viernes, 6 de junio de 2008

2º de Aniversario 2008: Olé

5 de Junio de 2008. Corrida de toros. Feria del aniversario.

Toros de: Victoriano del Río. Encaste Juan Pedro Domecq.
Terna:
  • Javier Conde: Un pinchazo, estocada atravesada y un descabello. Silencio.
  • José Tomas: Estocada. Dos orejas. Aviso, estocada caída. Dos orejas. Salió por la Puerta Grande.
  • Daniel Luque: Que confirmó alternativa, media estocada arriba, rueda de peones protestada mientras los alguacilillos tomaban el sol en el callejón. Un descabello. Silencio. Dos pinchazos, aviso un descabello. Aplausos.

Preside la corrida: Manuel Muñoz Infante

No hay duda, al comprobar cómo se desarrollaron los acontecimientos, la predisposición que el público tuvo con José Tomas. No hay duda tampoco, que las primeras series de naturales que el diestro madrileño dio a su primer enemigo no fueron rematadas limpiamente, ya que el toro punteaba por el pitón izquierdo, como tampoco creo que si esas series no las hubiera dado el torero de Galapagar, el público no se hubiera mostrado tan predispuesto al olé como lo estuvo con él. El respetable venía con la intención de premiar su faena con olés, sin importarles el resultado de la misma. Lo que ocurrió después no dejó espacio para la duda, como tampoco la hubo en la forma en que le corrigió el defecto mencionado, y por supuesto, el público se le entregó al ver que a los toros se le corrigen los defectos toreando, y eso fue lo que hizo el torero, dar dos redondos con la muleta muy baja hasta que el toro aprendió cómo tenía que embestir y por donde debía hacerlo, que no era, ni más ni menos, por donde el torero quería.

Todo lo que vino después fue la expresión pura del sentimiento que el aficionado siente cuando la faena de un torero llega a los tendidos y eso creo que es muy difícil expresarlo sobre el papel.
En la faena al primero hubo de todo y variado, unos trincherazos majestuosos, unos redondos sin cruzarse, donde se pudo observar que el toro se le quedaba corto por ese pitón, pero al natural, su toreo fue muy templado y rematando donde se rematan los muletazos, en la cadera, y no en la calle de Alcalá, pero para hacer ese tipo de toreo, el puro, hace falta sentirlo y eso es lo que hizo el torero, sentir lo que estaba haciendo. Después vinieron unos circulares con el animal entregado, unos ayudados por alto rematados con un trincherazo y un pase del desprecio, como broche final a una gran faena. Resumiendo; 2 orejas.

A su segundo, y como comienzo, le dio cuatro estatuarios a pies juntos y sin rectificar terrenos, abrochados con un pase del desprecio que puso la plaza boca abajo, o boca arriba, como se quiera interpretar, lo que si quedó claro es que en ese momento sobraron todos los asientos de la plaza. Siguieron 2 series de redondos ligados, bajando la mano con mezcla de calidad, valor y, también, algo de pico. Otra serie donde el toro se le paraba en mitad de la suerte, y aguantándole, logró que no se rajara. Siguieron una serie de naturales muy ajustados, pisando terrenos comprometidos, pero sin llegar al tremendismo, otra serie de frente sin importarle el inconveniente del aire, que puso al personal encendido dentro de la calentura que ya tenia. Al final, después de sacarle al toro todo lo que tenía , se le rajó y se marchó a tablas. Pero que importaba ya ese detalle. Conclusión, 2 orejas.

Esperemos que siga en este camino y no utilice las artimañas de despacho que está utilizando en la actualidad, como son, la elección de compañeros de cartel y el ganado, comodidades que creo que este torero no necesita para ser la primera figura del toreo. El aficionado, por su parte, espera con impaciencia verlo de nuevo pero en una situación no tan ventajosa, dejando estas para el que las necesite, él, por supuesto que no.

Después de esto, resaltar algún detalle de Daniel Luque a su segundo, un toro de poco recorrido, que no le quedó otro recurso que la valentía y como consecuencia, el arrimón, gesto que el público le agradeció. En la línea opuesta basó su actuación Javier Conde, un torero sin corazón para aguantar las embestidas de sus enemigos. En ambos toros sacó a relucir todo tipo de precauciones que no venían a cuento, salvo el de facilitar la labor del torero estrella de la tarde, que pienso que para eso fue contratado. Es hora que este torero vaya pensado su futuro y no precisamente en vestirse de luces.


Pepeíllo

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