viernes, 18 de mayo de 2018

18 de mayo de 2018

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. 

Feria de San Isidro 2018 

Corrida de toros. 

“Hasta siempre, torero” 

Ganadería 

Se lidiaron 6 toros de la ganadería de Jandilla de procedencia Juan Pedro Domecq y Díez. El hierro de la estrella, ganado de feas hechuras, y de condición mansa, descastada y noble, en una palabra, perfecta para la tranquilidad de las figuras. Excepto el cuarto, ningún toro dio juego en el caballo. El segundo y el tercero fueron pitados en el arrastre. 

Terna: 
  • Juan José Padilla: De marino y oro. En su primero, estocada trasera, tendida y desprendida y descabello. Se echó el toro. En el cuarto, pinchazo que rompió el estoque. Estocada trasera, tendida y dos descabellos. Silencio. 
  • Sebastián Castella: De turquesa y oro. En el segundo, bajonazo. Silencio. En el quinto, estocada casi entera, tendida y caída. Oreja. 
  • Roca Rey: De blanco impoluto y plata. En el tercero, bajonazo que rueda sin puntilla. .En el sexto, Estocada al rincón de Ordoñez. Saludos desde el tercio. 
Presidente: D. Justo Polo Ramos 

Temían los aficionados las decisiones de este presidente en tarde de figuras, pero afortunadamente no dieron ocasión al agravio comparativo con otros matadores modestos que tratan de abrirse camino en esta profesión colocándose en su sitio. Pero siempre está el aficionado pendiente de los detalles, ya que los adornados alguacilillos parecen no enterarse de lo que ocurre en el ruedo. En el tercero de la tarde el picador rompió la vara e intentó castigar al animal con el palo roto y tapándole la salida. El presidente si se enteró, no tomó ninguna medida, y si no se enteró, peor .¡De vergüenza!. 

Suerte de varas: 
  1. Recoveco. 568 kg. Negro bragado meano: 1ª Vara: Hizo un pelea de manso, defendiéndose y blandeando. 2ª Vara: Recibió un picotazo trasero y salió suelto. Manso en el caballo En la muleta se dejó torear, pero Padilla no lo aprovechó. 
  2. Harmonía. 563 Kg. Castaño, bragado, meano, axiblanco. 1ª Vara: Se dejó pegar pero empujó con un pitón, perdiendo las manos.: 2ª Vara.: Recibió un picotazo y salió suelto, levantando las protestas de un sector de la plaza. El animal blando y descastado. 
  3. Jornaldero. 567 Kg. Castaño: 1ª Vara: No presentó pelea el animal y recibió un picotazo. 2ª Vara: Se le rompió la vara al picador e intentó picar con el palo roto y para más inri, tapándole la salida. El toro fue un manso que no se empleó en el caballo. 
  4. Jacobino. 586 Kg. Negro. 1ª Vara: Fue castigado trasero, derribó al montado después de empujar metiendo los riñones, pero el picador no se enganchó con su enemigo. 2ª Vara: El animal volvió a emplearse y el presidente cambió el tercio. El toro se empleó en el caballo y se apagó en la muleta. 
  5. Husmeador. 551 Kg. Negro. 1 Vara. El toro se dejó pegar pero el piquero no lo castigó. 2ª Al entrar al caballo se cayó y no fue picado. Entró de nuevo pero como si no hubiera hecho. ¡Una pena! El animal un manso que desde su aparición en el ruedo buscó la salida En la muleta se apagó. 
  6. Barones. 561 Kg. Negro listón. 1ª Vara: El picador se limitó a sujetarlo. 2ª Vara: El juego que dio el toro fue deplorable, saliendo suelto. El animal un manso de libro. 
Cuadrillas y otros. 

Con lleno hasta la bandera y con el cartel de “No hay billetes”, se celebró la 11ª corrida de abono. Al finalizar el paseíllo el torero Juan José Padilla salió a los medios a recoger los plausos del respetable ya que era su despedida de esta plaza. 

Hay que destacar al torero de plata, Manuel Rodríguez, Mambrú en la lidia del cuarto de la tarde. 

Comentarios: 

Más allá de la crítica, más allá de comentar lo que cada torero mostró sobre el albero venteño, más allá de la fetidez que emana esta fiesta por todas sus aristas, está la dignidad de un torero que supo en su momento ganarse el aprecio de los aficionados ocupando un lugar donde los toreros tienen que demostrar tarde tras tarde, el importe de su contrato, para poder vivir dignamente de esta profesión. Me refiero a Juan José Padilla, que con sus luces y sus sombras supo estar donde hay que estar, frente al toro que hay que poderle y que las alegrías que permite son las justas, pero una vez que se le ha ganado la pelea, a veces cruenta y dramática pero este es el sentido de estos espectáculos, los espectadores han sabido reconocer su entrega. 

Salí muy tocado ayer de la plaza. Tocado en el sentido emocional ya que pude comprobar de primera mano que esta fiesta, desde el punto de vista de aficionado, tiene las horas contadas. Me ha costado llegar a este punto como creo que a muchos de los sienten y reconocen el mérito que tiene un hombre cuando se enfrenta a un animal de estas características como es el toro de lidia en toda su dimensión. Desconozco a quienes les pueden interesar el tipo de espectáculo como el que ofrecieron ayer las dos figuras anunciadas, a las que me cuesta hasta decir su nombre, ya que lo que ofrecieron no tiene definición. Al parecer, debió gustarles a mucha gente, ya que aparte de aplaudir a rabiar hasta los pequeños detalles, como cuando los monosabios levantaron el caballo de picar, tuvieron la osadía de enfrentarse directamente a un sector de aficionados que solo exigieron a las figuras que se colocaran en su sitio y dejaran de engañarles con ese toreo vulgar, fraudulento y vacio de emoción. De esa emoción que debe imperar en el ruedo para ser reconocida desde los tendidos la labor de los hombres que se ponen delante de las fieras y no exento de desconocimientos en la lidia como mostró el tercero de la terna en el sexto.  

Desconozco el sentimiento, fuera de lo puramente comercial, de los ganaderos que se prestan a este juego fraudulento de los empresarios con un ganado infumable desde el punto de vista del aficionado. Desconozco lo que sienten los toreros cuando llegan al hotel y en la soledad de sus reflexiones sobre lo ocurrido en el ruedo, vuelven a sentir el honor de volver a vestirse de luces para ser reconocida su labor por un público ignorante y con toritos hechos a la medida por el ganadero y elegidos con mimo por sus apoderados. Desconozco lo que pensarán estos señores que van a la plaza ocasionalmente a ver a sus ídolos, poniendo las entradas por las nubes, y no permiten que ningún aficionado, de los que tienen el trasero pelado de la dureza de la piedra de su asiento, les amargue la fiesta, fiesta acompañada del ”gintonic”, y algunos, llevados por el atrevimiento del efecto etílico, hasta tienen la osadía de enfrentarse a ellos y criticarles de una manera abierta su libre opinión. 

Desconozco el sentimiento que sintió el único profesional que ayer piso el ruedo de Las Ventas, respecto a la labor de sus compañeros. Me refiero a Juan José Padilla, un torero que nunca ha engañado a nadie ya que siempre ha dado lo sabía hacer, con la única sombra en su carrera de ser en la actualidad tapadera de matadores que hasta me cuesta definirlos así, y que a pesar de no intentar ayer hacerles sombra, fue reconocido con el mayor de los honores que puede tener un torero: el respeto de los aficionados. Suerte, Padilla. 

No dio para más y para menos la tarde. 

©Pepeíllo

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