martes, 24 de mayo de 2011

23 de Mayo de 2011: Para aficionados

Novillos de: Montealto. Encaste, línea
Terna:
  • Thomas Duffau. Pinchazo y estocada. Aplausos tras aviso. Estocada perpendicular, aplausos.
  • Sergio Flores: Estocada algo trasera. Saludos desde el tercio tras petición minoritaria. Aplausos.
  • López Simón: Pinchazo y estocada, aplausos. Pinchazo y estocada, silencio.
Preside la corrida D. Trinidad López-Pastor Expósito.

La novillada de Montealto no decepcionó a los que tuvieron la suerte de acudir a la plaza ayer. Suele ocurrir en estos festejos que son considerados de orden menor, y al no venir las figuras mediáticas del toreo, pues los “isidros” se relajan y no acuden a las novilladas. Y no será porque no ha ocurrido en otras ocasiones, que después de estar soportando durante toda la feria los espectáculos anodinos y en ocasiones bochornosos que ofrecen las figuras, incluso cuando cortan orejas, y cuando hay algo interesante hacen “pellas”. Así es el aficionado “isidril”.

La diferencia de este tipo de aficionado con el que realmente siente la fiesta es evidente. Estos últimos valoran este tipo de festejos, en ellos suele salir el novillo que exige al torero el carnet de profesional, y aunque este no se lo enseñe, siempre es condescendiente con él, ya que para eso está en fase de aprendizaje, sin embargo, cuando aparecen las figuras es exigente con ellas. Los novillos de ayer, bien presentados y algunos de ellos con hechuras de toro, trajeron la emoción a la plaza porque aunque casi todos mansearon, sacaron casta y picante, dieron buen juego en la suerte de varas. Algunos de ellos empujaron con clase en el caballo, otros derribaron al montado y lo más importante, ninguno dobló las manos en el castigo, hecho que no ocurre cuando aparecen en el albero los toreros de tronío, donde la suerte de varas es un puro simulacro, ya que si no fuera así, la mayoría de los toros rodarían por la arena como una pelota, y aún así, lo hacen. El segundo novillo fue aplaudido en el arrastre.

Los tres novilleros de ayer tuvieron su oportunidad, pero los bureles no regalaron nada, si ellos no consiguieron el triunfo fue porque no supieron o no pudieron encontrar la medida que los astados requerían con su casta y su picante. El primero de la tarde no encontró en el ruedo a ningún torero que lo parase y el novillo campeó a sus anchas por el albero, como si fueran sus dominios. Thomas Duffau con la muleta lo recibió desde el anillo con dos pases cambiados muy ajustados y sin inmutarse, pero todo lo demás fue una lucha del torero con un enemigo que no quería pelea y buscaba con ahínco la salida. Intentó el natural pero el novillo se le quedaba en la suerte y a pesar de aguantarle con valentía no pudo sacar nada claro con él. En su segundo, un manso con trapío de toro, tuvo que doblarse con él. Después el torero sacó a relucir el toreo moderno que tienen todos en la cabeza y se limitó a citar con la muleta retrasada, perdiéndole pasos y rematando por arriba los pases.

Sergio Montes recibió a su primero con unas verónicas templadas y llevando al toro muy toreado desde el inicio del pase, rematadas con una media de cartel. En el tercio de quites se picaron los toreros, hecho que el público agradeció. Con la muleta no se vio con hechuras, toreó acelerado, abriendo mucho el compás y sin darle distancia a su enemigo. En fin una pena ya que el novillo le puso en bandeja una oportunidad de triunfo que el coleta desaprovechó. En su segundo, y ante un ejemplar propio de toro de figura, se dobló con él al comienzo de la faena, pero no le bajó la mano, toreó a destajo y cometió el mismo error que en el novillo anterior, no le dio la distancia que requería el burel. Se le vio sin oficio, o por lo menos ante estos animales.

A López Simón le tocó en primer lugar un novillo jabonero precioso, con hechuras de toro, al cual seguramente alguna figura hubiera rechazado por exceso de trapío. Un novillo que comenzó a mansear desde que salió por chiqueros y que salía suelto del caballo en cuanto sentía el hierro en el morrillo. Lo recibió de hinojos desde la boca de riego, dándole una serie de derechazos, pero ahí terminó todo, el novillo sin recorrido y el novillero ahogándole la embestida. Es el mal del torero moderno, ahogan a los animales con derechazos y cuando se echan la muleta a la izquierda el animal está pasado de faena. El sexto, otro novillo con hechuras de toro de figura, manseó en el caballo, y volvió a recibirlo en el anillo de hinojos, pero alguien debería decirle a este novillero que este tipo de toreo es tremendista, y en esta plaza no lo demanda. Al principio de la faena el animal acudía a la muleta de lujo por la derecha, pero el torero no aprovechó este hecho y el novillo acabó desengañado y defendiéndose. Una pena.

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