Corrida de toros”

El tremendismo como señas de identidad

Ganadería

Se lidiaron 6 toros de Fuente Ymbro de procedencia Juan Pedro Domecq y Díez en la línea Jandilla. Fue su tercera comparecencia en la feria Bien presentados, mansos, el segundo, con las complicaciones de la casta, dio buen juego en la muleta. En general mansearon en el caballo. Decía un aficionado esta corrida sería la buena.

Terna:
  • Juan Leal. De rosa y oro. En el segundo estocada algo atravesada tirándose detrás del estoque. Oreja con algunas protestas. En el cuarto pinchazo bajo y dos descabellos tras aviso. Tímidos aplausos. En el sexto, que mató por Rafael González herido en el primero, estocada tendida tirándose al morrillo del animal. El toro tardó en caer y recibió dos avisos. Silencio.
  • Joaquín Galdós: De blanco y oro. Pinchazo trasero y atravesado y tres descabellos tras aviso. Silencio. En el quinto estocada atravesada saliéndose de la suerte y cuatro descabellos. Silencio.
  • Rafael González: De marino y oro. Corneado en el toro de su alternativa al final de la faena de muleta, tuvo que ser retirado a la enfermería después de varios intentos por despenar a su enemigo.
Presidente: D. Ignacio Sanjuán Rodríguez.

Sin problemas en sus funciones.

Cuadrillas y otros:

Se celebró el 25º festejo de la Feria de San Isidro, donde el coso venteño registro algo más de media entrada. En cuanto a los toreros de plata, se tuvo que desmonterar Roberto Blanco al colocar dos buenos pares de banderillas. El picador Oscar Bernal fue aplaudido en el quinto.

En el toro de su alternativa, el torero Rafael González fue corneado al finalizar la faena de muleta, produciéndole una cornada de 20 cm por debajo de la cadera izquierda. Fue operado y su estado es grave.

Comentarios:

El tremendismo fue lo que representó Juan Leal, confundiendo con el de otras épocas, donde ponerse delante de un toro-toro era una autentica proeza.

Lo triste de la tarde había ocurrido en el primero donde el torero de alternativa, Rafael González fue corneado por el toro de nombre Pardillo, al ejecutar unas bernardinas, como remate de faena. El toro se dejó pegar en el caballo y la virtud del picador fue que no le tapó la salida y no se ensañó en el castigo. En la faena de muleta el torero madrileño lo intentó por ambos pitones, pero sin realce en su labor. Solo dejó anotado un cambio de manos rematado con un natural desmayado largo y templado. La faena se fue apagando y el matador quiso destacarla con unas bernardinas ante un animal que se iba quedando corto en sus embestidas. Lo corneó y fue retirado a la enfermería. El director de lidia, Juan Leal fue el encargado de despenar al animal.

El segundo de nombre Organillo, apareció en el ruedo enterándose de todo. En el caballo acudió suelto y dejándose pegar sin fijeza. En la segunda entrada el montado solamente marcó el castigo. Juan Leal lo recibió de hinojos desde la boca de riego. El toro tuvo sus complicaciones, y el francés intentó el toreo por el pitón derecho pisando terrenos comprometidos al no encontrar en el animal el recorrido que luciera su faena. El Publico agradeció su disposición, pero de eso a torear había un abismo. El toro a pesar de sus complicaciones se fue sin torear. El cuarto de nombre Ibicenco y de bonita capa, acudió suelto al piquero y no se entregó en la pelea y salió suelto. Tampoco se empleó en la muleta, se quedaba corto y el torero no encontró respuesta en su disposición, a pesar de sacar a relucir las ventajas del toreo moderno. Después de darle un revolcón salió el francés con la moral muy alta y continuó con el tremendismo por bandera. La afición le protestó su labor. El sexto, de nombre Labrador tampoco se empleó en el peto. El matador lo recibió con la franela con dos pases cambiados, buscando La Puerta Grande casi por necesidad, poniendo de nuevo el tremendismo en su labor. El toro sin entregarse en la pelea buscaba la presa y lo desarmó. Pero él no se amilanó. Se dedicó a pasarlo por la muleta con un valor mal interpretado. Algunos sectores de la plaza agradecieron su arrojo, pero no tuvo sentido.

El tercero de la tarde de nombre Informador correspondió al torero peruano, Joaquín Galdós. El animal no se entregó en la pelea con el montado y en los primeros lances de muleta al natural le faltó acople, lo intentó por el pitón derecho y tampoco encontró el sitio, templó algunos muletazos pero fuera de cacho, llevando a cabo una faena sin ligazón y falta de mando. El quinto, llamado Perdigón. ¡Qué nombre más siniestro de la tauromaquia! El picador se agarró bien en las dos entradas al caballo, pero no lo castigó. El animal no se empleó. Con la muleta en la mano, comenzó con mantazos por el pitón derecho, sin colocarse en el sitio y rematando los mantazos, perdón los muletazos, para fuera y cada vez que el roto acudía al engaño sacaba a relucir las odiosas ventajas, practicadas por las figuras y que llevan a cabo los más necesitados del escalafón. Ese no el camino, toreros.

Se va consumiendo la feria y aún no hemos visto un tercio de varas donde los picadores tengan que dar la vuelta al ruedo, con lo necesitada que está la fiesta de estas hazañas. ¿Se habrá convertido en una utopía?

©Pepeíllo

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