domingo, 3 de junio de 2007

San Isidro 2007 24ª: ¡Qué pena!

2-6-2007

Toros de Victorino Martín. Encaste: Santa Coloma, Saltillo.

  • Luis Francisco Esplá: Estocada casi entera, tendida y cruzada que vale. Silencio. Estocada caída y tendida y un descabello. Bronca.
  • Manuel Jesús "El Cid": Tres pinchazos, aviso y estocada caída. Aplausos que le obligan a saludar desde el tercio. Estocada caída. Aviso. Aplausos.
  • Luis Bolívar: Cinco pinchazos, estocada tendida perdiendo la muleta. Silencio. Pinchazo y estocada. Silencio indiferente.

Preside la corrida D. Manuel Muñoz Infante. Asesor taurino: D. José Cabezas Porras. "Joselito Calderón".


En la plaza se podía escuchar el murmullo de los aficionados. Murmullo de esperanza presagiando tarde grande de toros y de toreros. Confieso que en ninguna otra había sentido este hecho, y tenía el presentimiento que algo agradable podía ocurrir, y por ese motivo me dejé llevar para que la ilusión morara en mi mente por lo menos en los prolegómenos de la corrida, tiempo habría para desilusionarse si no se cumplía el pronóstico.

En el ganado hubo de todo, toros bien presentados, otros menos, como ocurrió con el cuarto. En cuanto al comportamiento, aquí sí hubo coincidencia: hubo de todo menos de lo que se esperaba, es decir: casta y bravura. Alguno sacó algo de "castita", como el lote de El Cid, que fueron los únicos que pidieron el carné de torero al matador. Los demás podían haber pasado por ser de otra ganadería cualquiera y por supuesto pertenecientes al monoencaste que todos conocemos. Seguro que cuando los apoderados de las figuras se enteren del comportamiento que ha dado esta ganadería, las contratarán para sus toreros y lo venderán como una gesta.

El juego que dieron los toros en el caballo pasó totalmente inadvertido, alguno que otro se dejó pegar, pero de ahí no pasó, eso sí, otros mansearon, como el cuarto, que todo su interés era quitarse de en medio el hierro. En el primero el Usía apostó por una tercera vara para verlo en el caballo y al final tuvo que desistir y cambiar el tercio ya que el toro no tenía ningún interés en acudir de nuevo al montado.

El Cid tuvo altibajos en las faenas de sus dos toros. En el primero, un toro que se quedaba corto por el derecho, le sacó una serie de redondos muy templados bajándole la mano que casi levantan los olés de los tendidos, pero al echarse el engaño a la izquierda le dudó en una colada y a partir de aquí el comportamiento del toro cambió radicalmente, volviéndose reservón y buscando con ahínco al torero sin hacer caso al engaño. El coleta por su parte no intentó mejorar el comportamiento del toro por ese pitón. En su segundo comenzó la faena al natural pero al dudarle, el toro se desengañó y le costaba tragarse los muletazos. Por el derecho no se acopló y toda su faena se basó en una porfía entre toro y torero que si hubiera que dar un resultado yo diría que ganó el toro.

Esplá estuvo en su línea. Mucha expectación levanta este torero en Madrid, pero a la vez llena de decepción los ánimos de los aficionados cuando torea. En su primero se lució con el capote. Con la muleta el toro se desplazaba con calidad y nobleza por ambos pitones, pero el engaño de Esplá crujía en cada muletazo como si de un látigo se tratara. En su segundo, un manso escaso de fuerzas, se limitó a defenderse y Esplá no lo dudó, lo preparó para matar y a otra historia.

Luis Bolívar tuvo el agravante que muchos aficionados se preguntarán qué méritos traía en su esportón para estar en Madrid y precisamente en esta corrida. La respuesta la conocían todos. Su apoderado era precisamente el ganadero. El tiempo se encargó de dar la razón a la poca fe que los agoreros habían puesto en este torero. A Bolívar le toco un primer toro para haberse hinchado a torear, pero el torero se limitó a dar pases, perder pasos, torear para afuera y no ligar ni en la discoteca. Así, Bolívar, no se puede venir a Madrid. Su segundo, un inválido que el único que no vio el defecto fue el Usía y por supuesto su ayudante, Joselito Calderón, cómo no, lo mantuvo en pie la poca casta que el toro tenía, pero el torero se puso a pegar pases en serie, aprovechándose del poco interés que demostró el público por la lidia de este toro.

San Isidro 2007 23ª: Decepción

1-6-2007

Toros de Adolfo Martín. Encaste: Santa Coloma, Saltillo.

  • El Fundi: Dos pinchazos y estocada caída. Silencio. Estocada que vale. División de opiniones.
  • Luis Miguel Encabo: Metisaca en los bajos. Bronca. Pinchazo sin soltar bajo y tendido saliéndose de la suerte y bajonazo infame. Bronca.
  • Domingo López Chaves: Dos pinchazos, media saliéndose de la suerte. Aviso y cuatro descabellos. Silencio. Dos pinchazos y estocada habilidosa. Silencio.

Preside la novillada D. Trinidad López Pastor.

Toro a toro se fue deshojando la margarita sobre el comportamiento de los pupilos de Adolfo Martín y los rostros de los aficionados fueron tomando un rictus de decepción que no habían tomado en ninguna tarde. ¿Tantas esperanzas se tenían en esta corrida? Al parecer, sí y por supuesto que había motivos para ello, pero en este mundillo cada tarde es una historia distinta a la anterior. Un fracaso de una ganadería de este tipo es origen de reflexión en los aficionados que ven cómo se va apoderando poco a poco de todas las plazas de España el monoencaste. Hay ferias compuestas por cuatro o cinco festejos donde solo se lidian corridas o novilladas del mismo encaste, sí, de ese que pensamos todos y creo que no hace falta repetir.

El primero de El Fundi estuvo justo de trapío y de fuerzas, y por si fuera poco, al recibirlo de capote, se dio una vuelta de campana que acusó el astado durante la lidia. En la muleta no le dio ninguna facilidad ya que la escasez de fuerzas le hacía defenderse y le costaba pasar por el engaño, pero el torero, totalmente desconfiado, se dedicó a dar mantazos sin cruzarse en ningún momento. En su segundo, un toro blandito y que fue muy mal picado, el torero decidió ante la petición del público no banderillear. En la muleta el toro metía la cabeza con claridad, pero la escasez de fuerzas le restaba recorrido en la embestida, solo la casta le permitió mantenerse en pie. No obstante, el torero estuvo pesado hasta el extremo de encararse con un sector del público al solicitarle que abreviara la faena. No es la primera vez que este torero se enfrenta con descaro a los aficionados de Madrid. ¿Verdad Fundi?

Luis Miguel Encabo está sin sitio y no corren buenos aires para este matador, ya que si pierde la voluntad y la entrega puede perder lo conseguido hasta ahora. Esperemos que se recupere de este bache en el cual está sumido, sobre todo por su carrera taurina. Su primero se empleó en el caballo y fue muy mal picado, pero fue un toro que no quiso las tablas en ningún momento. Comenzó la faena de muleta al natural pero con ventajas, en redondos metía la cabeza bien pero el coleta no dio ni un muletazo decente, bailando alrededor del toro continuamente, claro, así no se puede aspirar nada más que al fracaso.
En su segundo se estiró en dos lances a la verónica, ya era hora que en la tarde viésemos estirarse a un torero, o por lo menos intentarlo. Pareó a su enemigo con más ganas que acierto, puso el tercer par por los adentros y el toro hizo hilo con él y casi le da un disgusto. Menos mal que el espada puso pies en polvorosa y corrió los cien metros lisos por lo menos en diez segundos. Qué contraste es ver a estos toreros banderilleros intentar agradar al público de manera espectacular, cuando ellos saben donde está el gusto de los aficionados. Pero eso de ganarle la cara a un toro y asomarse al balcón para clavar las banderillas debe ser más complicado de lo que parece, por eso ahí es donde están los aplausos y, a veces, hasta los contratos. Al terminar de brindar al público se marchó al tercio del tendido cinco y el toro, que se encontraba en el diez, en cuanto le vio salió galopando en su busca. ¡Qué detalle más bonito de casta y si me apuran, de bravura! Por el pitón izquierdo el toro no se empleó y cuando embestía lo hacía con la cara alta, pero el matador no hizo nada para corregir este defecto, porque el mérito de un torero no es aprovecharse del pitón bueno, sino obligar al toro a pasar por donde no le gusta, pero eso es para nota.

A López Chaves le tocó el mejor toro de la tarde. En la primera vara apretó con mucha fijeza metiendo los riñones, pero fue picado trasero aunque después rectificó. En la segunda vara lo puso en suerte muy mal el torero y el piquero falló al clavar la puya. En la faena de muleta el toro metía la cabeza con una claridad y con un recorrido que los aficionados nos veíamos con una muleta en la mano toreando de fuera para dentro, de arriba abajo y rematando en la “caera”. Pero lo que veían nuestros ojos no era lo que existía en nuestros sentimientos. ¡Qué toro! López Chaves estuvo bien en las dos primeras tandas de redondos, bajando la mano y templando mucho, pero cuando tomó la muleta con la mano izquierda el panorama cambió radicalmente, no se cruzó y había voces disonantes que manifestaban su descontento de esta forma. Otro toro que se va sin torear.

viernes, 1 de junio de 2007

San Isidro 2007 22ª: Se fueron de vacío

31-5-2007

Toros de Palha. Encaste: Baltasar Ibán.

  • Sánchez Vara: Estocada caída. Petición de vuelta al ruedo para el toro y división de opiniones para el torero. Pinchazo sin soltar, media estocada y descabello. Silencio.
  • Javier Castaño: Estocada atravesada y siete descabellos. Silencio. Estocada trasera y un descabello. Silencio.
  • Luis Vilches: Dos pinchazos sin soltar, estocada trasera y un descabello. Silencio. Estocada. Aplaudido el toro en el arrastre. Silencio.

Preside la novillada D. Julio Martínez Moreno.

Después de ver esta corrida, y sobre todo el primer toro, ayer los aficionados en lugar de salir toreando de la plaza salían lamentándose de que este ganado no hubiera caído en manos de toreros que hubieran querido triunfar en Madrid. Es una pena que el primer toro que le tocó en suerte a Sánchez Vara se fuera con las orejas puestas al desolladero, pero así son las cosas, supongo que más lo sentiría él. Creo que Sánchez Vara tuvo en sus manos la ocasión que sueña cualquier torero modesto. Que le salga un toro de estas características en Madrid en la feria de San Isidro, con la plaza a reventar y con la televisión por medio. No se puede pedir más, pero el torero la aprovechó a su manera, toreando todo lo que daba, es decir, su forma de interpretar el toreo, que no era ni más ni menos que toreando para afuera, muy despegado, fuera de cacho y perdiendo pasos, y claro eso valdrá para otras plazas, pero para esta, afortunadamente, aún no. Por lo menos para los que no son figuras, ya que no tienen de su parte al público orejero. Lo siento torero, otra vez será.

Su segundo, un toro mellizo de otro que se lidió en quinto lugar, hecho que al parecer no se da con frecuencia en la cabaña brava, fue un toro que salió suelto del capote y suelto llegó al caballo. Fue picado en el lomo por el llamado picador. Todo vale en este oficio. En la faena de muleta lo recibió de hinojos en el siete, pero se pudo comprobar que el toro tenía poco recorrido por el pitón derecho y al torero se le olvidó correr la mano para intentar sacarle lo que no tenía, ya que ese precisamente era su mérito. Por el pitón izquierdo el toro metía la cabeza con claridad pero el torero no lo aprovechó.

Los dos compañeros de cartel también tuvieron sus oportunidades, lo que ocurre es que no fueron tan claras como las de él, pero toros para haberle cortados las orejas hubo para todos, pero había que torear y claro, se conoce que los matadores no están inspirados todas las tardes.

Javier Castaño tuvo en su primero un toro que metía la cabeza en el capote y sin embrago no llegó a estirarse ni una sola vez. El toro hizo una pelea en varas buena pero le pegaron de lo lindo, con todo y con eso llegó a la muleta comiéndose la franela, pero el coleta no se acopló a su enemigo. Eso sí, puso voluntad y valor, pero eso no fue suficiente. Su segundo fue un toro que cumplió en el caballo y llegó a la muleta embistiendo con claridad con la cara alta, defecto que tenía que haber intentado corregir el torero, pero se limitó a arrimarse sin fundamento, quedando su labor en entredicho.

Luis Vilches tuvo un problema con su primer toro y es que no lo fijó de salida y el animal campeó a sus anchas por el ruedo como si de una capea se tratara. Fue picado por el picador de reserva sin emplearse e hizo cosas feas, como salir suelto del caballo y huir de la pelea, pero cuando veía en el ruedo al peón Tomás Loreto, salía disparado como una bala en su busca. Este torero lo esperó en la suerte de banderillas y le colocó un par que tuvo que saludar montera en mano. Así se venga uno del toro maestro, toreando. En la faena de muleta se lo llevó al anillo y el toro tenía una embestida corta, pero el torero en lugar de tirar del toro, bajarle la mano y mandar se arrugó y cuando lo embarcaba se lo sacaba para afuera. Es decir, una pena.