miércoles, 17 de abril de 2013

7 de abril de 2013: Tercera de la temporada. Novillada

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Tercera de la temporada. Novillada
Ganaderías: Javier Molina, encaste, Fuente Ymbro.

Terna:
  • Raúl Cámara. Tabaco y oro. Estocada habilidosa. Aplausos del autocar y protestas cuando saluda. Dos pinchazos y estocada, aviso. Silencio 
  • Antonio Puerta. De Azul pavo. Un pinchazo y estocada caída tirándose a ley tras aviso. Silencio. Estocada tendida y caída, aviso y 3 descabellos. Silencio 
  • Rafael Cerro. De blanco y oro. Dos pinchazos y un pinchazo hondo y dos avisos el segundo con retraso. aplausos y saludos desde el tercio. Seis pinchazos, media perpendicular y descabello. silencio 
Presidente: D. César Gómez. Sus decisiones no influyeron en el resultado de la corrida, salvo enviar dos avisos con retraso en el tercero y sexto y no permitir que el quinto de la tarde entrase por tercera vez al caballo. Algún sector del público le recriminó su poca afición a la suerte de varas.


Suerte de varas: En esta suerte hubo de todo como en botica. El denominador común de la tarde fue que a ningún novillo fue parado de salida, como suele ser habitual, lo que permitió que el primero de la tarde se fuera suelto al caballo y fuera picado en toriles antes de que el picador se colocara en su sitio.. El segundo empujo con algo de fijeza y derribo al montado, pero en la segunda entrada tuvo el feo detalle de salir suelto del caballo. A este novillo tuvieron que darle muchos capotazos para ponerlo en suerte. El quinto, a pesar de que el montado picó trasero, empujo con clase y en la segunda entrada se arrancó de lejos. De todo lo demás lo único destacable es que los picadores siguen en sus trece de taparles la salida a los toros cada vez que se presenta la ocasión, como si de mansos pregonaos se tratara.


Cuadrillas y otros: Hubo un detalle muy torero en el transcurso de la corrida. En el segundo de la tarde, el novillo derribó al montado y fue el director de lidia quien estuvo atento al quite. Esos detalles últimamente no se contemplan con frecuencia en el ruedo. En el tercio de banderillas destacó David Navalón, El Jaro en el sexto de la tarde. Casi todos sus compañeros no mostraron ninguna profesionalidad al colocar los rehiletes, acudían a colocarlos pensando en la huida de la cara del toro, sin preocuparse donde cayeron los palos, a pesar de que ningún novillo mostro aviesas intenciones. El segundo y el sexto sacaron algo de casta, pero mansearon.


Comentarios: Hubo algún aficionado que con ironía y casi rayando la verdad, comentó que dos de los toreros que se vistieron de luces ayer no mostraron nada en particular que demostrara su inclusión en los carteles. Cierto que Raúl Cámara llegaba con un corto bagaje para tal empresa, pero Antonio Puerta el año pasado se vistió de luces en 24 ocasiones y tampoco demostró nada que valiera la pena sobre el albero. Estos dos novilleros, como la mayoría del escalafón de aspirantes, salen a la plaza como si estuvieran instalados en el triunfo cada tarde.


En épocas pasadas los novilleros salían al ruedo con la idea de salir, o por la Puerta Grande o por la de la enfermería, y eso fue lo que hizo Rafael Cerro. A los dos novillos los recibió a portagayola, y aunque es una suerte que no entusiasma a los aficionados, en ambos se la jugó con el capote en querencias, donde los toros empujan con peligro. En el segundo mantuvo una pelea noble con su enemigo en unos lances de poder a poder que el público agradeció su disposición. No cejó en su empeño de triunfar y ya con la pañosa en las manos intentó el torero puro, es decir el toreo para dentro. Hacía tiempo que no veía este humilde aficionado dar unos redondos tan hondos como los que ejecutó el torero de Navalmoral de la Mata al tercero de la tarde, bajando la mano, con cadencia y llevando al toro toreado desde el cite vaciando la embestida en la “caera”, mandando con una muñeca de oro. Ese es el toreo que arranca los olés de las gargantas del público de la plaza al unísono, y no el toreo ventajista que han impuesto las figuras de esta generación, engañando a los públicos allí donde se anuncian.


Pero debido a su bisoñez, cometió dos errores, primero alargó demasiado la faena y el otro que equivocó los terrenos que requería su enemigo y comenzó a engancharle la muleta y al intentar sacarlo para fuera se lo echó a los lomos sin consecuencias. Una pena torero. A su segundo y con la muleta en la mano, lo recibió de hinojos en los medios, sacándole a continuación varios muletazos templados bajando la mano y llevando al novillo muy toreado, pero a partir de aquí y al quedarse el novillo sin recorrido, comenzó a puntearle la muleta y a presentarle complicaciones que el torero no supo resolver y al echarse la muleta la izquierda volvió a arrollarlo, a pesar de ello sacó a relucir un valor que solo demuestran los que quieren llegar a ser toreros, Los aficionados lo esperamos con impaciencia. Demoró la faena y casi le echan el toro al corral.


Como dije antes, tanto Raúl Cámara como Antonio Puerta, no mostraron ningún detalle que se quedara en la retina de los aficionados, al contrario, muchos se preguntaban que hacían estos chavales intentando abrirse camino en esta profesión tan dura y tan cara, si no demostraron ninguna condición que le permita un atisbo de esperanza. El primero de Raúl Cámara blandeó en exceso y en cuanto el torero le echaba la multa abajo el toro se ponía a rezar de hinojos. El matador se dedicó a realizar el toreo moderno llenó de ventajas, insulso y sin fundamento, rectificando terrenos, al hilo del pitón con una falta total de oficio y de querer agradar, por lo menos con el valor que debe mostrar un novillero. La nobleza de su enemigo le hubiera permitido por lo menos colocarse en su sitio, pero seguro que el torero no sabía cuál era. En su segundo, aparte de aburrir al público, dio la impresión de desconocer los terrenos que pisaba, sacándose el novillo a los medios y en esos terrenos su enemigo le anduvo protestando durante toda la faena y el torero dio muestras de no saber cómo terminar lo que había comenzado.


A Antonio Puerta su primer enemigo le puso en bandeja el éxito, pero el torero no interpretó el papel que le tocó en suerte, que no era ni más, ni menos, que torear. El novillo sacó algo de casta y estuvo tocándole la muleta durante toda la faena. El torero se empeñó en torear descomponiendo la figura, sin ligar, quedando descolocado en cada muletazo, es decir, el toreo al revés. En una ocasión abrió la ventana quedándose al descubierto y casi lo arrolla. El quinto de la tarde lo brindó a su paisano Pepín Liria, pero su enemigo no quiso colaborar en su empeño y al tercer muletazo se derrumbo y debido a la escasez de fuerzas, el novillo se limitó a defenderse y el torero no supo encontrar el temple necesario para que no le punteara la muleta. Ante eta situación, el torero terminó aplicando la formula manida del arrimón.






©J. Barranco

domingo, 14 de abril de 2013

14 de abril de 2013:



Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Tercera de la temporada. Novillada
Ganaderías: El Serrano. Encaste: Juan Pedro Domecq Solís, El Ventorrillo.

Terna:

  • Juan Leal. Nazareno y oro. Pinchazo soltando la muleta y sartenazo infame. Silencio. Estocada tirándose a ley perdiendo la muleta. Silencio 
  • Álvaro Sanlúcar. Rosa y oro. Estocada baja. Aplausos y pitos cuando intenta saludar. Media estocada y baja. Silencio 
  • Brandon Campos. Dos estocadas que hacen guardia y seis descabellos. Silencio. Estocada tendida. silencio 

Presidente: D. Trinidad López pastor. Le costó al presidente tomar la decisión de devolver al quinto de la tarde. Su criterio puede tener explicación. Se lidian tantos animales moribundos por esos ruedos desamparados de la justicia, que el “Presi” como muchos espectadores, lo ven normal que los toros salgan en ese estado ruinoso, y la consecuencia es que luchara con ahínco, para que pasito a pasito, convertir esta plaza en una de tantas. ¿O no, Sr. Presidente? Si no es así, porque cambió el tercio, , quedando después en entredicho su labor cuando el novillo se derrumbó a los pies del peón al intentar colocar el primer par de banderillas. Dió la impresión que trataba de defender los intereses de los empresarios en lugar de hacerlo en beneficio de la fiesta. Eso no es así Sr. Presidente.

Suerte de varas: La suerte de varas tal y como debe interpretarse para medir la bravura y la casta de los novillos, no existió por las siguientes razones: el ganado se dejó la casta en la dehesa y los piqueros no estuvieron acertados: no midieron el castigo de sus enemigos, picaban trasero y tapándole la salida a los novillos cada vez que acudían al caballo. Si tuviera que destacar algo, diré que algunos de ellos se dejaron pegar, ya que ninguno empujo con los dos pitones en el peto. Esta bella suerte se ha convertido en un trámite donde todas las ventajas son del mastodonte que monta el señor tocado del castoreño. Llegará un día que desaparezca, ya que en la actualidad y debido al tipo de toro que está saliendo a los ruedos no tiene sentido mantenerla y por supuesto no merece la pena mantener una cuadra de caballos ni el tedio a que es sometido el público en su ejecución. Cuando llegue este momento, los que ahora se están beneficiando de esta comodidad del toro ovejuno, pondrá el grito en el cielo al quedarse sin trabajo.

Cuadrillas y otros: Hubo voces disonantes desde los tendidos mostrando su disconformidad por el juego ofrecido por los astados. En banderillas hubo algunos toreros de plata que intentaron lucirse, unos lo consiguieron y otros no, pero por lo menos se les vio voluntad de agradar. Se lucieron Juan Carlos García, Jesús Robledo, Tito, David González y David Álvarez.

Comentarios: Mucho han cambiado los gustos del respetable. Hace años una estocada que hiciera guardia era sinónimo de una bronca. Una estocada caída, el torero se ponía a buen recaudo tapándose en el burladero. Hoy, se aplaude todo, incluso las estocadas trapaceras que le endilgo Brandon Campos, por partida doble, al tercero de larde. Hoy el público es triunfalista, acude a la plaza a divertirse independiente del resultado de la faena y como está en sus manos la concesión de los triunfos, no escatima esfuerzos hasta conseguir su objetivo. Lo que no tiene en cuenta este público de nuevo cuño es que este espectáculo tiene sus normas, que no se deben saltar a la torera, ya que este comportamiento irresponsable al único que beneficia es al empresario y al taurinismo reinante que existe dentro de la fiesta, ya que salga lo que salga por toriles y los toreros hagan lo que hagan, conocen de antemano que van a contar con el beneplácito del público benevolente, que se limita a aplaudir cualquier aberración que se produzca en la plaza, aunque vaya en contra de la pureza de la fiesta.

Ayer ocurrió lo que otras tardes, que los toreros vienen acompañados de sus incondicionales y en cuanto dan dos muletazos el público saca a relucir los aplausos, sin importarles ni el fondo ni las formas de cómo fueron ejecutados. En cuanto a los novilleros, excepto Juan Leal, que recibió a sus dos enemigos de hinojos en los medios, ninguno vino en novillero. El primero de Juan Leal no tuvo ni un pase, y su segundo lo único bueno que hizo fue dejarse pegar en el caballo, después con la franela al segundo muletazo se dio una vuelta de campana que lo remató. Los pocos pases que se dejó dar, los dio el torero fuera de cacho y sin trasmitir nada a los tendidos. El primer novillo de Álvaro Sanlúcar era un alma caritativa, dispuesto a permitirle cualquier cosa, pero el torero basó su faena en la vulgaridad y en el toreo ventajista. Una pena torero. Su segundo enemigo fue un sobrero de Aurelio Hernando que debía estar muy bien acomodado en chiqueros porque cuando apareció en el ruedo no debió gustarle lo que vio y se metió dos veces por donde había salido. Después de una vuelta de reconocimiento, no quería pelea y tuvo que ser el peón quien lo recibiera tratando de enseñarle a embestir con el capote. El público protestó este hecho, ya que no deben de estar acostumbrados a que sea el peón de confianza el que intente recibir al toro. Nuevos públicos, nuevas costumbres. Ya con la muleta el novillo volvió a sacarle los colores al torero y este puso de relieve todas las ventajas a su alcance. Un pie en la plaza, otro en Manuel Becerra y la muleta en Vallecas. Lo desarmó dos veces. Haciendo el toreo de esta manera nunca llegará a ser torero, podrá llegar a ser figura, como muchas que existen, pero torero, no creo.

A la novillada se apunto el mejicano, Brandon Campos. Fue el único que demostró algún detalle, pero ojito, solo algún detalle, nada más, y por eso fue elegido el ganador de la tarde, que le permitirá torear de nuevo en la final del día 28 de abril. Su primero fue un novillo que le presentó muchos problemas que el torero no supo resolver, salvo con algún detalle. No supo evitar tampoco que el novillo lo llevara a tablas, que era donde más a gusto se encontraba, y allí le tuvo que aguantar algunos parones, demostrando con ello que por lo menos quería salir triunfador. A su segundo y después de recibirlo con unos muletazos con sabor torero, se le vio que no remataba los pases, haciendo irrelevante la faena. La blandura de su enemigo le tapó la nobleza que atesoraba. La tarde no dio para más, solo para escuchar por la megafonía de la plaza que el torero mejicano había sido el ganador de la tarde, ya que había sido el que menos vulgar estuvo.

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©J. Barranco