martes, 31 de mayo de 2016

30 de mayo de 2016: Faltó la casta, D. Adolfo


Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros

Ganadería

6 Toros de Adolfo Martín, procedencia Marqués de Albaserrada. La corrida vino pareja y en el tipo. Algunos blandearon y no dieron buen juego en el caballo. La casta brilló por su ausencia. Excepto el cuarto que pidió el carnet de torero a Rafaelillo, nobles en la muleta. Algunos ejemplares fueron pitados en el arrastre.

Terna:
  • Rafaelillo: De azul pavo real. 2 pinchazos, aviso y estocada desprendida y atravesada. División de opiniones cuando saluda. Pinchazo y estocada arriba perdiendo la muleta. Vuelta al ruedo tras petición minoritaria. 
  • Sebastián Castella: De grana y oro. Aviso, pinchazo y estocada contraria perdiendo la muleta. El toro rueda sin puntilla. Estocada baja. División de opiniones cuando saluda. 
  • Manuel Escribano: De rojo pasión. Sartenazo de juzgado de guardia. El toro se echa aburrido de tanta incompetencia torera. Media estocada tendida y trasera. Aviso. Silencio

Presidente: D. Javier Cano Seijo. 

Parte del público generoso le solicitó la oreja a Rafaelillo en el cuarto pero el presidente no la concedió. Algunos espectadores próximos a mi localidad comentaron que si hubiera sido una figura, se la habría concedido. Dicho queda.

Suerte de varas

  1. Aviador. 543 Kg: Cárdeno claro. En la primera vara acudió suelto y peleó en el caballo sin fijeza y salió suelto. En la segunda entrada al caballo fue castigado trasero, manseó y el piquero le tapó la salida. El burel hizo una fea pelea y salió suelto. En la tercera vara el piquero le arreó en el castigo Manso, sin casta y soso en la muleta. . 
  2. Escribiente. 496 Kg. Cárdeno. En la primera vara el piquero le zurró la badana y tapándole la salida. En la segunda el torero lo puso de largo y el animal se arrancó con tranco, el piquero tampoco tuvo compasión, le pegó trasero. Muy castigado en el caballo, peleó con casta, pero en la muleta sacó codicia y tuvo mucha nobleza. El torero no estuvo a la altura de su enemigo.
  3. Cocinero. 528 Kg: Cárdeno oscuro. En la primera vara el toro se dejó pegar y el piquero le tapó la salida como de un vil manso se tratara. En la segunda entrada el animal aguanto el castigo de su verdugo que le volvió a tapar la salida arreándole de lo lindo. El burel aprendió lo que no debía durante la mala lidia que recibió y llegó a la muleta muy avisado.
  4. Malagueño. 531 Kg: Cárdeno oscuro. El piquero en la primera vara castigó trasero y no rectificó. En la segunda se permitió hacerle la carioca sin que los espectadores le criticaran su aptitud, En la tercera acudió con tranco y fijeza pero el piquero se limitó a marcar el castigo. Toro encastado con muchas dificultades en la muleta. 
  5. Aviador II. 539 Kg: Cárdeno. En la primera vara no se empleó pero el piquero, como es habitual, le tapó la salida, en la segunda la vara cayó baja y el astado manseó sin emplearse en la pelea. Manso en el caballo y en la muleta dio un juego de toro de una ganadería comercial. 
  6. Ebanista. 559 Kg Cárdeno. En la primera vara y después de recibirlo a portagayola, el animal acudió suelto al caballo sin que nadie en el ruedo lo fijara. Fue castigado trasero y salió suelto. En la segunda vara el piquero le arreó y el animal se dejó pegar, pero perdió las manos. Mansote e inválido que lo ha mantenido en pie la poca casta que mostró. 

Cuadrillas y otros:

Salvo en algunas zonas de andanada, la plaza registró un lleno, en una tarde donde el sol llegó para quedarse durante toda la tarde, ofreciendo una temperatura agradable. 

La parte negativa la volvieron a dar los picadores. Si estos señores continúan en ese tono, alguien debería tomar cartas en el asunto y mandar a la escuela a todos estos profesionales y exigirles un comportamiento menos agresivo con los indefensos animales, ya que no tienen medida en el castigo instalados en esos mastodontes bien protegidos, produciéndose una lucha desigual, y si no tienen suficiente con ello, se ha instaurado en sus actuaciones taparles la salida a todos los toros sin tener en cuenta su condición. Si se les tratara de verdugos sanguinarios, creo que nadie se extrañaría.

En la colocación de los rehiletes se tuvieron que desmonterar José Mora y Pascual Mellinas en el cuarto. En la brega destacó José Chacón en el segundo. 

Comentarios:

Casi a la finalización del festejo se oyó una voz que sentenció que los “Adolfos” habían sido una moruchada. No fue una moruchada, pero si le falto ese punto de casta que decepcionó en gran medida a los aficionados

Si el segundo de la tarde hubiera sido un toro comercial, aún estarían aplaudiendo su comportamiento, pero a este encaste hay que exigirle más de lo que ofrecieron. El segundo toro, primero de Castella, comenzó acudiendo a la muleta con mucha codicia y una nobleza impropia de este encaste, y al torero solo se le vio un detalle: dio un redondo que paró el tiempo, todo lo que vino después estuvo lleno de vulgaridad, con el torero colocado en la oreja de su enemigo y el animal en esta ocasión no se quejó. El astado después de ofrecer al torero en las primeras tandas un triunfo, bajó en su condición en el transcurso de la faena, pero Castella ya había demostrado que esta temporada no anda con sitio. Al natural consiguió en algunos muletazos alargar la embestida corta de su enemigo, pero con esto terminó el poco gusto que este año tiene el torero francés. Alargó la faena innecesariamente llegando a impacientar a los aficionados. En su segundo a pesar que el animal tuvo un comportamiento de toro comercial, el torero to hizo todo al revés, rematando para fuera los muletazos y colocándose al hilo del pitón, de esta manera consiguió rematar algunos de ellos, pero los aficionados no lo tuvieron en cuenta ya que puso en ellos el empeño de las ventajas del toreo moderno, abusando en extremo del pico. Si queremos continuar asistiendo a las plazas, debemos acostumbrarnos a este tipo de toreo, ya que las figuras no están dispuestas a torear toros con casta ni ejecutar el toreo colocándose en su sitio. 

Y salió el cuarto, de nombre Malagueño, que acudió al caballo tres veces, hecho inusual en los tiempos que corren, pero el piquero lo hizo todo mal. Fue un toro que transmitió a los tendidos las dificultades que debe tener un animal de su especie, y Rafaelillo no se acobardó, sacó la casta de su personalidad torera y aguantando los parones de su enemigo en la búsqueda constante de su presa, logró sacarle unos naturales de frente y cargando la suerte, que ni los más crédulos se hubieran imaginado. Fue la simbiosis de la unión de la casta y la mansedumbre, creando con ello la dificultad y el peligro para el torero, transmitiendo a los tendidos la emoción y el reconocimiento de la valentía del torero. El primero de su lote no le dio muchas oportunidades al torero murciano. El toro mostró blandura y cuando lo sometió por bajo perdió las manos, acudiendo al engaño sin codicia, a pesar de ello el torero consiguió sacarle algunos muletazos templados, pero tampoco se colocó en su sitio, mostrando unas precauciones que no son normales en su condición de entrega en el ruedo.

Manuel Escribano recibió a sus dos enemigos a portagayola, causando con esa suerte un encogimiento en los corazones de muchos espectadores, ya que es una suerte de cara o cruz, pero si sale cruz, puede ser muy peligroso para el torero. También colocó las banderillas pero clavando los palitroques a toro pasado. Algunos aficionados le recriminaron este hecho. Con la muleta en la mano, el primero del lote mostró las dificultades de una mala lidia y las exigencias a que fue sometido en el tercio de banderillas, por lo cual llegó a la muleta avisado, y no le permitió muchos alardes al torero de Gerena. Acudía al engaño con la cara alta y no tuvo recorrido y el torero hizo lo que sabía y lo que el toro le permitió, sacando de su muleta una serie de trapazos y prolongando la faena innecesariamente. A su segundo lo recibió con dos pases cambiados desde el anillo de la plaza, pero al toro lo mantuvo en pie la poca casta que trajo de la dehesa, pero no llegaron a transmitir nada ni el toro ni el torero. El animal terminó defendiendo y el torero dando trapazos y rematando la faena ahogándole la embestida buscando los aplausos con el arrimón, pero dada la nobleza de su enemigo este hecho no llegó a los tendidos. Otra vez será, torero. 



©Pepeíllo

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