miércoles, 2 de mayo de 2018

02 de mayo de 2018. Emoción y oreja de jey

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo 

Corrida Goyesca. 

Ganadería 

Se anunciaron 6 toros, dos del Tajo, 1º y 4º, y cuatro de La Reina, ambos del mismo encaste procedente de Juan Pedro Domecq y Díez de distintas ramas. Nobles, blandos y sin gota de casta. Muy desigual de presentación. El segundo fue protestado de salida, solo le salvó la cara. Los tres últimos con excesiva romana. 

Terna: 
  • Iván Vicente: De turquesa con hilos negros. Estocada algo trasera. Vuelta al ruedo con petición. Estocada tras aviso. División de opiniones cuando saluda. 
  • Javier Cortés: De grana con hilos negros. Metisaca y bajonazo infame. Silencio. Estocada casi entera recibiendo. Oreja con petición de la segunda. 
  • Gonzalo Caballero: De gris con hilos negros. Tres pinchazos, aviso y dos descabellos. Silencio. Pinchazo, estocada baja y descabello. Aplausos. 
Presidente: D. José Magán Alonso. 

Sin muchos reparos a su labor. En el primero negó la oreja a Iván Vicente, después de una petición que no fue mayoritaria. En el quinto estuvo firme en la decisión de no conceder la segunda oreja a Javier Cortés. Algunos aficionados pusieron en entredicho esa decisión ya que si hubiera sido una figura, la hubiera concedido. Es la injusta medida que se usa en los palcos. 

Suerte de varas: 
  1. Listillo. 556 kg. .En las tres veces que entró al caballo una de ellas al relance, salió suelto y no se empleó. El animal no fue castigado. Manso y noble en la muleta.. 
  2. Matrón. 510 Kg. Hizo una pelea fea en varas, mostrando blandura sin ser castigado. Manso y blando 
  3. Resabido. 524 Kg. En la primera vara peleó sin clase y blandeó. En la segunda acudió suelto y el piquero se limitó a sujetarlo. Mansote, blando y sin gota de casta. 
  4. Calandrio. 630 Kg. En la primera entrada al montado se dejó pegar, aunque hizo cosas feas antes de acudir. .Fue una larga vara. En la segunda acudió de largo pero el picador se limitó a sujetarlo. El animal mostró blandura y ninguna casta. 
  5. Cazador. 655 Kg. En la primera entrada fue cazado trasero y el toro se dejó pegar, en la segunda el matador lo dejó de lejos y el toro se arrancó con tranco, el picador marcó arriba aunque el toro se defendió mostró nobleza. Buen toro pero con escasas fuerzas. 
  6. Cerillero. 612 Kg. En la primera entrada al caballo se dejó pegar y en la segunda se defendió. Noble en la muleta. 
Cuadrillas y otros. 

Como viene siendo habitual en la fiesta de la Comunidad de Madrid, se celebró la corrida goyesca, donde se anunciaron tres toreros de la tierra. Las cuadrillas y el personal de servicio lucieron los trajes goyescos, tradicional de esta comunidad. En representación del Gobierno acudió D. Ángel Garrido. El ganado elegido pertenecía al torero madrileño José Miguel Arroyo, Joselito, torero emblemático, donde marcó un antes y un después a partir del 2 de mayo del año 1.996, donde realizó una lección magistral en la interpretación del toreo. Una pena que después de aquella tarde este arte haya caído por la pendiente de la vulgaridad y ningún torero haya intentado superarlo. 

Fue una tarde con sangre sudor y lágrimas para los matadores, Javier Cortés y Gonzalo Caballero. El público se emocionó al ver con el tesón que estos toreros modestos se agarraban al triunfo aunque con él les fuera la vida. 

La cuadrilla de Javier Cortés estuvo muy bien en el quinto, tanto en el tercio de banderillas como en la lidia. Hecho que derrumba el caso de los taurinos que solo desean el toro para la muleta. También destacaron en banderillas, José Antonio Prestel y Rafael González 

Comentarios: 

Gonzalo Caballero se llevó un revolcón al recibir de capote al sexto con unas verónicas a pies juntos. Un noblote animal, que lo lanzó por los aires La caída, cargando todo el peso del cuerpo sobre el cuello, fue dramática. El torero quedó inerte en la arena y los presentes se quedaron sin respiración. El torero reapareció en el ruedo a matar a su enemigo con una manifiesta ojera y con un torniquete en la pierna izquierda. Vista la merma física del torero algunos incrédulos pensarían que esa disposición le valdría para el triunfo, pero en esta profesión nadie regala nada y menos a los modestos. Lo que nadie dudó fue de la honradez del matador, que buscó el triunfo a base de sangre, sudor y supongo que alguna lágrima. El animal con su nobleza quiso unirse a la profesionalidad del matador, uniendo sus embestidas al mérito que tuvo el torero. En su primero y ante un Mansote y blando animal, nada pudo hacer. A pesar que mostró disposición comenzando la faena al natural, desde el primer momento pudo comprobarse que no tenía enemigo 

Javier Cortés se encontró en el quinto de la tarde con un animal que quiso poner en bandeja el triunfo del matador. El torero estuvo muy dispuesto y a pesar que en su primero el animal no colaboró en sus intenciones de triunfo, mostró algunos detalles que vislumbraron que podía llegar en cuanto se presentara la ocasión En el quinto se la jugó. Comenzó la faena citando desde la boca de riego y con la muleta en la izquierda, pero el animal no tuvo la misma fuerza en sus embestidas que nobleza. Pero el torero ajustó con delicadeza su muleta a las condiciones de su enemigo y consiguió en el toreo en redondo una serie de muletazos rematados en la cadera y citando con la muleta “planchá”. Pero en casa del pobre dura poco la alegría, y en un traspié recibió un puntazo en el muslo izquierdo. Pero el torero madrileño a pesar de quedar muy mermadas sus condiciones físicas, consiguió otra tanda de derechazos muy emotiva, mostrando una evidente cojera ya que de la herida manaba mucha sangre. El matador tuvo que matarlo recibiendo ya que no podía cruzarse dada su pérdida de movimientos. A pesar de que la estocada no fue para recordar, nadie dudó para solicitar la oreja. Hubo petición de la segunda, pero el presidente no accedió. Posiblemente si hubiera sido una figura, los hechos se hubieran contado de otra manera. 

Lo que quedó sobre la arena es que dos matadores con escasos contratos, no quisieron perder la oportunidad de mostrar sobre el albero venteño que sus faenas no fueron motivo de la casualidad, y en ningún momento buscaron el vena humanitaria de los espectadores. No. Lo buscaron, primero toreando y después mostrando una disposición profesional que no existe prácticamente en los valores de casi todo el escalafón. Mucha suerte, toreros. 

Iván García se encontró en su primero un toro que llegó a la muleta con la intención de colaborar en el triunfo del matador, y en esta línea lo intentó el torero madrileño, mostrando a los aficionados unos templados muletazos de recibo, continuando con una serie de redondos gustándose, pero cuando todos creíamos que el triunfo era cosa de uno, el torero, comenzó a esconder la pierna contraría restando a su labor la profundidad que merecía su enemigo. Fue una pena que un profesional, falto de contratos y que mostró maneras para interpretar el toreo vertical y rematado para dentro, cayera en ese error, ya que tuvo el triunfo al alcance de su muleta. Se le pidió la oreja pero el presidente se mostró inflexible negándose a mostrar el pañuelo blanco. El cuarto fue otra canción pero sin ritmo. El matador mostró maneras, pero el animal perdía las manos cuando intentaba someterlo, y si en su primero estuvo por debajo de las condiciones del toro en esta ocasión, no. Suerte, matador. 

©Pepeíllo

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