sábado, 29 de mayo de 2010

28 de mayo de 2010: Volvió la casta

Toros de Palha. Encaste: Pinto Barreiros-Baltasar Ibán.
Terna:
  • Jesús Millán: Silencio y silencio.
  • Fernando Robleño: Pitos y oreja con protestas.
  • Francisco Javier Corpas: Bronca y silencio.
Preside la corrida: D Trinidad López Pastor.

Volvieron los “Palhas” a Las Ventas y con ellos la casta y los toreros modestos. Está visto que estos taurinos miran para otro lado cuando oyen hablar de estas ganaderías, dando la impresión de que sólo existen para los mismos toreros, los más olvidados por los taurinos, y cuando las figuras y sus mentores oyen hablar de ellos miran para otro lado. De los cuatro toros que se lidiaron, ya que echaron para atrás a dos en el reconocimiento y sería para no tener que devolver las entradas a todo aquél que lo solicitara, tres fueron aplaudidos en el arrastre. Casi consigue el pleno el ganadero, pero los toreros, no.

Sólo Fernando Robleño consiguió desorejar al quinto de la tarde, un remiendo de El Torreón al que no llegó a acoplarse en la muleta, faltándole mando y ahogándole la embestida. Al final, y después del arrimón y el público harto de medianías, le premió con una oreja que el “Presi” la concedió sin petición mayoritaria, eso sí, con una estocada atravesada. Esta oreja hay que unirla a las ya concedidas en esta feria de “apéndices sin peso”.

Anteriormente se habían producido cosas muy interesantes, porque cuando hay toro éste se encarga de poner las cosas en su sitio, y aunque al aficionado le duela que siempre tengan que ser los mismos toreros los que carguen con la responsabilidad de este tipo de corridas, si se hubiera producido alguna cogida grave, pues los taurinos ya tendrían al culpable de turno: ”los aficionados exigentes”. La historia se repite. Afortunadamente para todos ayer no hubo nada que lamentar y los tres toreros salieron de la plaza por su propio pie.

Francisco Javier Corpas venía con la vitola de torear “una sola corrida el año pasado” y aunque salvó el expediente con dignidad le faltó oficio para estar a la altura que requerirían sus dos encastados enemigos, así que, con este bagaje, solo consiguió en su primero trapazos con el agravante de echar mano de las ventajas que ofrece hoy el taurinísimo actual, es decir, se hartó de meter el pico, de dar pases fuera de cacho y de no ligar ni una serie a un gran toro de puerta grande. Pero su cuadrilla tampoco estuvo a la altura torera que requerían sus enemigos y como el miedo es libre, y también la poca profesionalidad, no nos extrañaría que hoy, y después de meditar sobre su actuación de ayer en el tercio de banderillas del tercer toro, se plantearan cortarse la coleta. La afición se lo agradecería. En su segundo, y ante otro remiendo de El Torreón, lo recibió con unas verónica perdiéndole pasos y claro, estos toros con casta hay que ganarles la partida desde el principio, porque si no aprenden lo que no deben y se hacen dueños de la situación. El toro, para más desgracia del matador, se quedó algo crudo en varas y si esto fuera poco, se equivocó en la elección de los terrenos, y las complicaciones que el toro tenía no pudo solventarlas. Eso sí, ganas de agradar no le faltaron al torero.

A Jesús Millán se le vio también con poco oficio y en su primero se encontró con un enemigo que le desbordó desde que lo recibió de capote. Con la muleta comenzó la faena de hinojos y claro, eso en Madrid no se valora. Se pueden hacer muchas filigranas con el toro, pero después hay que torear y no tratar de engañar al aficionado. En el encastado cuarto, en la plaza se vivió la emoción que impone el toro de lidia y los toreros que se juegan la vida. Tanto Carlos Casanova como Jesús Arruga estuvieron sensacionales en el tercio de banderillas. Al torero hay que recordarle que a Madrid se viene a jugársela si no, que se meta a pastor en Pamplona.

©Pepeíllo

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