sábado, 12 de octubre de 2024


A Rosa y Juanjo por su generosidad.

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo

Corrida de toros. Corrida de la Hispanidad. Mano a mano.

“El toreo unió los tendidos”

Ganadería

Se anunciaron 6 toros de Victorino Martín. Salvo el primero, protestado por falta de presentación, en la línea de la casa. Encastados, con cara y algunos con dificultades que pidieron las credenciales a los engaños de los toreros. El primero fue pitado tanto al aparecer en el ruedo como en el arrastre, El tercero fue recibido con aplausos al salir por chiqueros. Segundo, tercero y sexto, fueron aplaudidos camino del desolladero.

Terna:

Miguel Ángel Perera: De rioja y oro. Pinchazo sin soltar, pinchazo hondo y estocada atravesada tras aviso. Silencio. Estocada al rincón de Ordóñez tras aviso. Tarda en descabellar sentado en el estribo viendo al toro sufrir, y el animal agarrándose a la vida, no doblaba. 2º aviso. La casta lo mantenía en pie. Descabello. Oreja. En el quinto estocada baja. Silencio.

Emilio de Justo: De marino y oro. Pinchazo desprendido, aviso, otro pinchazo y estocada en su sitio. Tímidos aplausos cuando saluda. En el cuarto dos pinchazos, aviso, otros dos pinchazos y media estocada. 2º aviso. Estocada. El toro apoyándose en las tablas, le costó caer. Su casta luchó contra la muerte que tenía en su interior. Saludos. En el que cerraba plaza, estocada arriba, aviso y dos descabellos. Oreja.

Presidente: D. José María Fernández Egea.

Pasaron inadvertidas sus decisiones.

Suerte de varas:

1º Playero. 540 kg. Manso en el caballo. En la primera vara se defendió y en la segunda el piquero le arreó castigo a la mansedumbre del animal.

2º Portevelos. 536 kg. Fue puesto en suerte en su sitio. El piquero marcó algo bajo y el animal se dejó pegar. En la segunda vara se arrancó con tranco y el hierro cayó en su sitio, el animal peleó con fijeza.

3º Excusado. 525 kg. Se agarró bien el picador y el toro se dejó castigar. En la segunda vara solo marcó el castigo ante un animal sin fijeza.

4º Pobrecillo. 545 kg. Se dejó pegar y el montado marcó arriba el puyazo. En la segunda entrada acudió sin colocar en suerte y salió suelto sin castigar. Mostró mansedumbre.

5º Verdadero. 567 kg. Castigado trasero y el toro empujó en el peto. La segunda vara fue un trámite.

6º Director. 590 kg. Se dejó pegar en el peto y salió suelto. En la segunda entrada no mostró interés en dejar alta la medida de su casta. Peleó sin entregarse.

Cuadrillas y otros.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del veterinario de Las Ventas Juan Antonio García García, desaparecido recientemente. Los dos matadores tuvieron que saludar desde el tercio para corresponder a los aplausos del respetable.

Tarde con un tiempo variable pero al final se mantuvo sin que la lluvia desluciera la corrida. Los toreros de plata cumplieron en su labor y Juan José Domínguez se desmonteró en el segundo de la tarde en el tercio de banderillas. No fue para tanto, pero…

Comentarios:

La tarde estuvo llena de matices, tanto el ganado como los toreros, unieron a los tendidos y en varios momentos de la tarde-noche los olés resonaron al unísono. No me gustaría que se entendieran en mis palabras que Perera estuvo por encima de Justo ni al contrario, eso sí, Justo fue más generoso en su toreo y Perera lucho contra sí mismo, tratando de caer en la tentación de ese toreo de líneas que le ha marcado durante toda su carrera, olvidándose de la verdad. Ayer tuvo momentos de altura, hay que reconocerlo. El ganado también tuvo mansedumbre, casta y bravura. Y lo más importante, no defraudo. Varios de ellos se vinieron arriba en la muleta dando la oportunidad a los toreros de corresponder como si de noveles se tratara y que se jugaban su carrera en las casi dos horas y media que duró el festejo. Tiempo que los presentes no tuvieron en cuenta.

En el primero Perera no estuvo a la altura de la tarde. Lo sacó a los medios y el animal blandeó en la pelea. Lo mantuvo a media altura y colocado al hilo del pitón. Lo pasó al natural con la misma disposición, recibió un aviso ya que la vulgaridad que mostró en este toro y la pesadez, iban en el mismo paquete. En el tercero comenzó con una disposición distinta. Recibió a su enemigo con unas verónicas templadas, reprochándole un capote de inmensas dimensiones. En este toro tampoco Perera estuvo a la altura de la tarde. Con la muleta el pacense templó las acometidas de Escusado, pero abusó de sus vicios, metiendo el pico y en momentos con descaro. Solo dio dos muletazos con la derecha y dos naturales con la pierna escondida en el refugio de las ventajas, que resonaron en los tendidos y en uno de ellos salió apurado. Todo lo demás fue el toreo vulgar al que tiene acostumbrado a su público. El animal no se aburrió de tanto engaño y estuvo embistiendo durante toda la faena. Perera en este toro mezcló el temple, la verdad y la mentira del toreo. Una reflexión: en esta faena el torero mostró que sabe torear. ¿Entonces por qué va mostrando por las plazas el toreo vulgar y ventajista? En el quinto, Verdadero, no dio al torero opción de demostrar ni toreo ni ventajas. El animal emborronó un poco el comportamiento de los hermanos de camada. Tomó el acero y el presidente no tuvo la oportunidad de enviarle ni un solo aviso, a pesar que los presentes nos habíamos acostumbrado a ellos.

Emilio de Justo vino a triunfar y casi lo consigue, pero con una diferencia, con la verdad por delante. Ofreciendo la merienda, con perdón, en los cites, es la diferencia que hay entre el toreo moderno y el toreo. Cuando se intenta torear se pisan terrenos comprometidos y los toros suelen pasar factura, pero hay toreros que solo conocen un camino, el de la verdad. En el primero de Perera le hizo un quite valiente, en el tercero hizo un vistoso quite por delantales. En el primero de su lote lo sacó a los medios con dos muletazos por bajo castigando a su enemigo, pero Portevelo no se dejaba engañar y tuvo que llevarlo muy tapadito. Al natural la casta de su enemigo sabía lo que dejaba atrás y no quiso entregar su vida a cualquier precio, le costaba humillar. Justo bajándole la mano consiguió sacarle una tanda de naturales, corta pero muy emociónante. La casta y el valor del torero, hizo llegar a los tendidos la emoción. El matador le sacó al toro lo que no estuvo dispuesto a ofrecer. La espada emborronó su labor. En el cuarto Pobrecillo le mostró de salida las credenciales de la casta. Con la muleta el animal le empujó y se lo llevó por delante. El torero consiguió recuperarse y el toro continuó mostrando que tenía mucho que torear. Después del susto le recetó dos naturales desmayados que hicieron “flipar”, con perdón, a la concurrencia. ¡Qué plasticidad! Y con le merienda por delante, de nuevo con perdón, Otra tarda de naturales que casi llegó a olvidar la primera. Qué pena que el acero, certero en ocasiones, no tuviera en esta ocasión la benevolencia del acierto. Dos avisos recibió el coleta y a punto de que le mandaran al burladero con el tercero. El arte cuando aparece tiene ese encanto final que da la espada, la incertidumbre. En el sexto Emilio de Justo elevó la categoría del toro. Lo recibió en el último tercio con una tanda de redondos, en la segunda tanda el público no tuvo más remedio que entregarse. Al natural demostró mando y sin descomponer la figura, y sin pico, anduvo por la cara de su enemigo como si de un carretón se tratara. Se desprendió del estoque simulado y repitió el toreo al natural con la mano derecha. Puso la plaza boca abajo. También en esta ocasión el misterio de la espada emborronó un final feliz.

©Pepeíllo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias me ha encantado