miércoles, 9 de mayo de 2018

9 de mayo de 2018.

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros. 

“Un torero perdido en su pasado” 

Ganadería 

Se anunciaron 6 toros de la ganadería de La Quinta, encaste Santa Coloma en la línea de Javier Buendía. Bien presentados, algunos con romana, bonitos de lámina y de capas variadas, pero faltos de fuerza y de casta y excepto el sexto, fuera de tipo, que llegaron a la muleta con algunas complicaciones. El segundo fue aplaudido de salida y el quinto casi con 6 años. El cuarto fue pitado en el arrastre. 

Terna: 
  • Juan Bautista. De espuma de mar y oro. En el primero de la tarde, bajonazo y descabello. Silencio. .En el cuarto estocada habilidosa hasta los gavilanes saliéndose de la suerte. División de opiniones cuando saluda. 
  • Manuel Jesús, El Cid: De marino y azabache. En el primero de su lote estocada baja y trasera y 2 descabellos. Silencio. En el quinto estocada caída, perdiendo la muleta. No pudo con su enemigo. Silencio 
  • Jesús Martínez Barrios, “Morenito de Aranda”: De catafalco y plata con cabos blancos. En el tercero pinchazo hondo y descabello antes de escuchar un aviso, después 4 descabellos. Fue silenciada su labor. En el cuarto tres pinchazos, aviso, pinchazo hondo y 4 descabellos tras escuchar el segundo aviso. Silencio. . 
Presidente: D. Jesús María Gómez Martín 

. Sin problemas de bulto en su funciones de autoridad. 

Suerte de varas: 
  1. Berreón 596 kg. Cárdeno salpicado: En la primera vara se dejó pegar en el caballo, y en la segunda el piquero se limitó a sujetarlo. El burel manso y escaso de fuerzas. 
  2. Meloso. 522 Kg. Cárdeno salpicado: En la primera vara salió huyendo del caballo al sentir el castigo del montado. En la segunda se defendió haciendo sonar el estribo. Manso se no fue picado, hecho que acusó en la faena de muleta, poniendo al torero en aprietos que no supo solventar. 
  3.  Platillero 575 Kg: Cárdeno claro: Empujó con bravuconería y defendiéndose del castigo. En la segunda entrada al caballo acudió con tranco pero no fue castigado, lo que levantó las protestas de los aficionados. Manseó en el caballo y no fue picado, dando pocas facilidades en la muleta. 
  4. Palmeño. 528 Kg:. Cárdeno bragado meano corrido. En la primera vara no se le vieron sus condiciones, y en la segunda no se entregó en la pelea. Manso que no fue castigado en el caballo, En la faena de muleta no se empleó. 
  5. Revoltoso, 548 Kg. Negro entrepelado bragado meano: En la primera entrada al caballo se empleó en la pelea tomando una vara larga, en la segunda entrada el picador se limitó a sujetarlo. Se dejó pegar en el caballo pero el torero no pudo con él. 
  6. Brioso. 548 Kg. Cárdeno bragado meano corrido. Fue castigado trasero y el animal se empleó en la pelea. En la segunda vara fue colocado de largo, se arranco con tranco pero el piquero se limitó a señalar el castigo. El toro se empleó en el caballo y en la muleta el torero no pudo con él. 
Cuadrillas y otros. 

Segundo festejo de la feria. La terna consiguió reunir en los tendidos a tres cuartos de plaza largos, en tarde agradable de temperatura donde el sol no hizo su aparición. 

Durante la lidia del sexto destacaron los banderilleros Pascual Mellinas y José Manuel Zamorano. Este último tuvo que desmonterarse. En el quinto se lució en la lidia José Luis López, “Lipi”. En el primero de la tarde la cuadrilla de Juan Bautista solventó con dignidad profesional las complicaciones del toro durante el tercio de banderillas, ya que echaba la cara arriba tratando de rebañar en los embroques, poniendo en aprietos la integridad física de los banderilleros.. 

Comentarios: 

El Cid perdió el sitio en la cara del toro y no hay manera de que lo encuentre. En la tarde de ayer los espectadores fueron testigos del ocaso de un torero que hizo vibrar los cimientos del coso, con una mano izquierda que no había enemigo que pudiera hacerle perder el equilibrio que mostraba en la cara del toro, asentando las zapatillas en la arena. Hoy es lo contrario, y ante enemigos que mostraron algunas dificultades el torero de Salteras no encontró en ningún momento el poder que tenia antaño su muleta. 

En su primero y después de brindar la faena al respetable, lo citó de largo y el toro acudió algo descompuesto y el matador tuvo que rectificar los terrenos. Con este detalle el animal distinguió al torero de y al engaño. El matador se limitó a pasarlo por la muleta en el toreo en redondo acompañando la embestida de su enemigo. Al natural no se acopló y el animal terminó haciéndose dueño del ruedo. Cuando volvió a la mano derecha el toro ya estaba avisado y su labor, salvo la vulgaridad, no encontró nada en su muleta para dominar al burel. En el quinto mostró claramente que el sitio perdido es casi irrecuperable en un torero sin fe. Le vinieron largas las dificultades de su enemigo y el único recurso que encontró fue la desconfianza, limitándose a acompañar las embestidas que marcaba su enemigo. Al final perdió los papeles. 

El primero del lote de Juan Bautista fue un animal escaso de fuerzas, que llegó a la muleta con poco recorrido, y lo único que ofreció fue su defensa, y lo único destacable del torero fue la brevedad de su faena. En el cuarto el toro tampoco mostró intenciones para que el maestro francés se luciera, pero el matador intentó sacarle lo que no tenía, pasando en su primera aparición de la feria sin pena ni gloria. 

Morenito de Aranda por su parte levantó en el tercero los primeros olés de la feria al torear a la verónica, mostrando un toreo de capa templado y de manos bajas como son habituales en sus comparecencias. Ya en la faena de muleta trató de acoplarse a su enemigo con el toreo al natural, pero el animal no estaba dispuesto a regalar nada y presentó las dificultades de un toro sin atemperar en el caballo, ya que no fue picado. El arandino tiró de oficio y trató de sacarle lo que su enemigo no tenía, mostrando en el toreo al natural algunos detalles que mantuvo al respetable pendiente de lo que ocurría en el ruedo. El sexto, segundo de su lote, fue otro cantar. Al principio de faena dibujó un muletazo templado y rematado, continuando con una serie de redondos que calaron a los tendidos, pero a partir de aquí el animal comenzó a medir las embestidas y a pesar que el torero aguantó los primeros compases, terminó cediendo al no encontrar la medida que exigía su enemigo., aflorando en él la desconfianza. El sentido que desarrolló el animal le vino largo al matador, que tuvo que tirar nuevamente de oficio para intentar solventar la papeleta de un animal que terminó acudiendo al engaño con la cara alta. De nuevo falló a espadas. 

La tarde no dio para más. 

©Pepeíllo

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