martes, 18 de mayo de 2010

17 de mayo de 2010: Mansos y encastados

Novillos de Joaquín Moreno de Silva, encaste Saltillo.
Terna:
  • Paco Chaves: Estocada que hace guardia. Aviso. Aviso. Estocada trasera y caída. Aviso. El novillo al corral. Bronca. Estocada caída y estocada casi entra. Silencio
  • Miguel Hidalgo: Estocada en los bajos. Silencio. El novillo aplaudido en el arrastre. 3 aviso y el novillo la corral. Bronca.
  • Antonio Rosales: Estocada habilidosa y baja. Silencio. Estocada trasera. Silencio.

Preside la corrida D. Manuel Muñoz Infante.

Mal comienzo tuvo la novillada para los coletas que lo único que tuvieron a su favor fue la honradez de anunciarse con ella, virtud que fueron perdiendo según se desarrollaba la corrida. Los aficionados ni quitaron ni pusieron nada, sólo se limitaron a observar el bochornoso espectáculo que los profesionales hoy ofrecieron.

Hay que tener caradura para salir vestido de luces y mostrar la poca afición que mostraron ayer, y lo que es más importante, una falta de respeto hacia los espectadores que pagan, de los cuales habría que eximir a los novilleros comenzando por el presidente, que permitió que el primer novillo de la tarde quedase crudo en el caballo, dejando a un pobre novillero al descubierto, el cual tuvo la osadía de parear. Cualquier neófito en esta materia pudo comprobar que ese novillo le iba a plantear serios problemas al matador. Así fue, en banderillas el animal se le venía de largo y con mucho tranco, pero Paco Chaves pudo salir airoso del trance. En la faena de muleta estuvo muy por debajo de las condiciones del astado, y recreándose en la ignorancia fue dilatando la faena hasta perder los papeles. La consecuencia fue que recibió los tres avisos, y al pobre animal tuvieron que apuntillarlo en la plaza.

En su segundo, lo recibió a “Portagayola”, perdiendo el capote, y después de muchas dudas del torero al recibirlo con la franela, el animal se encontró con un montado sin afición y sin ningún respeto a la fiesta, de nombre Israel de Pedro, que con dos varas traseras a propósito, dejó al pobre novillo para cualquier cosa menos para la lidia. ¡DE VERGÜENZA!

Ya en el primer novillo se pudo observar la poca profesionalidad de los toreros de plata, por llamarlos de alguna forma. El astado, dueño de la situación y sin que nadie tuviera la mínima intención de pararlo de salida, se marchó libremente al picador de reserva, y el torero de plata que tapaba puerta, Domingo Navarro, hizo el correspondiente quite, y el animal le apretó poniéndolo en aprietos, pues nadie de los allí presentes le hizo el quite. ¡DE VERGUENZA!

Lo que vino después no hay palabras para poderlo describir con un mínimo de sentimiento, similar al que sintieron los aficionados presentes. Creo que ha sido una de las tardes en que el público en general y los aficionados estaban de acuerdo. No hay actualmente en el escalafón toreros que puedan enfrentarse a este tipo de ganado con garantías de salir de la plaza por su propio pie. Si estos lo consiguieron fue porque pusieron pies en polvorosa a cualquier atisbo de peligro que divisaban, tirando los capotes y las muletas, sin el mayor reparo ante cualquier acometividad de la fiera. ¡DE VERGÜENZA! Después exigirían el cobro de sus emolumentos. ¿?

Miguel de Hidalgo, en su primero, un novillo aplaudido de salida, estuvo aseado cuando lo recibió de capote, pero el picador, sin vergüenza torera, lo masacró en varas, picándolo trasero y sin rectificar. ¡QUE VERGUENZA! Nadie mueve ficha para cambiar la actitud de estos matarifes que vara a vara se van cargando la fiesta. Con la muleta estuvo muy por debajo del novillo, pero aún así mostró detalles, sobre todo en algunos pases de pecho abrochando las series vulgares, de redondos y naturales. Fue lo mejor de la tarde.

En su segundo y ante lo mostrado por el torero, mucho me temo que se planteará un cambio de profesión. Ante un novillo complicado que no quería tablas, que le costaba tragarse los pases, nadie fue capaz de echarle el capote abajo y aguantarle las embestidas. Todo el que se ponía delante perdía el capote. ¡DE VERGÜENZA! Para colocarlo en suerte en el caballo les costó un triunfo a la cuadrilla y en el tercio de banderillas los peones montaron el correspondiente sainete. Qué mala debe ser la casta, aderezada de mansedumbre, sobre todo para los que se visten de luces como los de ayer. El torero, con el novillo refugiado en tablas, no sabía cómo meterle mano y fueron tales sus desconocimientos, que al final escuchó los tres avisos, y éste sí tuvo que sufrir la vergüenza de que los mansos se llevaran el novillo al corral.

Antonio rosales tampoco estuvo a la altura que requería un encierro de este tipo. Ya desde comienzos de faena mostró una jindama impropia de un torero que se viste de luces. Tampoco su cuadrilla mostró en ningún momento ninguna profesionalidad para mostrar al torero muestras de apoyo. Al contrario, el picador se ensañó con el pobre novillo y después los banderilleros mostraron una inoperancia y un temor impropio de un profesional que vive de esto. Para más desconocimiento llegó a brindar la faena. ¿Qué faena brinda este muchacho? se preguntaban algunos aficionados cercanos, si después no muestra ningún interés en hacer las cosas medianamente aseadas. Trapazos por aquí y por allá sacó a relucir del fondo de su sentimiento torero.

En su segundo lo único que mostró fueron rasgos de incompetencia profesional. Después de darle dos capotazos al novillo, suelta el capote y se refugia en el burladero. El novillo dueño de la situación no encontraba capotes que lo sujetaran. Hubo un momento que toda la cuadrilla estaba en el burladero y el novillo solo en la plaza.

Con los sacrificios que tienen que hacer muchos espectadores y aficionados para asistir a la plaza y después estos profesionales de pacotilla muestran su incompetencia tarde tras tarde y con mayor motivo con ganado con casta. Muchos aficionados no se creían lo que estaban viendo, porque ellos tampoco pensaban que aún existiera en el campo bravo ganado de este tipo, que llenara de casta aunque fuera manso el albero venteño. Es lógico después de ver tanta vulgaridad ganadera y torera con toros cadavéricos. Esto es la emoción, lo demás es cuento.

©Pepeíllo

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