miércoles, 6 de junio de 2012

5 de Junio 2012: Puerta Grande


FERIA DE LA CULTURA

Corrida de toros. En la 1ª de feria se han lidiado toros de Valdefresno, encaste, Atanasio.
Terna:
  • Curro Díaz: De blanco y oro. Pinchazo sin soltar y bajonazo descarado. División de opiniones. Estocada desprendida y atravesada. Silencio.
  • César Jiménez: De blanco y oro. Pinchazo saliéndose de la suerte, bajonazo y descabello. Silencio. Pinchazo hondo, tendido y atravesado. 
  • David Mora: De verde esmeralda y oro. Estocada trasera y arriba. Oreja. Estocada baja y trasera tirándose encina del toro. Aviso. Oreja protestada Sale por La Puerta Grande.
Presidente: D. Julio Martínez Moreno. No debió conceder la segunda oreja ya que no hubo petición mayoritaria, y además permitía salir al torero por La Puerta Grande, sin haber méritos suficientes para ello.

Suerte de varas: No hubo nada destacable en esta suerte, salvo que los picadores cumplieron con la misión que suele ser habitual: picar trasero, tapar la salida a los toros. Salvó David Mora en su primero, que puso al toro en suerte con graciosos toques de torería, en los demás no existió. Se limitaron a capotearlos con poca fortuna y los piqueros a salir del trance, destacando en el primero Curro Díaz que no se entendió con su picador y mientras el ponía al toro en suerte el piquero cambiaba de terrenos al caballo. Ningún toro destacó en el caballo, algunos se dejaron pegar, como el primero y el tercero. Otros mansearon, y al primero le zurraron la badana sin medida. Algo buscan estos profesionales del caballo. ¿Será que desaparezca esta suerte? No creo que tarden mucho en conseguirlo. La duda es: ¿Seguirán cobrando?

Cuadrillas y otros: El primero de la tarde arrolló al torero de plata, Manolo Montoliú, pero el torero no se arrugó e intentó colocar dos pares, dejándose ver, pero la suerte no lo acompaño. Los toreros siguen en la línea de no parar a los toros de salida, se desconocen las causas, si es por desconocimiento o porque nadie le da importancia a este hecho


Ayer David Mora abrió La Puerta Grande, y a criterio de muchos aficionados, injustamente. Como consecuencia volvió a aparecer el dilema existente entre los aficionados y los taurinos sobre la normativa de obtener dicho privilegio cortando una oreja de cada toro. El aficionado defiende que debería cambiarse, poniendo como condición, que se corten dos orejas en un toro, pero al taurinismo reinante no le interesa esta propuesta ya que sería desmontar una de las muchas maneras de triunfar de sus toreros, de una forma fácil y sin casi esfuerzo, que unido a que la afición ya no es lo que era, si el público orejero tampoco lo es, pues lo tienen muy fácil. Encima cuentan con el consentimiento de la autoridad. Los intereses son opuestos, los aficionados defienden que nadie intente aprovecharse de la fiesta con la vulgaridad por delante, pero los taurinos, que son los que mandan, defienden lo contrario. Ellos tienen acceso directo con los políticos y autoridades, y el aficionado, no. Ellos pueden manejar los hilos de este entramado taurino a su antojo y semejanza, el aficionado, no El aficionado solo tiene derecho a protestar después de haber pagado la entrada a la plaza, los taurinos solo tienen que convencer a las autoridades regalándoles pases en el callejón. Así, poco a poco, están convirtiendo esta plaza, la que defienden cuando les interesa, como la mejor del mundo, en una de las muchas en que sus toreros cortan las orejas sin prácticamente torear, solo se limitan a convencer a los nuevos aficionados de sol, que son los que defienden el toreo vulgar con el medio toro y encima sin casta, borrego y seleccionado para que no haya sorpresas de última hora.

De todo lo expuesto, ayer se benefició David Mora, respetado por los aficionados de Madrid, aunque este año diste mucho de ser el torero de la temporada anterior, donde se colocaba en su sitio y toreaba, llenando de ilusión los tendidos de esta plaza, a la vez que diferenciaba, al torero del pegapases. Ayer vino lleno de voluntad, y eso no sobra, pero, salir por La Puerta Grande, por el regalo que el público orejero tuvo a bien ofrecer al torero en el sexto toro, en connivencia con el presidente ya que no se produjo mayoría en la petición, es un hecho que va en detrimento de la fiesta. El toro fue un manso de libro, que lo tuvo paseando por todo el albero, pase aquí, pase allí. El torero demostró una total disposición a hacer las cosas bien, pero, nada más. Una vuelta al ruedo hubiera sido suficiente, pero este público generoso tiene que justificar su asistencia a la fiesta regalando trofeos sin caer en la cuenta de que son los principales avalistas de esos taurinos que se mueven en la sombra, y a veces ni eso, que tratan de cualquier manera de llevar a esta fiesta al borde del precipicio. Allá ellos.

El único torero que sacó de su muleta el toreo, fue Curro Díaz en su primero, donde ofreció a los espectadores unas series de redondos bajando la mano y rematando en la cadera sin descomponer la figura, eso sí, aliviándose al no cargar la suerte. Al echarse la muleta a la izquierda el toro le protestó por ese pitón por el cual tenía muy poco recorrido. Sin embargo el cuarto de la tarde no le dio esa oportunidad por ninguno de los dos pitones. Fue un animal sin acometividad, posiblemente motivado por la mala lidia que su cuadrilla ofreció al burel que para eso le pagan ¿O no?

César Jiménez pasó inadvertido si no hubiera sido por las protestas que los aficionados le dedicaron al intentar hacer ese toreo vulgar y sin fundamento que llevan sembrando las figuras por todas las plazas de España. Si nos damos cuenta está todo ligado. Los toreros cuando actúan por esas plazas sacan a relucir las ventajas que les han enseñado y ellos han impuesto como norma en su toreo, con el que triunfan ya que nadie le exige otra cosa, Como consecuencia, César Jiménez intentó hacer lo mismo, lo que ocurre es que hay toreros que nacen con estrellas y otros, ya se sabe...

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