jueves, 12 de mayo de 2011

11 de Mayo de 2011: Lamentable

Toros de: Vellocino. Encaste: Juan Pedro Domecq, línea María Antonia Fonseca
Terna:
  • Uceda Leal: Silencio y silencio tras aviso.
  • Miguel Abellán: Silencio y silencio benevolente.
  • Daniel Luque: Silencio tras aviso y aplausos del público orejero.
Preside la corrida D. Trinidad López-Pastor Expósito.

Los toreros se han acomodado en la vulgaridad, se han puesto todos de acuerdo y no hay quien los mueva de ahí. Ni el público aficionado que paga y exige puede con ellos mientras estos tengan en contra a los taurinos que gobiernan este negocio y al público orejero, que también paga su entrada y puede manifestar su parecer aunque le haga tanto daño a la fiesta como los anteriores. No hay nada que hacer, la competencia en el ruedo se ha terminado, los jóvenes aficionados que vienen detrás ni la conocen y esto es muy grave. Conocen a los toreros funcionarios, esos que traen ya las faenas preparadas sin preocuparse del tipo de toro que saldrá en su lote, ya que alguien les ha preparado el camino para que así sea. Los toros que les tocan en suerte se tienen que dejar pegar cien muletazos, metiendo el pico, fuera de cacho y demás ventajas, si no, no valen para estos toreros. Qué ocurre con los que no son figuras y los anuncian en los carteles de relleno, pues que tratan de imitarlos, porque no saben hacer otra cosa, y cuando les sale algún toro que les pide el carnet de torero y no se lo enseñan, el aficionado siente vergüenza ajena de ver que tienen en sus manos el triunfo y lo dejan escapar, unas veces por inoperancia y otras porque tienen otro concepto del toreo, ya que tratan de mirarse en el espejo de las figuras que les preceden.

Eso fue lo que pasó ayer en Las Ventas, que los toreros se fueron con las manos vacías y los aficionados con una sensación de impotencia ya que el bagaje fue corto ante una corrida con mucha cara, y aunque blandeó en exceso hubo toros que se fueron con las orejas puestas al desolladero. Los tres coletas tuvieron en sus muletas la ocasión de triunfar, pero lamentablemente solo quedó en el recuerdo de los aficionados unos muletazos sueltos de Uceda Leal al primero, un inválido que no podía someterlo, ya que si lo hacía rodaba por el suelo, una tanda de derechazos de Rubén Pinar al sexto, antes de aflorar la vulgaridad en su muleta, dos pares de banderillas de El Chano, al que el público obligó a desmonterarse, un puyazo en el morrillo de Agustín Moreno al tercero y un par de banderillas de Manuel Montoya al sexto.

Todo lo demás fue desconocimiento de la lidia y desidia por parte de los que se visten de luces. Miguel Abellán tuvo la oportunidad en su muleta en el tercero, pero en lugar de torear llenó el albero de toreo ventajista, eso sí, al final de la faena intentó calentar el ambiente, y casi lo consigue, con unos adornos ante un toro que se estaría preguntando, “para esto me traen a Madrid” ¡Si los toros pudieran elegir los toreros…!.

Otro de los problemas que presenta el torero moderno es que a los toros de salida no los para nadie, ni el matador ni la cuadrilla, y como consecuencia campan a su antojo por el ruedo. El primero de Uceda Leal intentó ir al caballo que tapaba puerta tres veces y al final lo consiguió sin que nadie de la cuadrilla supiera/quisiera pararlo. Lo mismo le ocurrió a Miguel Abellán en el quinto, donde el toro estuvo yendo de un picador a otro ante la desidia de su matador. Lo dicho, de verdadera pena.

Rubén Pinar mostró falta de oficio ante el tercero de la tarde y no supo solventar la papeleta que el toro le presentó, y cuando le puso los pitones en el corbatín el torero se arrugó y el toro también. ¡Lamentable!

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