Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Corrida de novillos.
“Que quieren los novilleros”
Ganadería
Se lidiaron 6 novillos del conde de la Maza Los anunciados de Sánchez Herrero fueron rechazados en el reconocimiento. El segundo fue devuelto a los corrales por falta de fuerzas, se corrió turno y en quinto lugar se salió un sobrero de Villamarta. A pesar que algunos buscaron de salida el camino de la dehesa y otros mostraron falta de fuerzas, la novillada no defraudó. El primero de la tarde debió correr la misma suerte que el segundo pero el presidente decidió no mostrar el pañuelo verde. El segundo y tercero fueron aplaudidos en el arrastre. El sexto lo aplaudieron a la salida de toriles.
Terna:
- Mario Alcalde. De blanco y oro. Estocada tendida que vale. El novillo tuvo una muerte brava. Saludos desde el tercio. .En el cuarto estocada tendida y atravesada al paso. Saludos desde el tercio tras petición minoritaria. Se retiró a la enfermería entre aplausos.
- José Rojo: De nazareno y oro. Estocada tirándose a ley. Aviso. Saludos. Estocada. Silencio. .
- Carlos Domínguez: De verde y oro. Pinchazo hondo perpendicular .Silencio. Estocada casi entera y tendida. Silencio.
Presidente: D. José Luis González González.
Devolvió el segundo pero los aficionados aún se estarán preguntando por qué no devolvió el primero. Se le protestó esta decisión. En el cuarto negó un trofeo a Mario Alcalde, que no hubiera sorprendido si lo hubiera concedido. Hecho que fue criticado por los espectadores.
Cuadrillas y otros.
El coso venteño registró un aforo de 6.566. En el cuarto de la tarde Mario Alcalde fue arrollado en el primer lance de muleta. El torero salió volando por los aires como si de un muñeco se tratara. Posiblemente el viento tuviera parte de culpa al quedarse al descubierto. Muy mermado de facultades tuvo la vergüenza torera de salir con la taleguilla destrozada a despenar a su enemigo, y se permitió el lujo de torear.
Juan Carlos Rey, José Luis Triviño y Antonio Vázquez trataron de lucirse con los garapullos. En el tercero el “peón”, Fernando Pérez, que tapaba puerta, permitió que el novillo acudiera suelto al picador de reserva, inhibiéndose descaradamente de sus funciones. Seguro que pensará vestirse de luces de nuevo. El picador le zurró la badana tapándole la salida. .
Comentarios:
Mario Alcalde debe ser un novillero de los que se hacen mayores y aún no han podido dar el salto al escalafón superior y mostrar que su muleta tiene cabida en ese escalafón. Tiene 31 años. Son los efluvios que manan de los sórdidos despachos de los empresarios, que, “si no pones, no te ponen”. Ayer cualquier aficionado se marcharía de la plaza con esa idea. En el cuarto fue arrollado violentamente al recibirlo de muleta y el animal al ver la presa ante sus fauces, le tiró unos derrotes impresionantes que llegaron a marcar los sentimientos de los presentes. El torero en cuanto se vio en pie, volvió a la cara del toro y se permitió ofrecer a la parroquia venteña algunos pasajes de su faena toreando colocado, templando y mandando. Fue, a mi entender, lo único que se vio en la tarde. En su primero no pudimos verlo. El novillo de nombre Escultor comenzó a mostrar blandura en el primer tercio y cuando llegó a la muleta, al tercer muletazo se derrumbó y tuvo que levantarlo la cuadrilla. El torero lo intentó pero el señor presidente le negó la oportunidad de mostrar su toreo con un sobrero.
De José Rojo y Carlos Domínguez poco podemos contar. Ambos tuvieron su oportunidad, pero no mostraron ante la afición venteña los recursos para este tipo de compromiso. El primero de José Rojo de nombre Jaro, no fue castigado en varas, el montado se limitó a sujetarlo. El animal acudía a todo lo que se movía en el ruedo, con la muleta el torero lo recibió con unos pases por bajo donde el novillo mostró recorrido en la embestida, pero no se acopló a su enemigo y toda la faena careció de colocación y los muletazos los remataba casi en Manuel Becerra. El animal no se cansó de embestir y el matador de nadar en la vulgaridad. Destacó la estocada. El quinto, un sobrero de Villamarta, hizo una fea pelea en varas y el piquero lo trató castigándole trasero. En el último tercio lo sometió por bajo como preludio a una faena colmada de mantazos. Durante toda la faena se vio superado por su enemigo.
Carlos Domínguez tampoco estuvo a la altura de sus oponentes. En su primero se encontró con Barrenero, un ejemplar que se vio abocado a recibir el castigo del picador de reserva que le zurró la badana. Con la muleta lo recibió con unos pases cambiados de hinojos, pero con ello terminó lo que pudo ofrecer. El novillo repetía las embestidas, con nobleza y no se cansaba de embestir, pero el torero no encontró el sitio y de citar con el pico por delante. El sexto de nombre Chorlito III, le ofreció otra oportunidad de lucimiento. El novillo acudió descompuesto al caballo y derribo al picador, en la segunda entrada el montado se agarró bien pero el animal peleó sin fijeza. En el último tercio el burel le pedía al torero mando y temple y esa exigencia no estaba en el guión del matador, donde solo le ofreció trapazos. Una pena torero, dejarse ir dos novillos al desolladero con las orejas puestas.
©Pepeíllo.
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