sábado, 26 de mayo de 2012

25 de mayo de 2012: La casta la dejan para las novilladas


Novillos 4 de: Fuente Ymbro y 2 de Navalrosal, lidiados en 4º y 5º lugar.

Terna:

  • Sergio Flores: Estocada contraria y tendida. Se marcha a toriles y allí se echa. Saludos desde el tercio. Estocada tendía y trasera y 4 descabellos, se echa el toro.
  • Javier Jiménez: Estocada hasta la cruz perdiendo la muleta y dos descabellos tras aviso. Saludos desde el tercio. 3 pinchazos, aviso. Se echa el toro. Silencio
  • Fernando Adrian. Estocada baja y tendida. Descabello. Silencio. Estocada desprendida. Silencio
Suerte de varas:

  • Primero: Hurón: Acude suelto al caballo, mansea y sale suelto y se marcha al reserva, ya que nadie lo para. El picador de reserva marca sólo.
  • Segundo: Sabueso: Pica muy trasero, le tapa la salida y el novillo al no encontrar la salida se deja pegar, y pierde las manos. En la segunda vara vuelve el indocumentado picador a picar trasero, dejando al animal para el arrastre.
  • Tercero: Tamboril: Pica trasero en la primera entrada al caballo. El novillo no se entrega en la pelea. En la segunda entrada marca solo.
  • Cuarto: Rabicano. Se va suelto al caballo, y marca el castigo solamente. En la segunda vara pica trasero y baja. Como siempre, claro.
  • Quinto: Santero: Mansea. Que mal pica el bandido del picador. Lo llevan a terrenos de sombra. En la segunda vara, el picador marca solo.
  • Sexto: Telonero: Le paga en la primera vara pero el novillo no se entrega. Se marcha al reserva y en querencias y le tapa la salida y allí el novillo se deja pegar. Otra opción no tenía.
Incidencias:
Tarde de temperatura apacible, excepto en el primer toro que apretó el calor. Después unas nubes bondadosas hicieron más llevadero el festejo a los espectadores de sol. La novillada tuvo que ser remendada con dos novillos de Navalrosal. En el sexto se desmonteró el torero de plata Raúl Adrada al parear espléndidamente a su enemigo.

Presidente:
Envió a los corrales al cuarto de la tarde al romperse una mano en un lance durante la lidia. En su lugar salió un sobrero de Juan Antonio Ruiz Espartaco.

Tuvo que celebrarse una novillada para que la casta, buena o mala, apareciera de nuevo en el albero del coso venteño, y con ella volviera la emoción a los tendidos. Lo que ocurre es que ayer muchos de los asistentes a las corridas “Guapas”, los isidros y muchos aficionados triunfalistas de pañuelo fácil, se tomaron el día libre, para que se iban a molestar, ellos cuidan la fiesta a su manera, y su manera es encumbrar a las figuras cuando estas llenas de vulgaridad los ruedos. Y si no asisten a estos festejos menores nunca podrán valorar a estos chavales, que por mal que lo hagan han tenido la honradez de vestirse de luces con ganado encastado, y poner en peligro su vida intentando abrirse camino en esta profesión, donde solo algunos tienen el privilegio de imponer sus condiciones en las plazas y permitir que de chiqueros salga ganado cadavérico, para que ellos después se rompan las manos aplaudiendo su faenas ventajistas

En estos festejos donde suelen participar toreros modestos, y sus apoderados, salvo excepciones, no tienen la fuerza necesaria para imponer condiciones respecto al ganado a lidiar ni elegir compañeros de cartel, y entonces los taurinos, veedores y todo el grupo de manipuladores que rodean a la fiesta no toman cartas en el asunto, y es cuando suelen salir por chiqueros animales con casta que suelen pedir el carnet de torero a los que se ponen delante de ellos, como le ocurrió a Fernando Adrian en el tercero de la tarde y a Javier Jiménez en el quinto, novillos que no regalaron nada. Si los novilleros querían triunfar debían ganárselo a pulso. Pero eso ocurre en las novilladas, cuando aparecen las figuras por la calle de Alcalá vienen muy relajadas porque saben que sus taurinos velan por su seguridad y han cuidado con esmero lo que hay en toriles.

El tercero de la tarde fue un novillo avisado que manseó durante toda la lidia, y que cuando llegó a la muleta lo primero que hizo fue arrollar a Fernando Adrián sin consecuencias en el primer envite, tirando unos derrotes que helaban la sangre de los aficionados. El burel necesitó una muleta que lo hubiera lidiado, pero eso fue para el torero una lección a la que no asistió en la escuela y nadie se ha preocupado de enseñarle. El intentó hacer lo que hacen las figuras del escalafón, que no es ni más ni menos que ponerse bonito en la cara del toro. En el sexto no se acopló a su enemigo y en cuanto lo sometía doblaba las rodillas. Por su parte, Jaime Jiménez, en el quinto toreo sin cruzarse, por este motivo no provocaba la embestida de su enemigo, cortando las series al segundo muletazo abrochándolas con el pase de pecho aprovechando el viaje del toro y perdiéndole pasos. Sólo le recetó dos derechazos bajándole la mano para someterlo. Su faena estuvo llena de vulgaridad.

Sin embargo hubo otros novillos que pusieron en bandeja el triunfo a sus matadores, como ocurrió con los dos primeros, uno llevaba un cortijo en cada pitón y el segundo un chalet en el pitón derecho, pero los novilleros no entendieron el mensaje. Sergio Flores, en el primero, se dedicó a perder la muleta casi en cada embroque, y solo consiguió una serie de tres naturales sometiendo a su enemigo bajándole la mano. Poca recompensa ofreció el torero al público para qué este le obsequiara con el premio que puso a su alcance el burel. Fue una pena que el novillo se fuera al desolladero con las orejas puestas. En su segundo, cuarto de la tarde, se dejó torear, pero el torero mejicano estuvo ventajista y no consiguió meter en ningún muletazo los dos cuernos de su enemigo en la franela. Javier Jiménez, en el segundo, tampoco estuvo a la altura de su enemigo. Sacó a relucir lo que le han enseñado las modernas figuras, que no es ni más ni menos, lo que estamos viendo cada vez que se visten de luces: torear al hilo del pitón perderle pasos al toro, no ligar y meter el pico hasta la saciedad. También lo intentó el chaval al natural pero el novillo le enganchaba la muleta en cada pase, y en un descuido del torero se quedó al descubierto y su enemigo lo arrolló sin consecuencias. El novillo terminó defendiéndose y el coleta para tratar de animar a la concurrencia decidió adornar la inexistente faena con una manoletinas, tan recurridas en los últimos tiempos.

©Pepeíllo

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