sábado, 3 de octubre de 2015

2 de octubre de 2015: Triunfalismo desbordante



FERIA DE OTOÑO 2015

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros.

Ganadería

Toros de Puerto de San Lorenzo, encaste Atanasio Fernández Lisardo Sánchez. El cuarto fue devuelto a los corrales por inválido y en su lugar salió un sobrero de Valdefresno Mansa, descastada, mal presentada y blanda. Segundo, cuarto y quinto fueron protestados de salida. Primero, tercero y cuarto fueron pitados en el arrastre.

Terna: Mano a mano entre Diego Urdiales y López Simón

  • Diego Urdiales: De Corinto y oro. Dos pinchazos y estocada casi entera. Silencio. Estocada contraria. División de opiniones cuando saluda. Se corrió turno y en cuarto lugar salió el quinto. Estocada al paso que rueda sin puntilla. 
  • López Simón: De azul pavo y oro. Pinchazo y estocada que vale. Oreja protestada. Se retiró a la enfermería y apareció para matar el cuarto y el sexto. En el cuarto estocada delantera y desprendida entrando a recibir. Oreja. En el sexto Metisaca y dos descabellos. Silencio Salió por la Puerta Grande. 

Presidente: Justo Polo Ramos.

Se le protestó al presidente la blandura del segundo de la tarde, pero que tuvo a bien mantener en el ruedo. Es lo que llamamos la defensa de la fiesta.

Suerte de varas:

  1. Pitinesco I. 552 Kg: Hizo una fea pelea en el caballo sin entregarse en ninguna de las dos entradas. Manso. 
  2. Cubanoso. 527 Kg: No se le vio en el caballo, ni fue castigado, en la primera entrada perdió las manos y en la segunda entró al relance y salió suelto. Manso e inválido. 
  3. Campanito. 551 Kg: En la primera vara manseó, sin embargo en la segunda apretó con algo de fijeza. Manso y con dificultades en la muleta.
  4. Campeador. 531 Kg: Un manso que se paseó por el ruedo sin que nadie lo parase, acudiendo al reserva que le castigó trasero. En la segunda entrada hizo una fea pelea y también fue castigado trasero. Manso e inválido. 
  5. Caratuerta. 597 Kg: No fue castigado en ambas entradas al caballo. En la primera salió suelto y en la segunda se repuchó. Manso de libro.
  6. Bailador. 559 Kg. En la primera puya se dejó pegar, en la segunda el piquero se limitó a sujetarlo. Se rompió la mano derecha durante la lidia y el torero tuvo que despenarlo. 

Cuadrillas y otros:


Casi lleno en tarde con algo de viento. El torero López Simón fue corneado en su primero y aunque terminó con él, se retiró a la enfermería donde fue tratado de una cornada de 20 cm, que le afectó a la parte posterior del muslo izquierdo. Reapareció después de la muerte del cuarto muy mermado de facultades, para liquidar a sus dos enemigos restantes. Debido a este hecho se corrió turno y en cuarto lugar salió el quinto.

En banderillas destacó Vicente Osuna en el sexto.

Comentarios:

Ambos matadores tuvieron que corresponder a la ovación cerrada del público venteño al finalizar el paseíllo, pero nadie imaginaba en lo que derivaría la corrida a partir de la cogida del madrileño en su primero. Los aficionados no daban crédito a lo que estaba ocurriendo en la plaza.

El triunfalismo se apoderó de la tarde de la mano del torero López Simón. En su primero y ante un inválido que se defendía por la falta de fuerzas, el torero dio una tanda de derechazos templados y en un descuido el toro lo enganchó y lo hirió en el muslo izquierdo. A partir de este momento la épica anuló completamente la razón. Nunca una cogida tuvo mayor rédito. Si no hubiera sido por este hecho seguro que la faena hubiera pasado inadvertida ante un toro que no se merecía otra cosa, y seguramente el torero hubiese llevado a cabo el recurso del arrimón. Pero la cogida cambió todo el guión. Guión que hizo que Diego Urdiales pasara casi inadvertido en la tarde, ante un lote que no dio muchas oportunidades al torero riojano, que tuvo que limitarse a sacar de su muleta la seriedad que le caracteriza y poco más, como un trincherazo de lujo a su primero, un animal que se quedó sin recorrido desde el comienzo de faena. A su segundo trató de fijarlo por bajo y lo único que consiguió fue algún muletazo suelto y al tercero de su lote en cuanto lo sometía por bajo el animal doblaba las manos. Esto fue el bagaje que Diego Urdiales se llevó de esta tarde convertida por el azar en una tragicomedia que seguramente le costaría superar a muchos de nuestros clásicos de la literatura. Así se escribe la historia.

Se cambio turno con el fin de dar tiempo para una posible vuelta a la plaza de López Simón, y así fue, el torero reapareció en el ruedo en olor de multitudes, cruzándolo desde la puerta de la enfermería hasta la tronera de matadores. Ese hecho decepcionó a los más puristas, ya que con ese detalle tenía cortada casi la segunda oreja. Es lo que se llama vista comercial. La faena al quinto no tuvo el mérito que el público generoso le dio. Lo que ocurrió fue que la voluntad interesada del torero, con la pierna herida y casi arrastrándola por la arena, y ante un manso que no quería pelea y que estuvo buscando la salida de la plaza en todo momento, el matador supo vender una faena que solo dejó en su registro una tanda de derechazos bajando la mano. Todo lo demás fue una faena sin continuidad dada la condición de su enemigo, pero el triunfalismo rompió todo el rigor que existe en este tipo de espectáculos. El sexto no le dio oportunidad al torero madrileño ya que se partió la mano derecha al comienzo de la faena de muleta y tuvo que abreviar. Una pena, ver a un animal de estas características con la pezuña colgando defendiéndose de sus enemigos.



©Pepeíllo.

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